¿Está Chris Jericho a la altura de los mejores de la historia? — El análisis

Hulk Hogan, Ric Flair, Shawn Michaels, Bruno Sammartino, John Cena, Stone Cold Steve Austin, The Undertaker, The Rock, Lou Thesz, Randy Savage,… ¿y Chris Jericho? ¿Está el canadiense a la altura de estos gigantes de la lucha libre? ¿Realmente pertenece «Le Champion», el «Y2J», «The Ayatollah of Rock n’ Rolla», «The Best in the World» en la primera línea del olimpo de luchadores? ¿O es este debate únicamente producto de su gran presente y Jericho no asoma a las capacidades ni mucho menos al renombre de estos personajes legendarios y tan distantes del ex Campeón Mundial AEW?

Permítannos adentrarnos en este interesante tópico y siéntanse bienvenidos a hacer lo propio opinando en la caja de comentarios, así que sin más, procedamos a dar nuestros argumentos. ¿Está Chris Jericho a la altura de los más grandes? ¿Sí o no?

► Chris Jericho, el eterno segundón


Siempre ha sido un actor de reparto, si se quiere. Incluso en sus mejores momentos —cuando se convirtió en el primer Campeón Indiscutido de WWE, cuando encabezó WrestleMania o cuando se robaba todas las noches de los lunes junto a su mejor amigo Kevin Owens—, Jericho fue percibido como un segundón, alguien que se sabía que era bueno, podía que hasta muy bueno, pero el pie siempre estuvo puesto en el freno y no en el acelerador.

¿Por qué obtuvo el Campeonato en 2002? «Para dar la sorpresa» porque nadie lo esperaba, según el directivo Bruce Prichard. ¿Qué hay de su combate con Triple H en la edición 18 de la Vitrina de los Inmortales? Fue impulsado como el tercero en discordia en la «verdadera» rivalidad entre «The Game» y Stephanie McMahon. ¿Qué ocurrió con el tan ansiado mano a mano con Owens después de más de seis meses siendo, por años luz de diferencia, lo mejor la programación de la compañía? Terminó quedando en el cartel bajo de Mania, segunda lucha de la velada, reservada generalmente a una lucha que sirve para digerir el opener, y con el título de los Estados Unidos en juego, no el Universal, que fue el foco de esa magnífica historia en todo ese tiempo.

Triple H
Chris Jericho lucha contra Triple H en el estelar de WrestleMania X8.

Ni hablar, claro, de su etapa en WCW, donde por un largo rato debió contentarse con ser exclusivo de la división crucero. Una muy buena, no vamos a mentir, pero que no dejaba de ser una limitación para una potencial estrella que hubiera podido haber hecho grandes cosas frente a otros importantes pilares con los que compartía tiempo y espacio. Pero no, porque WCW era donde los «chicos grandes jugaban», y la politiquería estaba a la orden del día: una directiva sumisa aceptaba las exigencias de sus gladiadores, y Jericho, con su metro setenta y ocho, no iba a llegar muy lejos bajo estas condiciones.

¿Cómo un pequeñín como él podía tener alguna chance contra grandulones como Kevin Nash, Hulk Hogan o Goldberg? ¿Quién lo creería, acaso? El joven Jericho sí tendría chance de salir de «la prisión» crucero eventualmente y pudo explorar nuevas opciones, pero no tardó en darse cuenta de que allí no estaba destinado a la grandeza. Lo que no hace más que hablar de su mentalidad ganadora: no conformarse con el segundo puesto cuando sabía que podía obtener la medalla dorada —algo de lo que muchos chicos de la actualidad podrían aprender—, en una filosofía que mantiene hasta el día de hoy, y que lo ha conducido a tierras vírgenes de nuestro mundo. Así fue como arribó a WWE en 1999, donde comenzaría la verdadera leyenda de «el mejor del mundo».

