Vince McMahon es un gran empresario y visionario en todo lo que concierne a la lucha profesional, o al menos ha probado serlo en situaciones clave como la guerra de los lunes por la noche ante WCW. Sin embargo, hay decisiones que se pueden tachar de cuestionables por parte de los aficionados de WWE. Un ejemplo de ello es el caso de Daniel Bryan, quién estuvo tan bloqueado por la empresa que no fue autorizado a estar en los planes titulares de WrestleMania 30 hasta varias semanas antes del evento.
Roman Reigns no cuenta con el apoyo de gran parte de los aficionados de WWE para ser la nueva cara de la empresa, eso es una realidad. Resulta que su principal valedor es Vince McMahon, así que su ascenso a la categoría de icono es casi un hecho. El informador Dave Meltzer, de WRESTLING OBSERVER, ha confirmado que Reigns será el sustituto de John Cena:
Ahora mismo, el plan es que Reigns siga adelante y se convierta en el técnico por excelencia de la compañía para los años venideros.
El principal argumento para justificar esta decisión es que creen que los abucheos hacia su superestrella no importan. Dentro de WWE piensan que la prueba viviente de que el trato de los aficionados no es condicionante a la hora de tener éxito es John Cena, que ha tenido y tiene reacciones muy encontradas del público cada vez que sale a escena. Los tiempos han cambiado y esa dependencia de un buen trato de la fanaticada se ha ido desvaneciendo. Las cifras que John Cena arrastra consigo a pesar de ser abucheado casi en cada evento son astronómicas.
El punto en contra más importante en el plan es que Reigns no es considerado una estrella tan influyente como Cena. La tendencia de abucheos que ha crecido desde el PPV Fastlane y el Raw posterior podría no ayudar de cara a la celebración del evento estelar de WrestleMania 32, en el que Reigns se juega recuperar el Campeonato de Peso Completo WWE ante el campeón Triple H. Además, las recaudaciones de dinero que trae el luchador samoano no son ni de lejos cercanas a las de John. Cabría la posibilidad de que el cambio de gallo en el gallinero sea algo prematuro.