"¡Nunca más!" | Más allá de las calaveritas, El Cuervo luchístico
En la víspera del Día de Muertos, mientras las veladoras se encienden y las flores de cempasúchil perfuman el ambiente, la tradición se viste de nuevos colores. En lugar de las calaveritas convencionales, les traemos una versión luchística del lúgubre y eterno poema The Raven (El Cuervo, 1845) de Edgar Allan Poe.
Casi al filo de una triste medianoche,
ojeroso y ya cansado de la vista
rebuscaba en Súper Luchas, la revista,
viejas notas que estudiaba con derroche.
Comenzaba a cabecear por el trasnoche
cuando, súbito, advertí (¿soñé, quizás…?)
que golpeaban mi ventana… Suspicaz,
restregándome los ojos retorné
a los textos e inmediato musité:
«De seguro ha sido el viento, nada más».
Imperioso era
recabar información, aquí y allá,
de la historia de una empresa, la Triple A,
para hablar sobre su impacto en la cultura.
Pero, haciéndome perder la compostura,
mi ventana alguien tocó, una vez más,
con tres golpes de cadencia contumaz
como un réferi que cuenta a ras de lona…
El postigo abrí de golpe y en la zona
más allá de la negrura, no vi más.
Al instante, como ráfaga de viento,
un gran cuervo, majestuoso y señorial,
emergió de la penumbra nocturnal
e irrumpió la claridad de mi aposento.
Alterado, pretendí cobrar aliento
a la sombra del intruso perspicaz,
quien, con gesto más ingenuo que sagaz,
como náufrago aferrándose a una barca
se paró sobre mi póster de La Parka
y quedó mirando fijo, nada más.
Ya sereno, dije: «¡Bah! Solo es un ave»;
la ignoré y en alta voz torné a leer:
«Cibernético mostró su cara ayer
pues La Parka lo venció con una llave».
«Se rompió una pierna Gronda
«Ahora Konnan es el nuevo mandamás»;
«Dr. Wagner reta a Psycho, además…»
…y de nuevo en mi lectura fui atajado
porque el cuervo, con acento despiadado,
dijo recio dos palabras: «Nunca más»
—¡Por el Santo enmascarado! ¡¿Qué escuché?!
¿Qué conjuro, qué demonio te hizo hablar?
(Trastornado, me propuse dialogar
en lugar de echar afuera al monstruo aquél).
—¡Oye, sírveme como Chat GPT!
¡Profetízame, creación de Satanás!
El dorado resplandor de años atrás,
¿volverá la Triple A a revestir?
¿Como Fénix la veremos resurgir?
Y tajante dijo el cuervo: «Nunca más».
—¿Planeará colaborar con TV Azteca?
¿Se aliará con Televisa? —«Nunca más».
—¿Volverá El Patrón Alberto? —»Nunca más».
—¿Sus historias dejarán de ser tan huecas?
—¿La veremos compartir su mediateca?
—¿Cambiarán sus producciones? —»Nunca más».
—¿Dejará a la empresa gringa? —»Nunca más».
—¿A provincia llegarán las caravanas?
—¿Volverá a ser cien por ciento MEXICANA?
Y fue siempre la respuesta «¡NUNCA MÁS!»
Agridulce, que no amargo, fue el sabor
que el ovíparo dejó en mi paladar
(no nos queda otro remedio que esperar
y juzgar si el porvenir pintó mejor…).
Ya no quise continuar con mi labor,
el asunto y las revistas dejé en paz.
Contrariado me sentía, cuantimás
porque vi gentrificada mi pasión
y también porque este cuervo (¡Maldición!)
no saldría de mi cuarto… ¡Nunca más!