Según Nathan Jones así la WWE manipula al público
Nathan Jones, ex luchador de World Wrestling Entertainment, donde trabajó de 2002 a 2003, tiene una reflexión sobre su tiempo allá.
Esto fue lo que dijo Eddie Guerrero en su libro autobiográfico, «Cheating Death, Stealing Life: The Eddie Guerrero Story» coescrito por Michael Krugman.
Sobre Jones.
Y cito.
«Por ejemplo, miren la breve carrera de Nathan Jones, el luchador australiano de 2 metros de altura que se presentó en la WWE en 2003. He aquí un hombre que era un tipo duro de verdad, que había cumplido casi diez años en una prisión de máxima seguridad por haber cometido robos a mano armada. Pero tan sólo un año en el negocio de la lucha libre lo destrozó.
“Al carajo con todo eso”, dijo Nathan Jones. “No lo aguanto más”.
AnuncioHizo sus maletas, salió del camerino y jamás regresó. Según he sabido, le dijo a la gente que ser luchador era más duro que estar preso».
Lo anterior lo traduje al audiovisual en mi documental biográfico sobre Guerrero, abajo les dejo un extracto.
►Volviendo a Nathan Jones.
En su perfil oficial de Facebook, Jones compartió lo siguiente. Básicamente lo que aprendió en ese rocambolesco año en la compañía más conocida de lucha profesional.
«Cuando estuve en la WWE, vi algo que se me quedó grabado… No en el ring, sino detrás del escenario.
«Había un luchador al que querían ‘impulsar’, alguien con quien el público simplemente no conectaba. Se escuchaban abucheos del público o, peor aún… Un silencio total. Ninguna reacción. Y eso es la muerte en la lucha libre.
«¿Entonces qué hacía la WWE?
«Ponían ruido de público artificial. Aplausos grabados por los altavoces de la arena. A veces incluso metían cánticos como: “¡Rocky! ¡Rocky!”… Para alguien por quien el público claramente no sentía nada. Y yo miraba, desde los monitores tras bambalinas, cómo la audiencia real empezaba a alinearse. Como si esa reacción falsa les diera permiso para aplaudir. Y lo hacían.
«Ahí fue cuando lo entendí… La mayoría de la gente no piensa con su propia cabeza. Siguen el ruido.
«Y ahora, veo el mismo truco en todas partes. En la política. En las noticias. En las redes sociales. Reproducen la pista de aplausos, y la multitud aplaude como focas entrenadas. Consenso fabricado. Manipulación emocional envuelta en espectáculo.
«Funcionaba en la lucha libre. Funciona aún mejor en la vida real».