Big E describe sus días más oscuros: "Tenía pensamientos suicidas"
Cuando uno ve a una Superestrella WWE en televisión, rara vez se detiene a pensar en ellos como personas. La lucha libre, al fin y al cabo, trata de sumirse en el personaje y dar vida a una personalidad que puede ser absolutamente opuesta a la de la persona real. Al ver a The Rock en la Attitude Era, no pensamos en él como alguien que vivió tiempos muy difíciles en los que veía todo negro. Tommaso Ciampa, Ronda Rousey o Braun Strowman fueron tan sólo algunos de los gladiadores que «tocaron fondo» emocionalmente y pensaron en quitarse la vida.
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Big E, alegre como puede serlo cada vez que lo vemos en pantalla, fue otro que luchó por salir de ese lugar. Además de ser el flamante Campeón WWE tras canjear exitosamente su contrato de Money in the Bank en Monday Night Raw, la Superestrella quiere concientizar acerca de la salud mental y para ello recordó sus propias experiencias extremas con las que debió lidiar durante gran parte de su vida.
► Big E describe sus días más oscuros: «Tenía pensamientos suicidas»
Fue durante el último episodio del New Day Podcast: Feel the Power. Allí, los tres (Kofi Kingston, Xavier Woods y él) quisieron rendir homenaje a Daffney e impulsar a quienes estén atravesando por dificultades similares a buscar ayuda. Del grupo, fue el nuevo monarca el que más captó la atención del mundo luchístico:
«Viendo la cantidad de amor de los que la conocían, estaba claro que ella era especial para mucha gente.
«Mi experiencia personal ha sido con la depresión. Ha sido un problema que arrastré toda mi vida. Y he sido extremadamente afortunado en los últimos años de haber encontrado las herramientas que necesitaba para crecer: la meditación y esas cosas. Pero…
“Recuerdo vívidamente estar parado frente a un espejo cuando tenía 9 años y tener esta total sensación de desprecio hacia mí mismo, de odiar ser quien era y de querer ser cualquier persona menos yo. Una verdadera sensación de aborrecimiento propio que llevé conmigo durante la mayor parte de mi vida; mis años de adolescencia, universitarios…
«Creo que por la forma en la que me criaron, mi idea del mundo era que la masculinidad, ser un hombre, significaba guardarte los problemas, no hablar sobre ellos y ciertamente no llorar por eso. Aprendí a no sacarlo, y
«Realmente toqué fondo cuando tenía 19. En ese entonces jugaba fútbol americano y tuve mi segunda rotura de ligamentos. El fútbol era mi sueño, lo que me entusiasmaba en la vida, y sentí que se me fue todo, que mi sueño se me iba de las manos. Empecé a lidiar con la depresión. Tuve la suerte de que mi entrenador vio que no la estaba pasando bien, y sólo tuvo que decirme que debía ver a alguien.
«Y ahí conocí a un hombre llamado Marvin Simms, que fue el hombre que me salvó la vida. Era un ‘profesor de vida’. Yo me resistía mucho a la idea de ventilar mis problemas, y esencialmente la única razón por la que fui a terapia fue porque me forzaron a hacerlo. Me llevaron un par de sesiones antes de que me abriera, pero comencé a tener confianza con él y lo hice.
«Hablaba con Marvin pero también fui a ver a un psiquiatra para que me prescribiera medicación.
«Por muchos años, casi todos los días, me despertaba con algún tipo de pensamiento suicida. De pensar, ‘no quiero estar aquí’, ‘no puedo seguir así’, ‘no quiero estar vivo’. Llegué a un punto en el que era insostenible. A veces iba a dormir y me decía, ‘bueno, empezaré el día con buenos pensamientos’, pero después tenía pesadillas. Sentía que mi cerebro me estaba engañando, como si no tuviera oportunidad de salir y sentirme libre de eso.
