Descubrimos lo que Ronda Rousey escribe de la cultura en WWE en su nuevo libro, ‘Our Fight’, a través de un extracto antes de su Ronda Rousey.
► Ronda Rousey de la cultura en WWE
«A la WWE le encanta producir segmentos de video bien elaborados sobre el legado de las mujeres dentro de la organización, pero la verdad es que las mujeres han sido en gran medida relegadas a un segundo plano. Durante mucho tiempo, se las ha confinado a servir como acompañantes de los personajes masculinos, en roles de valet, un personaje de apoyo excesivamente sexualizado que aprovecha las oportunidades para atacar cuando el árbitro no está mirando. Con el tiempo, a medida que el nivel de talento femenino creció y la sociedad en general comenzó a cambiar, la organización gradualmente amplió el papel de las luchadoras.
«La WWE se presenta como una organización de entretenimiento deportivo, y al igual que en la industria del entretenimiento convencional, según todos los informes, había una cultura de sofá de casting donde los hombres en posiciones de poder detrás del escenario presionaban a las mujeres talentosas para obtener favores sexuales a cambio de tiempo en pantalla. Hubo tantas acusaciones públicas y escándalos que es difícil llevar la cuenta, y estoy segura de que la WWE logró ocultar más de ls que salieron a la luz.
«Las mujeres no solo eran denigradas detrás del escenario, sino también en el centro del escenario. Hasta 2007, los «Bra & Panties Matches», donde las luchadoras ganaban el combate desnudando a su oponente hasta dejarla en ropa interior, eran una cosa realmente maldita. Incluso después de que ese tipo de combate fuera retirado por los ejecutivos de la WWE, estoy segura de que lo hicieron muy a regañadientes y con mucho lamento sobre la corrección política, aún estaba claro que la organización valoraba más la apariencia física de una mujer que su habilidad física.
«La Era de las Divas, con su cinturón de título de mariposa rosa incrustado de diamantes, comenzó aproximadamente al mismo tiempo. Las mujeres, aunque ahora se las representaba como luchadoras, aún se esperaba que tuvieran cierta apariencia: mucho maquillaje, poca ropa y pechos enormes. Pasaría casi otra década, años después de que demostrara que las mujeres podían ser una gran atracción en los deportes de combate, antes de que las mujeres realmente comenzaran a tener tiempo en el cuadrilátero (lo que los fanáticos llaman un ring de lucha libre profesional).
«Y fue solo después de que la WWE básicamente fuera forzada a hacerlo, después de una reacción mundial en las redes sociales con #givedivasachance después de que a las Divas se les diera un total de treinta segundos, menos tiempo del que la mayoría de la gente tarda en leer este párrafo, para un combate de equipos televisado a nivel nacional.
«A cuatro mujeres se les dio menos tiempo para luchar colectivamente que a cada hombre en la lista para su música de entrada. Si se presenta esta información como persona ajena al mundo de la lucha libre, podrías llegar a la conclusión de que hay una cultura sexista y patriarcal fundamentalmente preocupante dentro de la WWE. Tendrías razón. No tengo más que respeto por las luchadoras que allanaron el camino para las luchadoras de hoy. Y nada más que disgusto por la cantidad de sexismo degradante por el que pasaron».