La historia de The Bloodline en WWE ha sido un rotundo éxito en los últimos años, logrando récords y atrayendo a la audiencia de manera impresionante. Sin embargo, es importante reconocer que este tipo de dominio en la industria del entretenimiento deportivo ya ha sido visto antes, en el caso de la nWo en WCW hace más de dos décadas.
La New World Order tuvo un impacto revolucionario. Mantuvo a los aficionados enganchados a sus historias, pero a pesar de su éxito inicial, enfrentó problemas que eventualmente contribuyeron al declive de WCW.
Es importante aprender de los errores del pasado. Aunque WWE posee una estructura empresarial más sólida y una gestión más eficiente que WCW en su momento, no está exenta de la posibilidad de caer en trampas. La clave para el éxito sostenible es mantener la frescura en las historias, gestionar adecuadamente las rivalidades y evitar la complacencia.
Mientras The Bloodline continúe, es vital que la empresa se mantenga alerta. La clave está en mantener la frescura, la creatividad y la atención constante a las necesidades y expectativas de los aficionados.
► Las constantes interferencias
En su momento, la nWo presentaba algo novedoso: Era una pandilla que interfería constantemente en las luchas, lo cual creaba un ambiente impredecible y lleno de suspenso. The Bloodline ha seguido ese patrón, y la reciente edición de SummerSlam lo confirma.
Si bien las interferencias pueden añadirle mucho valor a las luchas (como en la lucha de Reigns vs. Brock Lesnar en el SummerSlam del año pasado), a estas alturas dejó de ser un elemento dramático, pues se volvió obligado. Es crucial mantener un equilibrio para evitar que la repetición desgaste la experiencia para los aficionados. El desafío radica en encontrar la medida adecuada entre la emoción de la interferencia y la preservación de la integridad de los combates.
La comparación con la nWo es un recordatorio importante de los riesgos que conlleva el uso excesivo de interferencias. Si bien la nWo fue un fenómeno asombroso en su momento, también contribuyó a cierta fatiga entre los espectadores, lo que finalmente influyó en la percepción del producto y en la disminución del interés a largo plazo.
► Una historia sin fin planeado
La historia de The Bloodline en WWE durante 2023 ha sido un punto focal intrigante y ha capturado la atención de los fanáticos, especialmente con las oportunidades aparentemente perfectas para concluir la trama con Sami Zayn y Cody Rhodes en WrestleMania. Sin embargo, a pesar de estas oportunidades, WWE ha decidido prolongar la narrativa, lo que puede llevar a comparaciones con los desafíos que enfrentó la nWo en su momento.
La nWo, con su impacto inicial arrollador, se convirtió en un fenómeno cultural, pero su falta de planificación a largo plazo y una conclusión satisfactoria eventualmente contribuyeron a su declive. La falta de una estrategia coherente y de una clara dirección para el futuro jugó un papel importante en su caída, incluso cuando las señales indicaban que era necesario un cambio.
La decisión de WWE de continuar con la historia de The Bloodline a pesar de las oportunidades aparentemente ideales para concluir la trama puede generar cierta aprehensión entre los fans, aunque, hay que admitirlo, hay una mejor planeación con The Bloodline que con nWo, y el siguiente paso sería una lucha de cuatro esquinas.
► Es lo mejor para los negocios
Es innegable que, a pesar de los aspectos negativos y las semejanzas con rasgos problemáticos de la nWo, The Bloodline continúa siendo una fuente importante de interés. Aunque se pueden señalar ciertas similitudes preocupantes, la realidad es que esta narrativa ha demostrado su capacidad para mantener cautivada a la audiencia y contribuir al éxito financiero de la empresa.
La comparación entre The Bloodline y la nWo sirve como un recordatorio de los posibles peligros de prolongar una historia en exceso y caer en patrones repetitivos. Sin embargo, también ilustra la complejidad de la toma de decisiones en el mundo del entretenimiento deportivo. WWE, al igual que cualquier empresa, busca un equilibrio entre la creatividad, la satisfacción de los fanáticos y el aspecto financiero.
El hecho de que The Bloodline siga siendo una fuente de ganancias significativas para WWE influye en la decisión de continuar con la historia. El éxito en términos de ventas de entradas, mercancía y suscripciones a plataformas de transmisión respalda la elección de mantener a Roman Reigns como campeón mundial hasta WrestleMania de 2024. Estas cifras respaldan la creencia de que la narrativa aún tiene un atractivo fuerte y que el público sigue interesado en el desarrollo de la historia.