Guillermo Rigondeaux venció a Joseph Agbeko, pero no convenció

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08-12-2013
Por Gladys Trujillo Joseph Agbeko tuvo una prueba muy grande. Enfrentar al «Chacal» Rigondeaux, aquel hombre que

Por Gladys Trujillo

Joseph Agbeko tuvo una prueba muy grande. Enfrentar al «Chacal» Rigondeaux, aquel hombre que terminó con la racha de años sin perder de Nonito Donaire.

Rigondeaux se plantó en el ring de manera estática. No se movió demasiado, salvo las veces que el movimiento de Agbeko lo obligó a seguirlo, que fueron pocas.

El «Chacal» hizo uso preciso de su mano izquierda a la cabeza de Joseph. Su estrategia fue similar en todos los ataques: ganchos al cuerpo, volados a la cabeza. Siempre a la misma distancia.

Probablemente entrar al intercambio con Guillermo no es algo muy atractivo, pero el acorte de distancia pudo haber beneficiado el ataque de Agbeko, porque a la distancia no supo asestar demasiados golpes.

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Rigondeaux tampoco acortó como para acribillar al rival. Pudo hacerlo porque su velocidad de entrada era óptima para lastimar, y salir sin rasguño de la guardia de Agbeko.

Pelearon a la distancia con una frecuencia de golpes muy baja.

El espectáculo fue pobre, pero a la altura del noveno round, Rigondeaux era quien llevaba el dominio de la pelea. De los pocos golpes, lo más, salieron de los puños del «Chacal».

El décimo episodio fue musicalizado con el abucheo de los asistentes, inconformes con el desempeño de los boxeadores y el camino por el que llevaron la contienda.

De repente, en las tomas llamadas «de réferi» (que son tomas a nivel del ring) la parte alta de la pantalla se coronó con espacios vacíos. Y también se notaba el constante cruce de personas que abandonaron el recinto. Una pelea donde los contrincantes se guardan los golpes no es atractiva.

Una insípida decisión unánime le dio el gane y mantuvo el Título Súper Gallo OMB.

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