► Chris Jericho, el rey de la reinvención


Pregunta para ustedes: con una mano en el corazón, enumeren cuántos luchadores en este 2020 pueden decir que son mejores que Jericho. Y he aquí la respuesta: todos. Con las redes sociales, no es tan complicado estando a tan solo un click de distancia, y muchos no se lo piensan dos veces antes de hacerlo. Pero, ¿cuántos realmente serían tomados en serio al realizar semejante declaración? Muy pocos, si es que alguno en absoluto.

Ni corto ni perezoso, el hombre viene dando cátedra sobre cómo mantenerse relevante a sus 49 años, siendo la verdadera cara de All Elite Wrestling y uno de los últimos showman que le quedan al negocio. Mas se hace injusto atribuirle esta calificación recién ahora. Este mismo redactor le dedicaba un apartado referido a este mismo tema en 2016 —cuando su yo de la lista, la bufanda y los «drink it in, man» era la charla del negocio—. E incluso entonces ya llevaba años perfeccionando y reinventándose —¿quién puede olvidar su versión de 2009, que vestía trajes y no esbozaba una sonrisa ni por error?—.

Como Campeón Mundial Completo en WWE, donde siempre fue visto como un segundón a pesar de su éxito.

Con el perdón de Matt Hardy, no ha habido luchador en la historia que le haya hecho justicia en este aspecto, y es que no hay nada más común (y cómodo) que dejar caer el ancla y permanecer con un mismo personaje una vez alcanzas el éxito. Jericho entendió, sin embargo, que seguir esa ruta tenía fecha de caducidad, y desde temprano (e inspirado en parte también por el constante deseo de querer superarse y sobreponerse a la percepción de «segundón» de la que hablábamos) probó… lo cual no es fácil tampoco, dado que la renovación conlleva a lo nuevo, y eso rara vez es bien recibido por una afición que por momentos se muestra tan apegada al factor nostalgia.

Sucede que cuando tus capacidades son tan extensas, todo se hace mucho más fácil. Hablamos de una celebridad que excede la lucha libre: sin ser un Dwayne Johnson, es verdad que, por ejemplo, cualquiera que esté empapado del mundo del rock lo habrá visto en documentales y sabrá que es un regular en el ambiente, amigo de grandes estrellas y líder de Fozzy, banda con la hizo un considerable éxito («Judas», su tema de AEW, tiene casi 40 millones de visualizaciones en YouTube). Además, tiene uno de los podcasts más reputados en Talk is Jericho, ha conducido programas televisivos y participado de otros, y es escritor best-seller del New York Times.

► Chris Jericho, ¿a la altura de los grandes?


Sí, Chris Jericho está a la altura de los Hogans, los Flairs o los Austins. ¿Por qué? Por todos los motivos que mencionamos. Por ser, probablemente, el mejor veterano de todos los tiempos en mantenerse a tiempo completo por tanto tiempo, sólo comparable con The Undertaker. Por una combinación exquisita de promo, carisma, comedia, personaje y calidad en el cuadrilátero. Porque cuando le tocó ponerse en frente de los nombres con los que los comparamos, no fue eclipsado, fue un par.

Chris Jericho Inner Circle
Chris Jericho en AEW Dynamite, viviendo el mejor momento de su carrera a los 49 años.

Porque fue votado como el último Luchador del Año según el Wrestling Observer (premio que ya había ganado en 2008 y 2009, hace más de una década años atrás), cuando Ric Flair, considerado por muchos el mejor de la historia, a su edad lejos estaba de ser alguien sobre el que se construyera una empresa. Es más, su carrera se dio a la inversa del Nature Boy, que fue estelar en los 80 y el segundón en los 90.

En una época en la que se abusa del concepto de «leyenda», Jericho es una, pero aun así no vive de su nombre, sino del presente. Es difícil determinar quién es el n°1 en una industria como la nuestra, pues las oportunidades (o la falta de ellas) que uno reciba afectarán directamente a su legado. Recién ahora, en la recta final de su carrera, ya hace un par de años de hecho, a «Le Champion» se le ha concedido el protagonismo que siempre ansió pero nunca obtuvo, y los resultados hablan por sí mismos…

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