Made In Japan: Los 7 años azules de Will Ospreay

Dijo el domingo Will Ospreay, en declaraciones posteriores a  NJPW The New Beginning In Osaka, que su despedida de la promotora nipona no lució precisamente muy tradicional, pero que él tampoco es una persona tradicional. 

Sin embargo, realmente fue una salida idónea desde el punto de vista creativo. Ospreay no necesitaba la victoria y con su derrota pudo elevar a la nueva versión del Bullet Club como nadie había hecho antes, además de quedar en muy buen lugar el resto de miembros de United Empire

El comentario de Ospreay responde a la naturaleza tan extrema de su «canto de cisne», poco habitual bajo los focos de NJPW (esta empresa no producía una lucha en jaula desde 2008). Pero podemos interpretarlo fuera del «kayfabe». 

Cuando mayor complicidad mostraba con el público nipón, luego de haberse trasladado allí y haber hecho por aprender el idioma, cuando ya gozaba de plena confianza de la directiva de NJPW en pos de un segundo reinado mundial de extensa duración y cuando se encuentra hoy en su mejor momento como competidor, Ospreay decide marcharse. De algún modo, el combate del domingo lució cual retiro en la cumbre. 

© New Japan Pro-Wrestling

► «Calling out for the revolution»

El significado de esa «última» lucha de Ospreay en NJPW (entrecomillo porque su contrato con AEW le permitirá volver) va más allá de la casa del león. Marca el final de la mejor etapa competitiva en cuanto a calidad «in-ring» de la historia. Nadie ha protagonizado tantos buenos combates dentro de una misma empresa y en general sobre toda la industria. Y a lo largo de un periodo de menos de ocho años. 

Luchador del 2023 para SUPERLUCHAS, tuvimos que replantearnos nuestros criterios de selección por Ospreay, cuyo valor escapa a méritos «deportivos» en forma de campeonatos. Tal vez muchos seguidores descubrieran el arte de Ospreay recientemente, pero «The Assassin» ya venía destapándose como el «MVP» de NJPW tiempo atrás, incluso cuando Kenny Omega aún no había dejado la empresa para fundar la suya propia. 

Desde la división Junior o la de peso completo, desde el bando técnico o rudo, con o sin títulos de por medio, la etapa nipona de Ospreay, cual etapa azul de Picasso, probablemente acabe siendo la menos «mainstream» de su carrera, pero bajo el punto de vista artístico, quedará como la más prestigiosa. Y sobra decir que al contrario que la del pintor español, para nada se identifica con tristeza o melancolía.

© New Japan Pro-Wrestling

El primer gran titular de Ospreay fue aquel controversial duelo contra Ricochet en el Best of the Super Juniors de 2016, que a grandes rasgos se convertiría en troquel de la lucha libre contemporánea. Véase, un viaje tranquilo donde el resultado es secundario. De algún modo, tal actuación lo perseguiría durante mucho tiempo y sería empleada por sus detractores para calificarlo como un luchador de GIF, sin verdadera psicología ni combates de poso. 

Pero finalmente, hasta los «haters» se rindieron ante la consistencia de su trabajo, más allá de los «flips & flops», que diría Jim Ross. Y es que Ospreay nunca fue un mero luchador aéreo, pues esa espectacularidad estuvo al servicio del «strong style» de New Japan. Revisen, por ejemplo, su mano a mano con Katsuyori Shibata en The New Beginning In Osaka 2017

© New Japan Pro-Wrestling

Un año después, contra Marty Scurll en Sakura Genesis 2018, llegaría otra actuación donde Ospreay dio definitiva muestra de su «fighting spirit» y de su capacidad para envolverse de cruda violencia (llevada a la máxima expresión en su díptico con Kenny Omega). Durante una secuencia «botcheada», Ospreay se abrió la cabeza contra el borde del ring, y visiblemente aturdido a partir de entonces, no sólo pudo acabar la lucha, sino que lo hizo con nota. 

Muchos pensaban que desplegando un estilo tan riesgoso y acusando un historial considerable de lesiones, Ospreay no llegaría de una pieza a los 30 años. Se equivocaron. Y el británico, cual corte de manga a estos escépticos, quiso despedirse (temporalmente) con una suerte de «War Games» que ya figura entre lo más salvaje visto bajo los focos del «King of Sports» en toda su historia. 

Twitter: @sh_omd1708

 

Quiso el destino que el último encuentro de Ospreay como luchador de NJPW se diera frente al grupo que en su día supuso su primer gran enemigo, el Bullet Club, cuando formaba parte de CHAOS; apadrinado por Kazuchika Okada. Y es que otro factor, las facciones, resultó clave para la madurez de Ospreay y un cambio de percepción hacia él. 

En 2020, coincidiendo con su salto a la categoría de peso completo, la formación de United Empire le otorgó un aura distinta (de «The Aerial Assassin» a simplemente «The Assassin»), amén de su transformación en villano, escenificada mediante dramática traición a Kazuchika Okada. Esto le abrió las puertas del magno cetro de NJPW, que conquistó al año siguiente en Sakura Genesis, si bien su lesión apenas cuatro semanas después trastocó lo que se vislumbraba como un reinado memorable.  

2020 también marcó, así, su definitiva transformación en «The Best Bout Machine 2.0», pero yendo todavía más allá de lo logrado por Kenny Omega, sin necesidad de derrocar la supremacía de Okada ni un gran reinado como máximo monarca, con una racha de actuaciones entre las doce cuerdas cuyo parangón se antoja quimérico (apoyadas por unas promos no menos brillantes). He ahí la grandeza del recorrido de Ospreay bajo los focos de NJPW. 

Twitter: @gk39mc371

► «Above Elite»

A modo de valoración de lo que acababa de hacer 24 horas antes en Forbidden Door II, Will Ospreay publicó este tuit. 

»Kenny Omega es algo que sólo se ve una vez en la vida. Nunca habrá nadie que pueda dominar el oficio como él lo ha hecho. Superarlo fue verdaderamente la tarea más desafiante y gratificante de mi vida. Si bien todos pueden decir que son ‘todo élite’, puedes decir que estás por encima de la élite».

Como un servidor expuso el pasado noviembre, AEW supone la opción idónea para Ospreay, quien en 2016 y hoy en 2024 pudo acabar bajo los focos de WWE, siguiendo los pasos de su colega Ricochet. Pero muchos dudan de que la casa Élite le permita tener una continuidad competitiva a la altura de su recién finiquitada etapa. 

Ospreay viene vendiendo que su objetivo en AEW es elevar todavía más el nivel «in-ring» del producto. Y con la vitola de mejor luchador del mundo, afrontará el reto. Por lo pronto, apunta a robarse los focos de Revolution el mes que viene, cuando colisione contra Konosuke Takeshita en su primer combate oficial bajo estatus «All Elite».

Cual Picasso, Ospreay inicia dentro de AEW su particular etapa rosa en la que debería dar el definitivo salto de mediaticidad, pero con la placidez de quien se sabe ya protagonista de un legado inapelable. De quien se sabe hito en la historia de la lucha libre. De quien sabe, en definitiva, sin haber cumplido 31 primaveras, leyenda viva. 

© All Elite Wrestling

 

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