Casi dos décadas tuvieron que pasar para que volviéramos a tener una guerra televisiva en Estados Unidos cada semana de dos compañías luchísticas de primer nivel monetario, de la que ahora se cumple ya un año.
Y aunque las evocaciones lógicamente apuntan a WCW y su conflicto con WWE, por la similar envergadura de AEW con la extinta empresa de Ted Turner, algunos tal vez olvidan que durante un breve periodo de tiempo, allá por marzo de 2010, Impact Wrestling (entonces TNA) se atrevió a competir de tú a tú con el Imperio McMahon, en lo que se conoció como «The New Monday Night Wars».
Una afrenta que tuvo poca continuidad, pues apenas dos meses después, TNA volvió a su franja habitual de los jueves, marcando a su vez el declive de un proyecto en el que Eric Bischoff tuvo mucho que ver.
► El legado de TNA
Bischoff habló largo y tendido de aquellos años de jauja en ‘After 83 Weeks’, cuando TNA era considerada la vanguardia del momento y una manera de programar sospechosamente parecida a la de los años de decadencia de WCW hizo que tal movimiento televisivo fuese visto como un fracaso.
Sin embargo, «Easy E» hizo reivindicación de tal legado, esta vez no apuntando a la deuda que AEW guarda con TNA, sino a NXT, volviendo a señalar que ninguno de los integrantes de las «Wednesday Night Wars» puede sacar pecho de sus cifras de audiencia.
«No creo que NXT sea tan buena como TNA cuando esta estaba en su mejor momento. Claro que, «en su mejor momento» es subjetivo, ¿no? A algunos les gustaba TNA cuando empezó, porque era algo nuevo. Lo entiendo. Tiene su valor. A mucha gente le gustaba porque se sentía diferente al principio. A algunos les gustaba esa presentación más inteligente del producto. Pero más que nada, todo el mundo amaba a algún competidor. Cierto, porque uno empieza a tener interés cuando ve a personajes nuevos y frescos que no ha visto antes.
«Pero ahora echa la vista atrás y analiza TNA en términos de importancia en todos los ámbitos, no durante un breve periodo de tiempo, sino durante un extenso periodo, en términos de ratings televisivos, compras de PPV y asistencia a house shows. Y ahí está el periodo de tiempo que describí antes, en torno a la historia de Aces & Eights con Brooke Hogan y Bully Ray, cuando sentaban a 2500, 3500, 5000 personas en un recinto. Sí, la gente pagaba por ello.
«No veo que NXT esté haciéndolo mejor que TNA cuando TNA estaba en su apogeo. Y estoy bastante seguro, si tuviera que apostar, de que se invierten muchos más recursos en NXT que de los que se invirtieron nunca en TNA».
