WWE, en busca de su «Ruthless Attitude Era»

Hemos pasado, en apenas cuatro semanas, de un cartel de SummerSlam donde las principales atracciones eran veteranos a tiempo parcial (John Cena, Edge, Goldberg) y de una coronación de Samoa Joe como Campeón NXT en TakeOver 36, a un primer episodio de la nueva marca dorada con un total de seis debuts de jóvenes talentos: Von Wagner, Bron Breakker, Brooks Jensen, Trick Williams, Ivy Nile y Tony D’Angelo

SUPERLUCHAS ya venía avisando de un completo lavado de cara del tercer show en discordia de WWE, y desde luego, cualquier seguidor de NXT de su época de mayor popularidad que viera el producto este pasado martes tardaría en reconocerlo. No sólo por su colorida escenografía, sino porque estuvimos ante un episodio a modo de aparente declaración de intenciones en su forma, con, además de dichos estrenos, un componente de «entertainment» más acusado, evidente en la menor duración de las luchas programadas y ese cierre nupcial por todo lo alto. 

Vince McMahon parece haberse dado cuenta de la necesidad de un cambio, y para ello, quiere reformar la casa por los cimientos, con un mayor enfoque en talentos procedentes de otras disciplinas, forjados al estilo WWE, que puedan lucir como potenciales estelaristas de WrestleMania. 

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Y ahora quiero detenerme en una de las últimas imágenes que nos dejó dicho capítulo de NXT

©WWE

 

Bron Breakker, talento debutante de la noche del martes, felicitando a Tommaso Ciampa tras la coronación de este minutos antes, en una velada declaración de intenciones y simbólico choque generacional. Estampa que, no sé si adrede o casualmente, emula a una ya clásica en la historia de WWE: The Undertaker ofreciendo su mano en señal de respeto a John Cena luego del debut del hoy 16 veces campeón mundial. Tornas cambiadas, pero mismo mensaje. 

The Undertaker y John Cena en 2002 - WWE
©WWE

 

Y es que, de algún modo, WWE se encuentra en una situación similar a la de aquel 2002, precisamente con un Cena que se desconoce cuándo volverá a la programación de la empresa y cuya ausencia ya hace mella en la venta de boletos. Si entonces Vince McMahon quiso buscar relevo a Stone Cold, The Rock y Cía, ahora esos talentos que tomaron el testigo dando lugar a la «Ruthless Aggression Era», como Cena, necesitan sucesores. NXT, en tal tesitura, debe ejercer de nueva Ohio Valley Wrestling. O al menos, de la NXT de sus inicios

Cuatro chicos de Ohey Valley Wrestling que marcarían época – ©WWE

 

Pero al mismo tiempo, WWE tiene otro frente abierto, que nos remite a la anterior era de su historia, la «Attitude». Esta vez, cambiando a WCW por AEW, empresa que ya asoma por el retrovisor de la «Gran W», cuya fórmula para sus shows semanales y la política de contrataciones que practica recuerdan a la de la extinta empresa de Ted Turner.

Con un margen de crecimiento todavía por determinar y reportando ya unos ratings superiores a Raw, unido a su éxito de taquilla en «feudos» del Imperio McMahon como New York, AEW es ya una fuerza a tomar en cuenta. Y pese a que la necesidad de WWE por mejorar índices de audiencia viene de lejos, de antes de 2019, la casa de Tony Khan podría convertir tal objetivo en no sólo una competencia contra sí misma

Igualmente, la en su día WWF pudo derrotar a WCW sirviéndose del margen de maniobra de una calificación TV-14. Hoy, bajo la tan criticada «PG Era», esto le supondría un hándicap en caso de que, bajo unas nuevas «Monday Night Wars», AEW comenzara a arrebatarle espectadores semana tras semana, descontentos, al fin y al cabo con un producto que por encima de que pueda lucir más o menos violento, acusa un flagrante problema de creatividad y sofisticación. Virtudes que en última instancia le permitieron superar aquellas dos encrucijadas

Por otra parte, me asalta la duda de qué sentido guarda enfocar un producto a los niños, cuando en plena segunda era dorada de la televisión como plataforma luchística «mainstream» en EEUU, la demográfica clave es 18-49.

Mankind y la noche del «spoiler» de Tony Schiavone que hizo que la guerra comenzara a decantarse en favor de WWF – ©WWE

 

 

Actualmente, creo que hay público para una coexistencia WWE-AEW. La clave está en que para que al menos McMahonlandia pueda mantenerse, tendrá que ofrecer buen contenido en su estilo y convencer a sus fieles de que el «sports entertainment» es mejor que el «pro wrestling», importante punto diferencial respecto a aquella guerra de finales de los 90. El futuro, de pronto, parece haber vuelto de golpe a las oficinas de Stamford.  

LA LUCHA SIGUE...
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