1991; Pegasus Kid (Chris Benoit) vs. Gran Hamada
Desde su llegada a México en la década de los 80, el chaparrito japonés Gran Hamada, llegó a México para quedarse. Su calidad fue acrecentándose al paso del tiempo, debido al roce continuo y constante con los mejores pesos semicompletos, tanto Mexicanos como Japoneses que existían en ese momento. Tiger Mask en Japón fue uno de sus mejores rivales pero en México, Gran Hamada se encontraba con el Perro Aguayo (en la imagen de abril de 1979) y se hacían trizas. Siempre con la calidad de una estrella japonesa el “muñeco de porcelana» como también le decían, fue estelarista todo el tiempo de existencia de Lucha Libre Internacional.
Para 1991, el extranjero más exitoso que visitaba esporádicamente tierras aztecas, era sin duda alguna Pegasus Kid (Chris Benoit) quien había destronado al Villano III meses atrás, demostrando ante todo el público su calidad de gran luchador. A su regreso a México rivalizó con Hamada y para el Domingo 21 de Julio de 1991, Pegasus Kid haría su segunda defensa al título de peso semicompleto de la WWF, pues la primera la hizo contra el Villano V.
Esta defensa resultó exitosa porque para la última caída, Hamada se lastimó la frente de tal forma que era imposible que siguiera en la batalla. No obstante, el indómito espíritu de su raza nipona salía a flote. El comisionado y el referí intentaban explicarle que se detuviera, pero Hamada no quería dar un paso para atrás. La sangre le corría como fuente y su capacidad física estaba mermándose a cada momento.
Hamada se quitó el castigo pero cuando iba sobre su rival, cayó a la lona, visiblemente mermado, Pegasus se acercó a su rival para castigarlo de nuevo, pero el Bucles ya no lo permitió. Indicó a Pegasus que la victoria era para él y así defender exitosamente su cinturón, ganándose de nuevo el reconocimiento del respetable que también brindó aplausos para el derrotado, quien no había perdido el combate por falta de capacidad sino de forma accidentada. Pegasus se consolidaba como el mejor extranjero que había pisado México en más una década, desde las exitosas presentaciones de Tatsumi Fujinami o del Tigre Enmascarado, quienes derrocharon calidad sobre ring nacionales, entre finales de los años 70 y principios de los 80.