Llámenme populista si quieren, pero no deja de asombrarme que el mundo posmoderno en el que vivimos parezca más preocupado de la ficción que de la realidad.
Esto explicaría por qué lo que más indigna hoy al «Universo WWE» no sea, per se, el regreso de Vince McMahon por sus contrastados escándalos y cuestionable ética, sino por creer que el sempiterno promotor está detrás del fracaso de Cody Rhodes en WrestleMania 39 y su posterior paliza a manos de Brock Lesnar en Monday Night Raw.
► Cody Rhodes y sus «Hard Times»
No intentaré dilucidar si Vince McMahon fue el responsable de que Roman Reigns continúe reinando y siga invicto individualmente desde diciembre de 2019. Porque más allá de preferencias personales, supuso la decisión lógica.
WWE, resulta innecesario aquí confirmarlo con fuente alguna, ya conocería el pasado fin de semana su venta a Endeavor. Así que la noticia decidió hacerse pública tras WrestleMania 39, momento en que McMahonlandia está más candente. Y cuando una empresa de tal calibre afronta un trance tan notorio, sobra recordar que como dijo el gran Eugenio d’Ors, los experimentos, mejor déjenlos para la gaseosa.
La formula samoana funciona. WWE tiene a un «franchise boy» que responde a las expectativas comerciales, y cuyo poder de atracción precisamente descansa en ser ese villano que nunca permite el final feliz del héroe. Sucedió con Drew McIntyre en Clash at the Castle, luego con Sami Zayn en Elimination Chamber y ahora con Cody Rhodes en WrestleMania 39. Resultado: el pasado viernes y este lunes, SmackDown y Raw obtuvieron los mejores ratings en años. ¿Hablaríamos todavía tanto de WrestleMania 39 si Rhodes hubiera salido ganador? No lo creo.
Paul Heyman actúa hoy bajo el sobrenombre de «The Wise Man» (referencia a tres de sus inspiradores: Freddie Blassie, Lou Albano y Ernie Roth, conocidos como «The Three Wise Men»), y no se trata de una caracterización gratuita. Me remito a sus palabras bajo entrevista con Ariel Helwani, tras el episodio de Raw de la presente semana.
«La respuesta hoy hacia Cody Rhodes, mayor que la que tuvo la semana pasada, fue más apasionada. Una respuesta de una audiencia que cree en Cody Rhodes más que la semana pasada, cuando depositaron sus esperanzas en él y él no los decepcionó. Nosotros los decepcionamos. Se lo arrebatamos a Cody Rhodes. Roman Reigns le arrebató eso a Cody Rhodes y a la audiencia. Culpan por ello a Roman Reigns y aprecian lo cerca que estuvo Cody. Y ellos saben, ahora, que la próxima vez que Cody Rhodes se suba al ring con Roman Reigns, será la definitiva. Es el negocio, el negocio en su mejor forma. Es promoción en su mejor forma, narrativa en su mejor forma.
«Es lo que uno quiere: un retador que sale siendo una mayor estrella de lo que sería si hubiera ganado el campeonato. Porque, ¿hacia dónde irías entonces? ¿Qué historia contarías? Ahora sabes la historia: es la redención de Cody. Va a volver de lo que le arrebataron, de la derrota que sufrió y no merecía que le infligieran».
Cody Rhodes expuso en entrevista el pasado febrero, también con Ariel Helwani, que la gran asignatura pendiente bajo su anterior etapa como «WWE Superstar» fue tener una verdadera conexión con los fans. Y aunque muchos seguidores rechacen verlo, no hubo mejor noticia posible en este sentido que su derrota ante Reigns.
De una WrestleMania a otra, Cody pasó de hijo pródigo a estelarista, y WWE, obviamente, reconoció que tal meteórico impulso podía lucir forzado, coincidiendo además con el ascenso, este sí 100% orgánico, de Sami Zayn. Así, con la sombra presente de aquel retorno de Batista en 2014, WWE no sólo se guardó de un posible «Zayn Movement», sino que, irónicamente, el canadiense sí salió victorioso de WrestleMania 39.
Ahora, «The American Nightmare» podrá protagonizar un arco narrativo de verdadero héroe «underdog» tal y como su padre, Dusty Rhodes, cuando allá por 1985, este pronunció su célebre promo «Hard Times». Precisamente, bajo rivalidad con un campeón rudo rudísimo, Ric Flair, que lideraba un grupo, The Four Horsemen, responsable de dejarlo fuera de circulación semanas atrás.
WrestleMania 39 fue el catalizador necesario para Cody Rhodes, y su camino hacia la redención debería iniciarse de cara a los próximos meses. Si WWE pasa por alto esta oportunidad de contar con un «babyface» como contrapunto de Reigns, algo hasta ahora inédito, entonces todo habrá sido en vano.
A family's destiny @CodyRhodes pic.twitter.com/CBGanSNiRw
— WWE (@WWE) April 8, 2022