Resulta políticamente incorrecto decirlo, pero la suspensión de Roman Reigns es una de las mejores cosas que le podía haber ocurrido al Campeonato WWE (renombrado hace escasos días de esta manera). Gracias al cambio de monarca en la forma de consagración de Dean Ambrose, las audiencias dieron un importante vuelco tras Money in the Bank, cosechando los mejores datos desde abril. Pese a que esta semana los ratings no se han mantenido, parece evidente que un revulsivo ha contentado mínimamente a los seguidores.
Casi todos nos preguntamos, especialmente el sector de la IWC que está viendo contentado su deseo de tener por un tiempo fuera de TV al samoano, si su castigo será una pesada losa o una simple mota de polvo que se esfumará tras un breve periodo de tiempo. Hace casi una semana, el compañero Coldkobe lanzaba el interrogante de si la perspectiva de WWE hacia el luchador cambiaría por completo. Wade Keller de Pro Wrestling Torch parece conocer la respuesta, y afirma que Vince McMahon ya estaría planeando para él una historia de redención, de esas que tanto gustan en EEUU, tras su regreso.
No se sabe muy bien lo que el chairman tiene en mente, pero se centraría en los esfuerzos de Reigns por ganarse de nuevo el respeto de la afición, ser mejor de lo que fue y recalcar la manera en que su suspensión lo hizo caer a los abismos. Todo muy melodramático, como WWE acostumbra a pintar las crónicas que más intenta hacer pasar por verídicas. Vince estaría convencido de que si todo sale según su idea, finalmente se convertirá en un técnico favorito y en la cara de la empresa. Casi nada.
«The Guy» aparecerá justo a punto para disputar una Triple Amenaza contra sus excompañeros de The Shield en Battleground. Haciendo caso a Wade Keller, ya tendríamos un importante spoiler: Ambrose retendrá el título o Rollins lo recuperará. Nada pasaría por el tercer contendiente que ocupa esta noticia, y su derrota constituiría la primera piedra de su futuro «renacer». Situación temporal que otros luchadores podrían aprovechar para situarse en la órbita del campeonato, dicho plan del señor McMahon se prevé a largo plazo.
Interpretaciones ambiguas hago en base a mi mente perspicaz. Si se lee como una advertencia real de que Reigns tendrá que esforzarse el doble para limpiar su imagen, el público apoyará la decisión, ya que cambiaría su imagen de consentido. Ahora bien, si se lee como puro kayfabe en toda regla y su status sigue siendo el mismo, la afición no tragará. WWE debe tener precaución con esto, supondría la sentencia definitiva de la IWC no sólo ya hacia el personaje, sino hacia la persona.