Yo fui uno: la voz del futuro en carne herida
Entre ovaciones y sacrificios, la juventud paga un precio que la ambición no siempre ve venir… hasta que ya es tarde.
Kenny Omega reflexiona sobre el precio oculto de la lucha libre: cuerpos jóvenes que se desgastan demasiado pronto, persiguiendo una gloria que no perdona. »
The Best Bout Machine» conoce a la perfección lo que significa entregar todo lo que tienes a la lucha libre profesional. Casi pierde la vida. Por ello quiere lanzar una advertencia a las nuevas generaciones.

► La preocupación de Kenny Omega
“Casi se vuelve como perseguir al dragón, y no quieres llegar a un punto donde las cosas se vuelvan demasiado exigentes físicamente, demasiado peligrosas, o incluso autodestructivas. Porque ahora tienes a chicos jóvenes —y yo estuve ahí— que dicen: ‘Oye, yo puedo con este ritmo y aún subir la intensidad’. Te sientes así… hasta que ya no puedes.
“Mi preocupación es que vamos a tener a estos jóvenes con futuros increíblemente prometedores que están castigando sus cuerpos a una velocidad acelerada. Y cuando llegue el momento de depositar la confianza en uno de ellos —y con eso me refiero a ponerles el cinturón—, ¿estarán en condiciones físicas para sostenerlo a largo plazo de forma saludable?
“Ese es mi miedo. Yo ya veo las señales en mi caso. Sé a dónde me dirijo y el ritmo al que tengo que moverme y presentarme. Sé que no soy invencible. Ya pasé por lesiones y sustos de salud.”
“Sé que tengo que tener cuidado y elegir bien mis momentos. Pero no puedes decirle a un joven: ‘Esto te va a pasar con el tiempo. Créeme’.
Todos lo saben, porque yo también fui uno de ellos. ‘Habla por ti. Yo estoy bien’. Así es como funciona», expresa Omega en Wrestling Observer Radio.Anuncio
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