Cody Rhodes vs. John Cena: Fuera máscaras
¿Cuál es el límite para la mala lucha libre? Me hago esa pregunta, mientras miro la pantalla, y me rio de manera descontrolada. Tal reacción solo me la puede dar el que considero uno de los peores finales para un evento de lucha libre que vi en vivo, desde que me metí de lleno en este deporte hace 11 años. No puedo asegurar con certeza que es el peor final de la historia para un evento, o para un WrestleMania, pero en ese momento, no pienso en otro final de alguna otra edición, sino que me mantengo lejos de todo lo que representa. Lo que tiene Cody Rhodes vs. John Cena para mí, es que es la muestra de todo lo que no tengo que ver, consumir, entender, y ni siquiera intentar discutir. Me da gracia la imagen de Cena ganando su decimoséptimo campeonato, mientras Cody está en el suelo tirado. No porque
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Cody, para mí, fue un técnico muy cuestionable en términos de presentación. Al ser la lucha un deporte muy progresivo desde el comienzo de su historia, siendo el entretenimiento y el ocio de los trabajadores y con lo que se sentían representados, la figura de Cody se veía como una contradicción. El padre del excampeón era nada más ni nada menos que Dusty Rhodes, quizás el epítome de lo que era el luchador para el “common man” estadounidense. Dusty tenía una panza grande, no se veía como el atleta del día, pero era duro cuando tenía que serlo. Se divertía, bailaba, gozaba con el cariño del pueblo, pero siempre luchaba en contra de los rudos más rudos, que se vestían con los mismos trajes de marca
► ¿Un tipo rubio, alto, y blanco que se veía más como Homelander que como su propio padre, abrazando a la empresa de lucha libre más maligna y corrupta posible?
Era la definición de un rudo, pero en la WWE de TKO, por alguna razón, no lo era. Y es eso lo que me trae a mi siguiente punto. Cody era más que el mayor técnico de la compañía, sino un representante directo de la visión de TKO, donde ellos eran los multimillonarios “buenos” porque habían sacado a patadas al tipo malo (que para nada tenía conexiones con nadie trabajando en la empresa actualmente, como Paul Levesque) y habían hecho a WWE grande de nuevo. Cody, para mí, era la personificación de
TKO hablaba a través del caparazón de su Campeón Mundial, Cody, y eran perdonados de todos los pecados cometidos dentro y fuera del kayfabe por lo que habían hecho con la WWE que se veía semanalmente. Cuando estábamos en la temporada de WrestleMania 40, y quería preguntar por la demanda de Janel Grant, me callaban múltiples voces afirmando que ese reclamo no tenía nada que ver con el producto, y que no representaba el movimiento #WeWantCody que estaba en la cresta de la ola. Cuando pregunte por qué Levesque estaba junto a Donald Trump,
Pero lo que es poético acerca de esta lucha, de este evento y de esta compañía, casi en un sentido trágico, es que terminamos hablando de política de todos modos, porque así lo quería WWE.
Recuerdo cuando Elon Musk hizo su infame discurso en donde soltó un “Sieg Heil” para celebrar la victoria de Trump en las elecciones. En redes sociales, la gente no podía creer lo descarado de Musk haciendo tal gesto sin castigo alguno, con total impunidad. Algunas personas se indignaron, pero otras no lo hicieron porque sabían exactamente de quienes estábamos hablando. En el medio del sonido tan abrumador de las redes sociales, una frase llego a mis oídos y se quedó en mi cabeza durante mucho tiempo.
► «¡Fuera máscaras!”
Esa frase, se refería a algo muy simple. La
No fue solo Roman Reigns declarando que Trump era un gran líder,
¿Entonces, que tiene que ver todo esto con la lucha libre, o el Main Event de WrestleMania 41?
Como declare, vi a Cody como la manera de TKO de ganarse al fan de la lucha. Haciéndoles sentir parte de una comunidad, un movimiento, o una nueva era. Este fue el mensaje del primer capítulo de RAW en Netflix. TKO era vista
Los fans todavía eran víctimas de una forma de rechazo universal de la gente normal, y TKO, como el diablo que pocos pudieron ver, se aprovechó de esa condición para hacerle creer a la gente que los billonarios eran los tipos buenos, porque el mejor tipo que conocían, Cody, estaba siempre de su lado. TKO alimento a los fans con un producto que se estaba poniendo más podrido, historias que no llegaban a nada, situaciones que hacía falta discutir (como el estado de la división femenil) y obvias prácticas corporativas inmorales que pasaban por debajo de la alfombra. Los fans no querían hablar de todo eso, porque WWE era cool de nuevo, y porque ya no tenían miedo de ser quienes eran.
► Estaban viendo “cine” después de todo
Cine, que giraba para todos lados y nunca llegaba a una dirección concreta. Cine, que tenía incontables cambios en el momento del rodaje y una continuidad que dejaba mucho que desear. Situación irónica, teniendo en cuenta lo que iba a pasar en poco menos de un mes. Los fans fueron tontos, inocentes, y muy necios como para darse cuenta qué estaba sucediendo, y hasta la escritora tuvo discusiones con amigos que defendían de manera incondicional a la empresa que les daría la espalda, solo porque creían en quienes les habían dado una identidad, un falso sentido de superioridad por encima del “otro lado” y una burbuja en la que entraban y no salían. Los fans fueron lo suficientemente incrédulos para olvidar la única cosa que WWE les enseño en todas sus storylines. La regla universal de todas y cada una de las historias de Triple H, tanto en su actual régimen como en su etapa de NXT Black and Gold.
Cada buen técnico esconde un “lado oscuro”.
Cuando el campeón corporativo, Cody, fue derrotado por Cena en el evento principal de WrestleMania 41
Dejando en claro, que no importaba que el “tipo malo” se haya ido. El organismo a cargo de la mayor empresa de lucha libre a nivel global le demostró al fan que no le importaba a nadie, y que si pudiera, lo humillaría una y otra vez para alcanzar una pizca de la fama “mainstream” que tanto quieren y ansían. Pero lo más trágico de todo esto, es que no van a conseguir tal cosa, sin importar que hagan. Las redes sociales no son la vida real, y las interacciones compradas solo van a lograr que te encierres en una burbuja artificial que no representa la realidad, sino algo que piensas que es cierto. La realidad es que WrestleMania 41, independientemente de los números que genero en redes sociales, no llego al Top 10 Global de Netflix, después de solo 4 meses de estar en la plataforma.
Cuando te preguntes cuál es el límite para la mala lucha libre, no hables de lo económico, no hables de lo luchistico, ni siquiera hables de lo personal. Solamente mira este evento, y mira esta lucha.