Con la coronación de Daniel Bryan en Wrestlemania 30, WWE hizo una gran apuesta. Repitiendo la fórmula usada para inmortalizar a Chris Jericho (el primer campeón indiscutido de la historia de la compañía), pero potenciada por el hecho de que la segunda lucha se trató de una triple amenaza, la compañía afirmó su intención de hacer de Bryan su nuevo caballo de batalla. Pero con los nombres más importantes jugando entre sí (HHH, Randy Orton, Batista, John Cena, los Wyatt y Shield, éstan todos involucrados en sus propias vendettas), Bryan estaba con el riesgo de no tener un retador que lo ayude a revalidar su título.
Mientras tanto, en Dead Valley, Kane estaba haciendo tareas administrativas para los McMahon. La transformación de su personaje enmascarado en este alterego tan articulado y centrado (que desempeño con maestría), no sólo ayudó al público a odiar a este nuevo heel, sino que además empezó a generar el deseo de ver otra vez a Kane enmascarado. Tanto fue así, que la gente enloqueció cuando lo vio otra vez tapar su rostro con rojo y negro, y creyó absolutamente en la locura que el personaje busca transmitir. En la historia de los regresos de Kane, este fue probablemente uno de sus más impactantes desde lo visual. Y esto no está relacionado solamente con los 3 Tombstones que aplicó sobre Daniel Bryan el 21 de Abril de 2014. Tenerlo a Kane en escena con otro personaje, fue mucho más saludable para recuperar el impacto de su imagen de lo que hubiera sido tenerlo fuera de la pantalla por completo, sin mostrarse en absoluto. Fue un trabajo creativo sumamente audaz ocultar su personaje justo frente al televidente.