Mes de Santo, el Enmascarado de Plata: Santo vs Perro Aguayo

Por Darkangelita. 

Hacía 1975, Perro Aguayo se había consolidado como uno de los mejores rudos de la historia. En su haber ya había cabelleras de mucha valía: Karloff Lagarde, Ringo Mendoza y Luis Mariscal, por sólo citar a algunos habían visitado al peluquero como una cortesía del despiadado Can de Nochistlán. Desde su llegada a la capital, Aguayo no había caído con nadie en una lucha de apuestas, y siempre lució ambicioso, con ganas de algo más.
Por su parte, Santo, el Enmascarado de Plata, ya era una leyenda hecha, no tenía que demostrarle nada a nadie. Sin embargo Aguayo picó el orgullo del Plateado y consiguió acorralarlo a una lucha de apuestas. La juventud se impondría a la experiencia; la rudeza exhibiría el cansancio de la leyenda.
Así, todo quedó para que el viernes 3 de octubre, en la Arena México, se diera una de las batallas más epopéyicas de la historia: Cabellera contra máscara: Perro Aguayo contra Santo.  Aquí les presentamos la reseña de esa lucha narrada por Candadito:
«¡Ganó Santo! Lo anterior puede sonar muy frío, pero fue algo candente. Una lucha caliente de principio a fin, emocionante hasta el delirio.
«Perro Aguayo fue sacrificado feamente por Santo y de paso, lo dejó sin cabellera, su larga y preciada cabellera; ese pelo que nunca en su vida había perdido con nadie.
«El encuentro desde el principio fue emocionante. Incluso antes de empezar el encuentro Perro atacó al Plateado a base de patadas y golpes.
«Precisamente la primera caída fue dominada por el campeón mundial medio, al rendir al encapuchado con candado a la cabeza y castigo a los brazos.
«Santo salió más perro que Aguayo, más rabioso que el propio Can; más rudo que el propio campeón mundial; el Plateado superó en todo a Perro Aguayo, incluyendo la violencia.
«A base de rapidez y marrullerías Santo atrapó a su contrario con una de «a caballo» que poco resistir el Perro para rendirse.
«Se dieron de lleno ambos contrincantes durante la tercera caída, pero Santo nuevamente pudo imponer un ritmo violento, Perro no pudo salirse jamás de ese estilo y anduvo perdido.
«Lo más que consiguió el greñudo fue rasgar feamente la parte de abajo de la tapa plateada; eso enfureció más aún a Santo, que se portó como en sus mejores noches de villano. Reaccionó drásticamente y estrelló repetidas veces la cabeza de Perro contra los postes y en los tensores de las cuerdas.
«Precisamente en un tensor, la cabeza de Aguayo se abrió feamente y comenzó a sangrar de tal forma que impresionaba. En ningún momento dejó de manar sangre de la herida, lo que dio un matiz dramático al encuentro.
«El Plateado estuvo tan rudo, pero tan rudo que estuvo a punto de ser descalificado, sin duda que el réferi Palau tuvo que echar mano de su amplio criterio y experiencia justa para este tipo de encuentros.
«El final para Aguayo llegó cuando intentó salir en un tope suicida pero ni siquiera logró salir del ring, se estrelló en la tercer cuerda y quedó semi noqueado. Santo, encantado de aprovechar tan dorada oportunidad, se aventó en su clásico tope de clavado en maroma desde la tercer cuerda. A continuación sólo le puso las espaldas planas a Perro para triunfar.
«Así, Santo agregó un trofeo más a su sala de trofeos… la larga cabellera del Perro Aguayo.»
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LA LUCHA SIGUE...
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