Las artes marciales mixtas son un deporte muy impredecible en el que el éxito y la derrota están separados por una línea muy fina, sostenida en gran parte por las cualidades y defectos de un peleador o peleadora, pero también por la estrategia que este atleta (y su equipo) han acordado para encarar un enfrentamiento.
Las estrategias son muy diversas, y dependen igualmente tanto de las cualidades y defectos de un peleador como los de su rival. Un ejemplo perfecto para hablar sobre esta cuestión es UFC 207, el más reciente evento de PPV de la compañía más prestigiosa del mundo, que ha servido como guinda de pastel a un magnífico 2016.
Empecemos por la pelea estelar: Amanda Nunes vs. Ronda Rousey. Todos los peleadores, y todas las peleadoras, se enfocan en mejorar sus defectos durante un campamento de entrenamiento previo a un enfrentamiento. Pero también en analizar las cualidades y defectos de su rival. De la brasileña sabemos que es muy buena boxeando, pero también en el piso. Pero si tuviéramos que elegir en qué aspecto podríamos derrotarla, sería en el segundo. Principalmente tomamos como ejemplo su victoria sobre Miesha Tate. De la estadounidense sabemos que es muy buena judoka, pero no debe agarrarnos, porque nos llevará al piso y nos someterá. Así mismo, sabemos que no es muy buena boxeando. Hasta aquí todo claro.
Si fuéramos Amanda Nunes intentaríamos boxear todo el tiempo, aunque sin temer demasiado al piso. Si fuéramos Ronda Rousey, de ninguna manera intentaríamos boxear, sino utilizar el judo, la lucha, y apostarlo todo en el piso. No sabemos cual era la estrategia de la brasileña porque no le dio tiempo a utilizar ninguna, así mismo tampoco tenemos muy claro la de la estadounidense. Sin embargo, todo parece indicar que la ex monarca fue a boxear nuevamente, como hizo contra Holly Holm, y el resultado fue similar. Esto mismo le sucedió a Miesha Tate con Amanda Nunes.
Quizás no quería boxear, simplemente recibió demasiados golpes bien conectados muy pronto. Sea como sea, Ronda Rousey fue a presionar, algo en lo que Amanda Nunes es una experta. La estadounidense tendría que haber esperado a que su rival atacara, esquivar un golpe, y con un derribe llevarla al piso. Esa hubiera sido una buena estrategia.
El segundo es ejemplo es la segunda pelea estelar del evento: Dominick Cruz vs. Cody Garbrandt. El monarca comentó durante toda la promoción del enfrentamiento que ya derrotado a todos los miembros del Team Alpha Male (equipo al que pertenece el contendiente, así como Urijah Faber o antes TJ Dillashaw). Comentaba que si había derrotado al líder, los demás no tenían posibilidad. Así mismo, el segundo comentaba que solo necesitaba un golpe para terminar la pelea, y su equipo afirmaba que después de tantos años de rivalidad con el monarca, sabían lo que tenían que hacer.
Vayamos por partes. En primer lugar, Dominick Cruz es un peleador que juega muy bien a la defensiva, utilizando su magnífica cualidad esquivando golpes, para conectar buenos puñetazos cuando su rival no tiene defensa. Esta es la estrategia que utilizó con Urijah Faber y con TJ Dillashaw. Los dos peleadores tomaron las riendas de la pelea, presionando, atacando, una mala decisión contra un peleador con las cualidades de Dominick Cruz. Sin embargo, Cody Garbrandt no lo hizo, por lo que el entonces monarca tuvo que atacar. No es que el entonces monarca no sepa atacar, pero su principal cualidad es esquivar para conectar y derribar, algo que no puede hacer atacando.
En segundo lugar, como decimos el contendiente y ahora nuevo monarca no tomó las riendas de la pelea, no quiso atacar. Prefirió esperar a los envites de su rival, demostrando no sólo que tiene el golpeo más fuerte de la división, sino también cualidades similares a las de Dominick Cruz. No es una sorpresa, pero realmente fue sorprendente como Cody Garbrandt esquivaba los golpes. El contendiente tuvo paciencia, esperó los ataques, esquivó los golpes, y conectó sus puños. Cody Garbrandt realizó la estrategia perfecta porque no sólo utilizó sus cualidades para esquivar y para golpear, sino que anuló las de su rival.
Cuatro ejemplos de la importancia de una buena estrategia.