«Llegué a una instancia en la que probé medicaciones y distintas cosas, algunas me hacían sentir como un zombie, no me funcionaban. Y después, tras lidiar con varios tipos de medicaciones pude encontrar algunas que me calmaron un poco, aunque a veces no funcionaban.
«En 2007 ya sentí que algo tenía que cambiar o no iba a seguir vivo por mucho tiempo más. Tenía geniales compañeros de apartamento que supieron que algo estaba muy mal. El psiquiatra me dijo que si estaba demasiado mal podía ingresar en una instalación psiquiátrica para trabajarlo. La medicación ya no me ayudaba y sentí que estaba en un punto muy bajo. Y si bien tenía pensamientos suicidas, no quería causarles daño a mi familia y amigos matándome.
«Así que decidí instalarme en un lugar por una semana. Las cosas mejoraron y me dejaron ir, pero luego volvió a ser lo mismo. Y mi último cartucho fue hacer terapia electroconvulsiva. Hice nueve sesiones, tres semanas y luego otras tres semanas. Fue horrible. Recuerdo estar bajo anestesia, sentirme nauseabundo y sin poder moverme. El proceso entero fue horrible, sin poder usar mi teléfono, sin poder escuchar música, que siempre fue un escape para mí.
«Y estar ahí con gente que tenía desordenes alimenticios, esquizofrenia… Estaba con gente que lidiaba con distintos problemas, y yo era uno de ellos. No fue para mí [su estadía en la instalación], no se me prendió ninguna lucecita. Creo que eventualmente funcionó, igual que la medicación, pero seguí viendo a Marvin en terapia y las cosas muy de a poco fueron mejorando hasta que pude dejar la medicación, me contrató WWE y a los 23 lo dejé.
«De igual manera seguí luchando frecuentemente con mi salud mental. No al punto de antes, pero… Fue difícil. Y la gente te dice, ‘aguanta, las cosas van a estar bien’, pero en ese tramo, entretanto, ese era un mensaje muy difícil de recibir o que creyera posible.
«Recuerdo que Marvin me preguntó qué quería hacer en el futuro, y le dije que, si estaba vivo, probablemente estaría sin techo, en las calles, haciendo lo que pudiese para no ahogarme. Nunca, nunca pensé que la vida podía haber cambiado como sucedió. Nunca pensé que podría encontrar paz y hacer algo que realmente disfrutaría. Fue un momento muy difícil, horrible, y duró años.
«Y estoy extremadamente agradecido por los consejos que recibí, porque si no hubiera tenido ese apoyo, no sé cómo todavía podría estar aquí. Estoy muy agradecido a los que me ayudaron, a Marvin.
«Mi único arrepentimiento es no haberlo llamado antes. Lo hice cuando me ascendieron al elenco principal y le dije, ‘muchas gracias por haberme salvado la vida, lo logré y es gracias a ti’. Tardé mucho. Él falleció hace varios años. No sabía en ese momento que estaba luchando contra el cáncer, pero era un ser humano asombroso. Me salvó, y todo lo que he logrado ha sido gracias a que él fue muy generoso conmigo.
«Sí, por eso hablo de la meditación y la salud mental. Porque estas cosas me salvaron, si no no estaría aquí. Nada en mi vida volverá a ser tan difícil como ese momento.
«Si esto ayuda a una sola persona, a cualquiera, si es útil para algo, entonces creo que es una conversación importante, porque ahora me siento tan bien y estoy tan increíblemente agradecido… Nunca vi una salida, no parecía remotamente posible salir de ahí. Recuerdo estar muy deprimido, queriendo morir todos los días, tan vacío que no sentía poder sobre mi mente, pensar que no valía nada…
«Mi salud mental es algo con lo que tendré que lidiar por el resto de mi vida, pero es un trabajo bonito, hermoso. No hubo un momento de eureka. Fue trabajarlo mucho y tener a la gente que necesitaba, y estoy agradecido por eso».