Takanakuy: la lucha milenaria de Perú.
Por Darkangelita.
En estas fechas donde la mayoría de los seres humanos viven una especie de reconciliación con el resto de la humanidad y todos se llenan de paz y nobleza, existe en Perú un viejo ritual que describe todo lo contrario: Takanakuy.
El vocablo viene del quechua y significa “golpearse entre sí”. El ritual, el cual se lleva a cabo en la región altoandina de Chumbivilcas, tiene un origen incierto y se pierde en la memoria del pasado puesto era (sigue siendo) clasificado como barbárico y se confinaba al clandestinato, pero a partir de 1998 el interés de una universidad local organizó una exposición, eso aunado a las grabaciones de aficionados que se comenzaron a difundir en el resto del país le dieron el hito que se merecía este ritual.
Antes de la pelea, los gladiadores que han manifestado cierto rencor y optan por dirimir sus querellas en las festividades que combinan la tradición española con las del pueblo inca se disfrazan cual guerreros respetando sus tradicionales colores y simbolismos: el negro, que representa al esclavo africano llevado a los Andes; el majeño, que recuerda a los comerciantes de alcohol de una zona llamada Majes; la langosta, que simboliza una plaga de insectos que asoló Chumbivilcas, y el gallo, que representa al animal luchador.
Las peleas donde se valen de puños, patadas y agarres de todo tipo, son entre varones, mujeres y niños de más de 7 años. Durante el combate grupos de mujeres cantan un tipo de música llamado huaylía acompañadas de arpas, violines, acordeones y mandolinas. Son melodías rítmicas cantadas en quechua con letras que dicen: «niño no tengas miedo cuando corran ríos de sangre».
Los combates terminan cuando un árbitro ve la inequidad del combate y pide a ambos contendientes que se abracen y declaren si ya no hay diferencia, si aún consideran que tienen algo pendiente, el siguiente año volverán a enfrentarse.