Sobre los ascensos de NXT y el fracaso de WWE

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23-09-2018
Nadie quiere ascender al elenco principal. Así se tituló uno de los más recientes artículos de nuestro

Nadie quiere ascender al elenco principal. Así se tituló uno de los más recientes artículos de nuestro compañero Jon Duarte. Porque resulta que el talento de «desarrollo» prefiere quedarse donde está; pregúnteselo a Tommaso Ciampa, Johnny Gargano o Shayna Baszler. Y de esto quiero opinar un rato, sobre los ascensos de NXT y el fracaso de WWE.

NXT se rebela: Nadie quiere ascender al elenco principal

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NXT empezó como una competencia al estilo reality, con luchadores provenientes del entonces territorio de novatos de la compañía, FCW. Allí, donde no hacían eventos no televisados, y donde los televisados contaban como mucho con cien personas mirando. De ese pequeño lugar salieron John Cena, Brock Lesnar, Batista, Randy Orton, Kofi Kingston, etc.

Muchos alardean hasta el día de hoy de cómo esa camada fue de lo mejor que salió de un sistema de desarrollo. Y ojo, muy posiblemente tengan razón. Pero casi dos décadas después, NXT se ha convertido en mucho más que una buena camada: en la mejor marca de toda la WWE, ni más ni menos.

Pese a ser eternamente ninguneada por «las ligas mayores» y calificada como «menos que», los de amarillo demostraron por la mayor parte de su existencia una casi perfecta combinación de entretenimiento, estructura, grandes historias (con sentido) y una lucha libre de primer nivel.

Ricochet vs. Pete Dunne, en el más reciente episodio de NXT.

La relación NXT-WWE no es buena. Desconectan. Y es debido a un choque de dos administraciones totalmente diferentes, de

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dos visiones distintas a más no poder; lo nuevo (el futuro) versus lo mismo de siempre (el presente), la independencia versus las restricciones, los elegidos versus los talentosos.

Vince McMahon, si me lo preguntan a mí (o muchas otras personas), hace rato que perdió el toque. O bien escondido lo tiene, quizá en unas extensas vacaciones en las Bahamas o el Caribe. Porque en algún momento supo traer cosas nuevas a la mesa. Porque McMahon es la lucha libre. O era.

Basta echar un vistazo al actual elenco y darse cuenta de que el 80% de él consiste en talentos salidos de «la cantera». Un gran porcentaje de ellos, enterrado varios metros bajo tierra, obra del líder de esa visión opuesta; cuando antes hacía maravillas para otro público. Sí, ya sé. No todos son material para Raw o SmackDown. Y lo comparto.

Vince McMahon, ¡da un paso al costado!

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Como ya lo dije en otra oportunidad, es el Sr. McMahon y por eso muchos de sus errores tienden a ser fácilmente disculpados —»es un genio, un visionario, ¿cómo vas a poner en duda su capacidad?»—. Yo, y apuesto a que más de la mitad de los seguidores acérrimos, cree que el producto que tiende a ofrecer en la actualidad es simplemente nefasto creativamente.

Sucede que hay una parte nuestra, adormecida por años ante la escasez de competencia, que despertó cuando empresas externas empezaron a crecer a pasos agigantados. La lucha libre independiente y New Japan Pro Wrestling son responsables de dicha resurrección. Y no nos olvidemos: también NXT. El buen producto deja en evidencia al mal producto, pero éste último es demasiado grande, demasiado mainstream para ser derrocado.

WWE es demasiado, demasiado exitosa para hacer lo que le plazca, así que hace mucho tiempo que no es un show para satisfacer a los fans, es en verdad un show para satisfacer las creencias de McMahon. Poco importa sepultar a fulano cuando los millones van a seguir llegando pase lo que pase. Esa comodidad es la que lo destruyó: hacer lo que se quiera, sin consecuencias.

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Stephanie se mete en problemas al hablar del éxito de WWE

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Pero volvamos a la situación de los gladiadores que no tienen lo necesario para estar en WWE, lo cual no es algo negativo ni mucho menos. Por empezar, si no cumples con los requisitos de tamaño/físico, despídete de cualquier posibilidad de llegar a la cima. Sea como fuese, NXT apunta a otro público.

Vince fue verdugo del éxito de varias potenciales estrellas sin razón, fuese por falta de paciencia o simplemente porque así lo veía, pero también, algunas de ellas se enterraron solas. Repito, no todos tienen lo necesario. Y para esos casos específicos, NXT debe ser la única opción.

Algo debe cambiar. Triple H ya dijo en más de una ocasión que ve a los suyos como una tercera marca
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, no como un sistema de desarrollo. Es hora de que así sea. No por dar buenos resultados allí, todos deben teñirse de rojo o azul. Los «descensos» no deben ser necesarios cuando se pueden evitar los «ascensos».

Gargano y Ciampa en NXT TakeOver: Chicago II (17/06/2018) – WWE

Seamos francos, por demasiado buenos que sean Ciampa y Garganos —quienes, dicho sea de paso, protagonizan la mejor historia de los últimos años en toda la empresa—, tendrán un límite hasta donde podrán llegar. Gargano con suerte podrá estar en el cartel medio. Lo mismo para el «Blackheart». Pero ahí está la bronca, en que son demasiado especiales para ser uno más en el océano.

Seguiré sosteniendo que McMahon debe aprender mucho de Hunter. En lo que a mí me concierne, este último es mucho más en el panorama actual. No es una competencia, pero empieza a serlo cuando el declive del mandamás se hace cada vez más patente, mientras continúa renunciando a sus «principios» con tal de seguir contando billetes.

¿Qué les parecen los puntos expuestos? ¿Tienen sentido? ¿No lo tienen? ¿En qué difieren? Dejen sus opiniones en la caja de comentarios.

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