La reacción del padre de Roman Reigns, Sika, durante la consagración de su hijo en WrestleMania 32
La lucha libre es un mar de pasiones, lleva al cuerdo a perder la cabeza cuando se posesiona en el apoyo a su consentido, o vuelve histérico al cuerdo que ve a un rufián pasarse de la raya con el indefenso. Esta pasión se contagia, permea en el colectivo y se posesiona de multitudes en un abrir y cerrar de ojos, esa es la magia de la lucha libre, muy difícil de conseguir en otro deporte con tanta facilidad o por tantos instantes durante un combate o una función completa.
Sin embargo, hay momentos que son más personales y que a pesar de que el edificio completo está en otra sintonía, uno se libera y saca la presión y el estrés acumulado, pues ve ante sus ojos como sus sueños y los de alguien más se concretan frente a sus ojos. Algo así vivió el miembro del Salón de la Fama WWE, Sika, viejo lobo de mar en el mundo de la lucha libre, quien brilló junto a su hermano Afa como una de las parejas más dominantes en los setentas, y que ahora, a sus 71 años, ya retirado, vio el pasado domingo,
Sin lugar a dudas, el amor del padre ante la culminación del sueño del hijo fue más grande que los abucheos generalizados en el AT&T Stadium por lo sucedido, aunque sólo para ellos.