Desgraciadamente, Mickey Rourke no ha vuelto a tener un papel con el que pueda demostrar sus dotes actorales, pero al menos, The Wrestler (2008) ayudó a sacudir su denostada reputación, tras años de decisiones profesionales un tanto controvertidas.
Además, aquel filme acabó por situar a Darren Aronofsky como un creador sagaz, fuera de los cánones de un Hollywood por entonces —coincidiendo con WWE— ya adentrado en la corrección política y lo «PG», quien seguidamente conocería el éxito «mainstream» con Black Swan (2010) y de manera más reciente, con The Whale (2022).
Medio siglo antes, Juless Dassin, valiéndose de Richard Widmark y las colaboraciones de Stanislaus Zbyszko y Mike Mazurki, ya puso de manifiesto las miserias del negocio de la lucha libre en Night and the City (1950). No obstante, el retrato que hace The Wrestler, desde la perspectiva del luchador, supone su gran cierto, logrando que el público empatizara con la historia de Randy «The Ram» Robinson. Véase, la de cientos de luchadores reales.
► El miedo de Madusa
Tan cercano al documentalismo está The Wrestler, que su imagen tan cruda de la industria poco menos ofendió a algunos veteranos de la misma, tachando a la cinta de excesivamente negativa, como expuso Bret Hart.
Una reacción distinta fue la de Madusa, quien ante los micrófonos de reciente entrega del podcast ‘GAW TV’ recuerda el acicate que le supuso el filme, entonces ya retirada de la lucha libre durante casi una década y haciendo carrera en la Major League de Monster Trucks.
«Cuando la vi por primera vez… Me volví hacia mi esposo y le dije: ‘De ninguna manera voy a hacer eso’. Me asusté muchísimo, cuando vi la película y vi a esos hombres y mujeres mayores, sentados en una mesa con las riñoneras para firmar autógrafos, esperando ahí por unos cuantos dólares. Dije: ‘Oh, dios mío, no quiero hacer eso’.
«Ni siquiera he vuelto a ver un show de lucha libre desde 2001 hasta que ingresé en el Salón de la Fama. Esa película me asustó muchísimo».
