El pasado lunes en Monday Night Raw WWE recurría a Goldberg como «elemento atractivo» de cara a la defensa titular del escocés Drew McIntyre como Campeón Mundial en Royal Rumble del próximo 31 de enero. Y es aquí donde nos encontramos con el mayor problema de esta empresa, como apunta Chris Roling en su artículo para Bleacher Report «El elenco de WWE tiene poca profundidad y no sabe construir nuevas estrellas».
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► Una mentalidad antigua
En lugar de dar a Drew McIntyre un oponente con proyección y futuro para que ambos puedan lucirse y para que esta lucha signifique algo en el marco de sus carreras, WWE recurre a una leyenda de 54 años porque, según Dave Meltzer: «No tiene a nadie listo para ese reto«. Y si es que realmente no lo tienen, no es culpa nada más que de una obsoleta mentalidad que prefiere a Goldberg antes que a un Keith Lee dispuesto a todo por una lucha titular en el Royal Rumble.
Y es que este uso tan particular de Goldberg ante Superestrellas «emergentes» o que se encuentran en la cresta de la ola no es nuevo (¿verdad «Fiend»? ¿verdad Kevin Owens?) y ciertamente las acusaciones que Goldberg usó para convertirse en el aspirante número uno al Campeonato Mundial no están basadas en hechos reales ya que McIntyre nunca ha sido irrespetuoso con las leyendas, sino más bien todo lo contrario. Todo parece indicar que WWE no ha podido meter a Goldberg en la historia de Roman Reigns y que por eso le han «mandado» a Raw con la esperanza de que le dé una buena lucha a Drew.
Aunque según comenta Roling en su artículo: «lo que lo hace aún peor es la gran cantidad de posibilidades que tiene de salir mal» (léase de nuevo «The Fiend» o el «milagro» de Undertaker en Arabia). Uno de los temores que recorren las redes sociales es que Goldberg se haga con el Campeonato Mundial de WWE tan solo un par de meses antes de WrestleMania dañando de manera casi irrecuperable la figura del actual campeón, tal y como pasó hace casi un año con «The Fiend».
El hecho de que pueda suceder lo mismo con el escocés es realmente aterrador y significaría que WWE no aprendió nada de aquel error, porque sí fue una error. Sería bonito pensar que Drew golpeará dos o tres veces con su amplia gama de ataques para devolver a Goldberg al sofá, pero no tiene pinta de que las cosas vayan a sucederse de esta manera. El propio elenco de WWE es el que no puede permitirse que Goldberg salga como campeón del Royal Rumble. ¿Quieren una lucha que realmente atraiga ojos al producto? Goldberg vs. Riddle. Ahí la tienen. Por todo lo que se ha hablado y por todo lo que se hablaría de las diferencias entre ambos en la previa.
Raw tiene a AJ Styles en el limbo y a Randy Orton a la espera del regreso de Edge así que tan solo quedaría la opción Lee, ya malgastada la semana pasada. Si lo comparamos con su programa hermano de los viernes, SmackDown, Raw sale perdiendo ante un Roman Reigns que ha sabido dar la vuelta a las audiencias él solito, junto a unos Usos que bien merecen ser mencionados como pieza clave en el resurgir del programa azul.
La única manera en la que el Drew McIntyre vs. Goldberg podría significar algo sería en la victoria sin paliativos de Drew mientras que la compañía siguiese trabajando en paralelo para darle un contrincante nuevo, fresco y merecedor de ese protagonismo, pero como dice Roling: «WWE no suele actuar así cuando se trata del regreso de una leyenda» (aunque aquí sí que podríamos discutírselo viendo el papel de Kurt Angle en su última etapa en la compañía).