Pancho Villa, el mejor amigo del boxeo en tiempos revolucionarios
“Doroteo y sus Dorados son un tren en pie de guerra, pero la Revolución se fue quedando atrás”
Jaime López
Pancho Villa es uno de los personajes mexicanos más conocidos a nivel mundial. Su nombre simboliza, paradójicamente, tanto los ideales revolucionarios como las actitudes machistas retrogradas que se quieren evitar en estos tiempos que vivimos. Fue un héroe para muchos, un villano para otros. Mil y un mitos se tejen en su derredor; algunos falsos otros ciertos, como lo recuerda Paco Taibo II en su libro Pancho Villa, una biografía narrativa.
“Un hombre del que se dice que sus métodos de lucha fueron estudiados por Rommel (falso), Mao Tse Tung (falso) y el subcomandante Marcos (cierto); que reclutó a Tom Mix para la Revolución Mexicana (bastante improbable, pero no imposible), se fotografió al lado de Patton (no tiene mucha gracia, George era en aquella época un tenientillo sin mayor importancia),Anuncio se ligó a María Conesa, la vedette más importante en la historia de México (falso; trató, pero no pudo) y mató a Ambrose Bierce (absolutamente falso). Que compuso ‘La Adelita’ (falso), pero lo dice el ‘Corrido de la muerte de Pancho Villa’, que de pasada le atribuye también ‘La cucaracha’, cosa que tampoco hizo.
“Un personaje con fama de beodo que sin embargo apenas probó el alcohol en toda su vida. Condenó a muerte a sus oficiales borrachos, destruyó garrafas de bebidas alcohólicas en varias ciudades que tomó (dejó las calles de Ciudad Juárez apestando a licor cuando ordenó la destrucción de la bebida en las cantinas), le gustaban las malteadas de fresa, las palanquetas de cacahuate, el queso asadero, los espárragos de lata y la carne cocinada a la lumbre hasta que quedara como suela de zapato.”
Pero el nombre de Pancho Villa está ligado a los deportes, y es algo poco conocido para los aficionados del medio. Documentadas están las apariciones de Villa en plazas de toros, inclusive su eventuales actuaciones frente a toros de lidia, donde más que torear, se convertía en una especie de forcado, muy a su estilo, el periodista estadounidense John Reed, quien convivió con Villa bastante tiempo, evoca dichos encuentros, los cuales fueron recuperados por Taibo II en la biografía anteriormente mencionada:
“Villa tan porfiado y tosco como el toro, nada ligero con los pies, pero rápido como un animal con el cuerpo y los brazos. Villa iba directamente hasta el animal enfurecido y lo golpeaba atrevido en la cara, y así practicaba por media hora el deporte más grande que jamás he visto. Algunas veces los cuernos recortados del toro alcanzaban a Villa en las sentaderas de sus pantalones y lo lanzaban a través del coso;Anuncio entonces se revolvía y cogía al animal por los cuernos y luchaba con él, bañado en sudor el rostro, hasta que cuatro o cinco compañeros se colgaban de la cola del toro y lo arrastraban bramando”.
Hacía 1913, después de alzarse de nuevo en armas derivado de los crímenes de la llamada Decena Trágica, Villa se convirtió prácticamente en el amo y señor del norte, siendo Ciudad Juárez la capital de su imperio. Tomada por segunda vez el 13 de noviembre de ese año (la primera vez fue en 1911, cuando Francisco I. Madero ganó una de las batallas más decisivas en su lucha contra Porfirio Díaz, nombrando a Villa coronel, por los méritos de éste en dicha querella).
Juárez que, ya era un punto estratégico, en las relaciones México-Estados Unidos por la frontera que compartía con El Paso, en Texas, servía para que empresarios estadounidenses promovieran espectáculos que en El Paso les hubieran causado una carga impositiva mayor a lo que tenían que desembolsar de éste lado de la frontera,
Los empresarios estadounidenses no vieron venir la segunda conquista de Villa en Juárez, por lo que se espantaron de que éste pudiera cancelar la función de boxeo que ya tenían contemplada para el día 23 de ese mismo noviembre, donde se disputaría el Campeonato del Sureste de Peso Medio que estaba vacante, entre el contendiente al Campeonato Mundial de Peso Medio, Vick Hansen (1883-1966) y el nativo de Chicago, Jack Herrick (1891-1952), quién llevaba desde junio de ese año haciendo campaña en esa zona.
El humo de los cañones aún debió de estar volando por el cielo de Juárez cuando los promotores fueron a pedir entrevista con el afamado revolucionario, quien los recibió contento por el reciente triunfo. Villa no dudó en dar su venia para el evento, que, como ya era tradición, se presentó en la plaza de toros local.
La pelea entre Herrick y Hansen estuvo respaldada por otros dos combates:
- Primero, Kid Harrison se midió a Benny Cordova, el encuentro se fue a los seis rounds pactados, quedando en un salomónico empate.
- Después, Gene “Young” Payo chocó guantes con el californiano Jockey Spinner. La reseña de la época marca que la contienda se decidió en el cuarto asalto cuando Payo noqueó a Spinner.
La pelea estelar fue un tanto desangelada, de acuerdo a Bud Rutherford, periodista de El Paso Herald. Hansen no estuvo a la altura de la reputación que le precedía y Herrick no pudo concretar las oportunidades que Hansen dejó. Un empate sirvió para que los promotores ofrecieran a la afición la revancha del combate para el día de los inocentes, el 28 de diciembre de ese mismo año.
Para la revancha, Hansen sí consiguió el triunfo, pero éste tuvo que ser de las tarjetas de los jueces, después de la insignificante cantidad de veinticinco rounds. Abrieron las acciones Spinner, quién empató con Kid Martinez, y antes de la estelar Kid Dawson perdió ante Benny Cordova.
Por cierto, otro espectáculo deportivo que fue avalado por Villa, y que incluso contó con su presencia en ese 1913 fueron las carreras de caballos en el Hipódromo de Ciudad Juárez,