Jim Ross cree que hay demasiados cambios de bando en WWE
Hace un par de horas, quien firma publicó un artículo glosando lo que ha dado de sí 2018 para WWE en cuanto al bando de los rudos. Porque lo cierto es que los chicos malos se robaron y siguen robándose el protagonismo. Becky Lynch y Tommaso Ciampa como los dos mejores ejemplos, máximos campeones de sus respectivas marcas, aunque el segundo ciertamente sí consiguiera su objetivo original: hacerse odiar. El mal siempre resulta atractivo, queda comprobado. Sin embargo, Jim Ross cree que hay demasiados «turns» en la compañía McMahon.
Y el legendario comentarista se basa en los datos de audiencia cosechados por Monday Night Raw. He aquí sus palabras durante la última edición de su podcast,
«Durante las últimas dos o tres semanas, los comentarios que he escuchado acerca de Raw no han sido muy positivos. Dejadme intentar explicar lo que creo que ocurre aquí.
«Para disfrutar de cualquier producto de ficción, hace falta estar implicado emocionalmente con los personajes. Tienes que saber quiénes son los personajes, cuáles son sus roles, y por qué deberían gustarte o disgustarte.
«En las últimas semanas, hemos visto a Bobby Lashley, Elias, Dolph Ziggler, Braun Strowman, Nia Jax, Carmella, Charlotte, Daniel Bryan, Big Show y Dean Ambrose cambiar su actitud.
«Es confuso. Así que si eres un fan ocasional, y sólo ves WWE una o dos veces al mes, hay muchas probabilidades de que estés completamente perdido…
«Todos esos cambios de bando están empezando a afectar negativamente a los espectadores. Reducen la conexión emocional con esos talentos de la que ya he hablado.
«Cada producto necesita de espectadores ocasionales. Ellos dan por hecho que ya tienen en su mano a los seguidores más fieles.
«No es fácil lidiar con un show de tres horas. La tercera hora, y el paso de técnicos a rudos y viceversa, es algo complicado. Se necesita continuidad. La continuidad creativa es algo muy importante».
Amén a lo dicho por Ross. Pero precisamente esos bajos datos de audiencia propician que Vince quiera causar impacto de alguna manera. Y al final, lo cierto es que acaba dando al traste con esa continuidad de la que habla Ross. Esto es entretenimiento deportivo, Vince sabe cuál es su público, y lógicamente la solución pasa por utilizar recursos dramáticos, a falta de programar buenos combates. Tal vez el problema de fondo sea más bien la manera en que se manejan esos cambios de bando.
