Las 3 historias paranormales más aterradoras que le ocurrieron a luchadores

En tiempos de pandemia, todo vale en cuanto a entretenimiento. Lo paranormal y la lucha libre rara vez coinciden, pero para los amantes de ambos mundos, una vez lo hacen, se produce un choque súper interesante. Por tal motivo es que no queríamos dejar de traerles esta extraña pero curiosa combinación. Recurriendo al baúl de recuerdos de Cuadrilátero, les presentamos en la presente 3 historias paranormales que le ocurrieron a luchadores de WWE.

Las siguientes serán extraídas de la trilogía de videos de Cuadrilátero sobre las 10 experiencias paranormales de luchadores, por lo que si desean obtener muchas más historias, les dejaremos cada número debajo para empararse de lleno en el tema. ¡Suerte!


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► Sectas, magia negra y dos presencias acosadoras (Vampiro)


«Participé en sectas de vampiros, brujería, vudú, fui bautizado en distintas religiones, pasé un tiempo en una secta en Alemania… Estuve en un par de rituales de sectas. La vez que más extraño me sentí fue cuando en mis primeros pasos en el vudú, un cura africano… con el sacrificio de animales y esas cosas, hubo un momento en esa ceremonia… porque cuando participas de esos rituales, te estás arriesgando. Creo en eso porque todavía sufro de las consecuencias. Cuando te metes en la brujería de la vieja escuela…

«Una vez estuve en un ritual que duró tres meses, y obviamente abres la puerta a fuerzas a los que no deberías. En esta ceremonia vudú, tenía una corona en la cabeza, que es lo que ven los espíritus al flotar. Es lo que ven los ángeles guardianes. Y cuando dejas la corona ‘abierta’ y no terminas la ceremonia, si los espíritus se enojan y ven una oportunidad (de dirigirse a alguien), cosas malas pueden sucederte. Tengo las fotos en mi iPhone: hay dos espíritus que todavía me siguen de Guatemala. Fue un ritual hecho en una morgue… ellos están perdidos, y una vez que haces una conexión con ellos, siguen ahí. De vez en cuando, sé que están ahí. Me hacen saber que están ahí».

► Una presencia maligna ataca (David Otunga)


«Me mudé con mi [entonces] esposa, Jennifer Hudson, en 2008. Conseguí mi contrato con WWE y nos mudamos a Florida. Tan pronto como entramos, pequeñas cosas sucedieron que no eran normales. Un día, en la cocina, se abrió sola una puerta del gabinete. Una noche estábamos con Jennifer mirando una película, cuando escuchamos una explosión. Pensamos que alguien había entrado en la casa, así que fuimos. Un cuadro que apenas nos habían regalado, totalmente destruido en suelo. Lo extraño era que para caer, alguien tuvo que levantarlo y arrojarlo con todas sus fuerzas.

«De repente, escuchamos otro fuerte ruido en la cocina. Cuando dimos la vuelta, los gabinetes estaban todos abiertos. Sin previo aviso, una sombra se nos estaba acercando. Empezamos a retroceder, sin poder creerlo. La cosa se acercaba cada vez más, se notaba que estaba muy furiosa. Nunca estuve más aterrado en toda mi vida. Y en ese momento, apareció una luz. Ambos sentimos la presencia de otros espíritus, pero no eran malvados como el otro. Nos quedamos mirando, incrédulos.

«Acto seguido, la sombra y la luz desaparecieron. Estábamos tan aterrados que hicimos las maletas y nos dirigimos a un hotel. Llamé al vendedor y le dije que debíamos romper el trato. Me contestó que no estaba sorprendido, pues el dueño anterior había estado en la casa por dos semanas. Me contó que unos años antes, alguien había sido asesinado en esa casa”.

► Silbidos en la noche (Paige)


«Tenía 13 años. Todos en la casa estaban durmiendo, cuando decidí ir al baño. Bajé las escaleras, y al momento de volver a subir, en plena oscuridad, escuché un silbido detrás mío. Me volteé y no había nadie. Empecé a correr escaleras arriba, me metí en mi cuarto y cerré la puerta con fuerza. En todo momento esa noche escuché silbidos provenientes de la escalera y de los pasillos. Se escuchaban cada vez más cerca, y ya estaba muy, muy alterada. Grité desaforadamente. Mi madre llegó inmediatamente al cuarto y le conté lo sucedido. Ocurrió que años antes alguien había fallecido en la casa, pero mi madre me dijo que no quería decírmelo sino hasta más grande».


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