Ecos de AEW All In: Texas | Juntos ante el peligro

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15-07-2025
Hora de analizar todo lo que dio de sí All In: Texas, el más reciente PPV de AEW, celebrado este pasado domingo en Arlington.

«El final es la película. Gánatelos al final y será un éxito. Puedes tener fallos y errores, pero déjalos boquiabiertos al final y tendrás un éxito».

Paralizado por el bloqueo creativo que le impide concluir su guion, Charlie Kauffman, protagonista de Adaption (2002), recibe tal consejo de parte de Robert McKee, uno de los teóricos del guion más famosos del mundo. Afortunadamente para AEW, parece que la compañía no tuvo tantos problemas con su mayor historia en seis años de existencia, como vimos el pasado sábado en All In: Texas, PPV cuyo final hizo de esta una cita memorable.

The Dallas Morning News

► El gran macguffin
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Hemos tenido que asistir al retiro de los rings a tiempo completo de Bryan Danielson, al impulso de veteranos que desdibujaban el espíritu primigenio de AEW y a varias defensas del título mundial varonil donde los Death Riders guardaban sospechosas similitudes con lo peor de la nWo y The Bloodline. Pero todo tomó sentido a partir de Dynasty 2025, cuando Swerve Strickland se involucró completamente en esta cruzada contra Jon Moxley y Cía en pro de AEW.

Luego vendría Double or Nothing 2025 y su épica travesía por el desierto, con una victoria del bando técnico en aquel combate «Anarchy in the Arena» que supuso un presagio de lo sucedido en Arlington. Decía Antón Chéjov que uno nunca debe poner un rifle cargado en el escenario si no va a jugar su papel, que estaba mal prometer algo y no cumplirlo. ¿Imaginan cuál sería el «feedback» hacia All In: Texas de hoy continuar Moxley como máximo monarca? La importancia de los finales se puso de manifiesto como nunca antes.

Y todo con un macguffin de por medio: el Campeonato Mundial AEW

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. Algunos puristas del recurso sostienen que la condición de un macguffin es el de resultar irrelevante para la audiencia pero relevante para los personajes, amén de servir como artefacto catalizador para la acción. Así ocurre, por ejemplo, en Pulp Fiction (1994) y ese misterioso maletín cuyo contenido nunca vemos. Y así ocurrió durante nueve meses con el Campeonato Mundial AEW, del que por momentos llegamos a dudar incluso si se encontraba en ese maletín custodiado estoicamente por Marina Shafir.

Sobra decirlo, AEW no pretendía desvirtuar el significado de su principal título, pero acabó convirtiéndolo en un gran macguffin. Porque lo que quiso contarnos el «main event» de All In: Texas fue más allá de campeonatos. Lo que quiso contarnos fue la redención de dos otrora enemigos, «Hangman» Page y Swerve Strickland, colaborando en pos de un bien mayor. Véase, metáfora de la redención de AEW, sacudiéndose esos fantasmas de discordia tan nocivos para la imagen de la empresa, contraprogramada y asediada en un fin de semana crucial. Cuando más lo necesitaba,

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AEW envió un mensaje de unidad ante el peligro que WWE supone para la salud de la industria.

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© All Elite Wrestling

En este sentido, All In: Texas se asemejó a All Out 2021, PPV más recordado por sus momentos (en concreto su epílogo, con la primera aparición de Bryan Danielson) que por la acción «in-ring», pues realmente, su único combate excelso fue aquel «Steel Cage» entre los Lucha Brothers y los Young Bucks. Y me parece curioso que ahora, el evento que marca una nueva era de candencia en AEW tampoco esté al nivel de otras funciones como, sin ir muy lejos, Double or Nothing 2025 o Revolution 2025.

