Carlos Romo y la importancia de una escena propia

Cuando un sentir se extiende demasiado entre la comunidad luchística, este autor que aquí escribe suele arquear la ceja. Pero no por ello dejaré de reconocer la evidencia: este pasado fin de semana fue el más importante en la historia reciente de la escena española.

WWE volvió casi siete años después a España y lo hizo presentando un episodio de SmackDown desde la Olimpic Arena de Badalona (Barcelona). Y con ello, los tres eventos satélite celebrados sobre la ciudad condal: la Copa Niño Anónimo y Pressing Catch de Lucha Libre Rebelión, y RIOT: This Is Wrestling de Resist Pro Wrestling

Como expresan los principales responsables de estas promotoras, un «SmackDown Weekend» que quieren marque el definitivo inicio de una nueva época dorada de la lucha libre española. Aunque para Carlos Romo, estos días significaron algo completamente distinto.

Ese combate en Pressing Catch, donde formó parte del equipo de amigos de Zayas, enfrentándose al equipo de amigos de Lacayo Sureño, fue el último de su carrera. Vía redes sociales, Romo quiso compartir unas emotivas palabras a modo de despedida, expresando su orgullo por haber contribuido a la profesionalización de la escena española durante la última década. 

 

► Imagen de lo invisible

Romo deja la competición con un buen puñado de títulos en su haber; entre ellos, el Campeonato Absoluto de Triple W (cuando competía bajo el alias de Adam Chase). Pero el legado del gaditano realmente está por encima de cualquier presea.

Romo, reproduciendo el titular que mi compañero de SUPERLUCHAS Adri López empleó en una entrevista allá por 2018, fue el gran embajador de la lucha libre española junto a A-Kid (ahora Axiom) durante aquellos años prepandémicos en los que esta escena lucía a las puertas de situarse al nivel de la británica o germana, con Triple W convertida en una de las promotoras más punteras no sólo de Europa, sino del mundo, donde Romo y el hoy Campeón de Parejas NXT formaron a numerosos talentos en la escuela Lucharama que los tomaron de ejemplo dentro y fuera del ring.

Y siguió siéndolo una vez se redujo el impacto del coronavirus y el levantamiento de las restricciones permitió que, poco a poco, el circuito local viera la luz y hoy vuelva a presentar una salud envidiable. Con A-Kid ya en WWE, Romo quedó entonces como la principal cara del pancracio «made in Spain», y gracias a combates de la notoriedad del disputado contra Samuray Del Sol en la desaparecida WAW, los focos del pancracio europeo volvieron a mirar hacia España. Asimismo, el apoyo brindado a la también extinta Lucha Libre Barcelona y las promotoras afincadas en la ciudad condal, piezas claves para entender este panorama en 2025 (elevando de gran manera, por ejemplo, a Barcelona Blacklist), resultó impagable. 

@armsto.events

 

Quedando ya atrás el memorable «SmackDown Weekend», y a menor riesgo pues de parecer un rancio aguafiestas, me gustaría ahora romper una lanza por Carlos Romo y la importancia que este y otros compañeros de escena han tenido a la hora de propiciar la vuelta de WWE a España.

Las mejores historias siempre son las que nos contamos a nosotros mismos, y entiendo el triunfalista discurso que algunos comparten a la hora de atribuirse la celebración de un episodio de SmackDown sobre Barcelona. Sí, evidentemente el Universo WWE en España y los medios locales que mayor cobertura ofrecen al gigante estadounidense han mantenido viva la afición hacia el producto a pesar de los continuos desaires, con una buena respuesta de taquilla que seguramente tenga como premio un futuro «PLE». Pero no soslayemos la cuota de crédito que ha tenido aquí la escena local

Convendremos en afirmar que WWE consigue mayor penetración en las escenas menos desarrolladas y con menor cultura de la lucha libre. No obstante, esto queda un tanto en entredicho a la hora de fijarnos, por ejemplo, en las islas británicas, sumamente rentables para el otrora Imperio McMahon y al mismo tiempo cuarto territorio en discordia tras México, Japón y EE.UU. Véase, hablamos de una retroalimentación.

WWE, exenta de sondeos de mercado fiables dada su ausencia de la televisión nacional durante los últimos años —el inicio de las emisiones en Netflix se produjo a posteriori del anuncio de su regreso— y un lejano anterior evento en 2018, nunca se habría aventurado a tal empresa sin tomar antes la temperatura a la escena española. Y en este sentido, que RevPro debutase allí con éxito el pasado abril (primera promotora de relevancia en producir show propio sobre el país desde aquella visita prepandémica de WWE) fue una noticia bastante reveladora. Si RevPro, producto muy alternativo, consiguió llenar un recinto de alrededor 150 personas con boletos a un precio considerable (para su mediaticidad), parecía lógico que WWE confiase en hacer buena taquilla en la Olimpic Arena, como así sucedió. 

Por ello, me gustaría que el apoyo que habituales seguidores de WWE no duchos en la escena local brindaron a Lucha Libre Rebelión y Resist Pro Wrestling el pasado fin de semana no fuera flor de un día y se extendiera durante toda la temporada, conscientes de lo crucial de tener una escena propia y cómo sin pequeños shows, cómo sin ese trabajo a menudo invisible para el gran público, no hay grandes shows

LA LUCHA SIGUE...
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Rafael Indi rafaelinaresindiano@gmail.com | @rafael_indi