Al igual que Hollywood y un Óscar no suponen los objetivos de todo intérprete, WWE tampoco lo es para el 100% de los talentos. Pero el otrora Imperio McMahon ha conseguido mantener tal percepción de Meca luchística, especialmente con sus éxitos de los últimos dos años.
Triple H ha conseguido modernizar la imagen del producto, que ciertamente luce más inspirado que en la última etapa de Vince McMahon, cuya salida, quién lo diría, fue la mejor noticia posible y hoy el antiguo «Chairman» es poco menos que un tabú para la nueva directiva.
Ante esto, AEW mantiene su política de presentarse como la gran alternativa «in-ring» a WWE, empleando ahora el eslogan «Where The Best Wrestle» y con Will Ospreay de epítome. Tan epítome que el británico se enzarzó incluso en una disputa pública contra HHH, donde quedó de manifiesto algo inamovible en WWE: su autocomplacencia.
► Cody Rhodes, ¿el catalizador?
A pesar de las valiosas contrataciones de Ospreay, Kazuchika Okada y Mercedes Moné, AEW ha perdido cierto atractivo para algunos competidores, que ven cómo en WWE ahora se valora más la calidad entre las doce cuerdas y la libertad creativa ya no luce tan utópica. Y sobre todo, que ven cómo WWE se encuentra en uno de los mejores momentos de su historia.
Por ello, Dave Meltzer escribe esta semana lo siguiente dentro del Wrestling Observer Newsletter, al comentar que se espera la renovación de Drew McIntyre con WWE.
También se cree que los talentos de WWE ahora consideran en menor medida decantarse por AEW.
Dos años atrás, Meltzer expuso que un buen manejo de Cody Rhodes por parte de WWE serviría de anzuelo para muchos gladiadores en el sentido de mostrar que un ex-AEW puede convertirse en la cara de su producto. Pero claro, un servidor en su momento puso gran asterisco al análisis, pues Rhodes no es un mero ex-AEW. Antes, «The American Nightmare» se hizo luchador en WWE, y su perfil nunca fue realmente el de un luchador «indie».
Tal vez un idóneo espejo para gladiadores sin padres célebres ni conexión previa con WWE sea Gunther. Muy pocos confiábamos en su éxito bajo los focos de un sistema como el del gigante estadounidese, pero ahí lo tienen, en los libros de historia. Y lo que parece está por venir.
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