Siempre es interesante cuando una luchadora o un luchador concenden una entrevista a Chris Van Vliet porque suelen hablar de muchos temas que habitualmente no salen en otro tipo de conversaciones con otros periodistas o medios. Precisamente mientras hablaba con él Shaul Guerrero reveló que WWE no quería que arrastrara el apellido de su familia y por eso su nombre como Superesrella era Raquel Díaz.
«Recuerdo que me dijeron, no voy a decir quién, pero me dijeron que si apestaba no podían arrastrar el nombre de mi familia por el barro. Me sorprendió que me dijeran eso. Aunque lo entendí. Una vez más, es como si nunca hubieran dicho que tenía que ser tan buena como mi papá. Siempre hubo pequeñas cosas como esa que son difíciles de ignorar. Ese fue el primer día».
► «Mi papá me asustaba muchísimo»: Shaul Guerrero
En la misma conversación la ex gladiadora -anunció en el mes de febrero su adiós definitivo a la lucha libre profesional- recuerda a Eddie Guerrero afirmando que cuando era pequeña la asustaba muchísimo. Porque si bien estaba impresionada con el luchador que veía en pantalla también conocía a la perfección al hombre que era detrás de escena, al hombre que era su padre.
“Mi papá me asustaba muchísimo mientras crecía. No es ningún secreto que luchó contra el alcohol y las drogas. Creo que, lamentablemente, hasta los 12 o 13 años eso fue prácticamente todo lo que vi. Tuve una relación complicada con mi papá. Realmente no llegué a conocerlo hasta los 13, 14, 15. Él falleció cuando yo tenía 15 años. No sé cómo era Eddie Guerrero la mitad del tiempo. A mi papá le encantaba tanto este negocio que constantemente pensaba en la lucha libre. Nadie puede ser él. Se estaba volviendo abrumador en el buen sentido».
Shaul también recuerda cómo fue para ella seguir los pasos de Eddie en los encordados, todo lo que supuso ser la hija de una de las más grandes leyendas de la historia.
«Creo que cuando anuncié mi regreso, recibí muchos comentarios de los promotores, lo cual me hizo sentir muy halagada. Pero también querían ponerme en las primeras posiciones, y yo estaba como: ‘No he luchado en 6 años’. Fue abrumador. Cuando entré por primera vez en la lucha libre, entré en la empresa más grande y prestigiosa del mundo. Estoy muy agradecida por eso, pero eso también viene con una gran cantidad de presión. Fue muy intenso. Por no hablar del estilo Guerrero: lucha con todo o vete a casa. Las altas expectativas me hicieron tener ataques de pánico solo por ir a los entrenamientos«.