"Pro-wrestling", un arma de doble filo para WWE
Durante el episodio de esta semana de WWE Raw, unas palabras de Drew McIntyre dirigidas a Kevin Owens lucieron cual leitmotiv de la nueva era pos Vince McMahon.
«We’re wrestlers in a wrestling ring, so let’s wrestle».
Adjunto la versión original de la transcripción por ser ilustrativa. Véase que McIntyre emplea los términos «wrestlers», «wrestling» y «wrestle». Hasta el retiro de Mr. McMahon, vetados en WWE en favor de «sports entertainment» y derivados, un concepto que encapsula mejor el estilo del producto de la compañía.
Pero las novedades que Triple H ha insuflado a lo que podemos ver en Raw y SmackDown no se ciñen únicamente al lenguaje que emplean las Superestrellas. Si bien apenas han transcurrido tres semanas desde que tomara el control creativo,
En sus años al frente de NXT, «The Game» dejó claro que su canon de competidor ideal es distinto al de Mr. McMahon. O cuanto menos, no tan férreo. Y al frente del elenco principal, parece que HHH trasladará allí esa praxis.
► ¿Quién quiere unas nuevas «Monday Night Wars»?
La jubilación de Vince McMahon resulta irónica por varias vías potenciales. Una, y diría que la más quimérica, es la de que su adiós acabe propiciando el principio del fin de AEW.
Con Triple H de jefe creativo, se antoja lógico que nombres que compitieron en NXT y nunca pudieron triunfar en el elenco principal sientan curiosidad de comprobar qué tal les iría ahora que Mr. McMahon ya no tiene la última palabra tras bambalinas.
De darse una serie de regresos procedentes de AEW, sin embargo, estos no tendrían lugar pronto. Primero, porque muchos talentos están atados a la novel empresa por tres o cinco años
. Segundo, porque antes querrán atestiguar si el cambio de mando es legítimo y WWE se convierte en esa tierra de las oportunidades que tantos reclaman.Así, de producirse un giro hacia el «pro-wrestling» en WWE, ¿estaría realmente AEW ante amenaza de extinción?
Una considerable cantidad de regresos o traspasos haría mella en la capacidad estelar del producto de AEW. Aunque tendríamos que hablar de movimientos masivos como para tildarlos de desarme. Por otra parte, una reducción de elenco incluso beneficiaría en última instancia a la casa Élite, evitando conflictos contractuales y mejorando el desarrollo de estrellas al gozar estas de más tiempo de exposición.
La estrategia de HHH a largo plazo quizás incluya el desmantelamiento de AEW, empresa cuya meta pasa por que algún día Dynamite compita directamente contra Raw. Pero si a ese abrazo al «pro-wrestling» no le acompaña un buen manejo creativo y una completa renovación de la imagen del producto, es muy posible que HHH fracase en el intento de emular a su suegro durante las «Monday Night Wars».
Todos tenemos aún cercanas las «Wednesday Night Wars». NXT y AEW Dynamite pugnaban por un mismo tipo de fan, con productos similares adscritos al «pro-wrestling», y ya saben qué programa salió ganador. Warner sigue concediendo una libertad a Dynamite que se antoja a años luz de la que NBCUNiversal y FOX conceden a Raw y SmackDown, respectivamente. Y de embarcarse en una guerra de ratings, Warner abriría aún más la mano.
WWE, por constituir una corporación de gran alcance mediático, acusa las limitaciones de un gigante que necesita contentar a todo tipo de público. Como dijo Eric Bischoff tiempo atrás, de alguna manera es víctima de su propio éxito. Básicamente, si WWE decide jugarle a AEW en su mismo terreno, el «pro-wrestling», tendría las de perder bajo unas nuevas «Monday Night Wars».
Argumentos que fundamentan la previsión de que la «HHH Era» de WWE no dejará de lado el entretenimiento deportivo, modelo de negocio que le ha permitido internacionalizarse hasta límites insospechados y generar unos beneficios que cada año baten récords. Promotoras de «pro-wrestling» hay varias, pero de «sports entertainment» sólo hay una.