Con ello, evidentemente, no quiero decir que All In: Texas anduviera escaso de buenas luchas. Hubo más que llevarse a la boca aparte del «main event��. Me quedo con los Young Bucks (infalibles en cualquier era), Swerve Strickland y Will Ospreay, quienes conjuntaron uno de los mejores choques de duplas del año, donde igualmente el resultado dejó un buen sabor de boca por suponer una victoria sobre la villanía, si bien la pérdida de sus puestos de vicepresidentes ejecutivos tal vez sólo implique para Matt y Nick Jackson una ausencia temporal de la programación.

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Y en menor medida, me quedo con Toni Storm vs. Mercedes Moné y Kenny Omega vs. Kazuchika Okada. Ya escribí en el previo de All In: Texas que ciertos resultados marcarían ciertos combates, pues AEW necesitaba presentar un «bookeo» sin reservas, tan ambicioso como el escenario elegido. Y esos dos, pese a la notable calidad entre las doce cuerdas, habrían incrementado considerablemente su valor de haber salido ganadores Moné y Omega.

En el primer caso, porque el momentum en torno al invicto individual de «The CEO» bajo los focos de AEW debió prolongarse y que una luchadora en ascenso hubiera tenido el honor de finiquitarlo tiempo después; por ejemplo, Athena, con tentativa titular entre manos gracias al Casino Gauntlet. En el segundo caso porque un triunfo de Omega, veterano ya en la recta final de su carrera, casaba con la narrativa interna de All In: Texas, que se habría unido a los de Swerve Strickland, Will Ospreay y «Hangman» Page. E incluso al de Dustin Rhodes, sobre el que no quiero correr un tupido velo.

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Entiendo la decisión. AEW quiso ofrecer un «fan service» al público texano tras el mal cuerpo que dejó el anuncio de Adam Cole, y de paso, premió así la trayectoria de Rhodes, quien no conseguía tocar metal de tanta notoriedad desde su última ostentación del Campeonato Intercontinental WWF (bajo el personaje de Goldust), hace más de un cuarto de siglo. El problema es que ni siquiera los fans texanos supieron cómo reaccionar, generándose un silencio incómodo, imbuido de estupefacción, cuando «The Natural» consumó la cuenta de tres sobre Daniel Garcia para conquistar el Campenato TNT. Si bien Kyle Fletcher podría ganar dicho oro mañana mismo en Dynamite, el impacto ya no resultará tan grande. All In: Texas era su noche.

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© All Elite Wrestling

Por lo demás, All In: Texas acusó un «undercard» menos potente de lo que debía para que podamos considerarlo el mejor PPV en la historia de AEW. Aunque sus resultados, aquí sí, lucieron lógicos y propicios, la lucha de apertura, el Casino Gauntlet varonil y el baile a tres por parejas no pasaron de correctos. Especialmente los dos choques por equipos se antojaron meras excusas para los «angles» plasmados en sus postrimerías. Asimismo, no puedo decir que me entusiasme un enésimo regreso de Cope. Cual buen whisky, prefiero a Christian Cage solo.

Sólo rayó por encima de la media el Casino Gauntlet femenil, bastante mejor trabajado que el de hombres y con el plus de ver a Syuri debutar bajo los focos de AEW, quien reprodujo una versión reducida del duelo que sostuvo contra Alex Windsor el pasado mes en EVE. Como comenté, Athena pudo tener el honor de romper la racha de Mercedes Moné, pero ahora, ante Toni Storm o ante Moné (en caso de que esta busque revancha), una eventual coronación no luciría tan valiosa.

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© All Elite Wrestling

El arco narrativo iniciado en WrestleDream 2024 tuvo un sobresaliente cierre al amparo del Globe Life Field, estableciendo también nuevo panorama ajeno a la escena estelar. Y si bien el reseteo en estos puestos del cartel no fue completamente satisfactorio, los próximos episodios televisivos tal vez acaben de perfilarlo hasta consumarse en lo que resta de verano. He ahí el principal legado de All In: Texas: abrir un apasionante e ilusionante panorama; necesario, en especial, para el título que ahora porta de nuevo «Hangman» Page.

Finalmente, AEW disparó el rifle y el estampido ha resonado como si de una salva por la lucha libre se tratara.

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