Si hay un luchador que sabe que la experiencia no siempre es un grado para medrar en WWE, ese es Samoa Joe. Hace algunos meses supimos, en boca de Bruce Prichard, por qué Vince McMahon tardó tanto tiempo en llamar a su puerta. Entonces, muchos también se preguntaban cuándo llegaría el debut del ex-TNA dentro de alguno de los elencos principales. Algo que ya fue respondido el pasado 30 de enero, durante la edición de Monday Night Raw inmediatamente posterior a Royal Rumble (2017).
Impactante. Así puede definirse su primera aparición bajo los focos «mayores» de la compañía. Triple H usó a Joe como perro de presa a cargo de Seth Rollins, y el ataque resultó tan intenso, que «El Arquitecto» sufrió un percance en la rodilla ya afectada por aquella grave lesión que lo mantuvo fuera del ring durante 7 meses. Ese sobrenombre de «El Destructor» se antoja bastante oportuno.
Aunque parece que al final Rollins llegará a tiempo a WrestleMania, los creativos tal vez ya hayan buscado alternativas para Joe en Fastlane (2017), pues aquí se tenía previsto un choque entre ambos. Sami Zayn apunta a ser el sustituto, por lo vislumbrado durante la edición de ayer del show rojo, viniendo a servir de preámbulo de cotas mayores para el samoano, quien se dice tendrá un rol importante en «La Vitrina de los Inmortales».
Repasando el historial de Joe desde que aterrizó en WWE, ya son 3 luchadores los que han sufrido las secuelas de su rudeza. Además de Rollins, tenemos el caso recientísimo de Roman Reigns, quien quedó algo tocado de su espalda la semana pasada. Y como ejemplo más flagrante está Tyson Kidd, retirado casi definitivamente de la lucha libre por una gravísima lesión sobre su columna que casi le cuesta la vida. En una lucha casi improvisada durante un combate de NXT está el origen de su odisea de casi 2 años.
Bret Hart consideró que el movimiento final de Joe, el Muscle Buster, es demasiado peligroso, llegándolo a tachar de responsable de la tragedia de Kidd. Sin embargo, con los dos últimos casos se intuye que no todo debe acharcarse a dicha maniobra, pues parece que WWE la ha vetado. Ni rastro de ella en el arsenal de Joe desde su debut. Un Spinning Uranage Suplex sirvió de puntilla para el caso de Reigns. Así, el problema parece ser más integral, y viene asociado de manera inherente al estilo del ex-Campeón NXT.
Ayer, en Wrestling Observer Radio, Dave Meltzer respondió a la cuestión de si existe malestar tras bastidores por la peligrosidad de Joe. Y el analista fue tajante diciendo que no, que no había oído nada sobre el tema. Parece pues que, de momento, la única medida de la cúpula directiva es la de evitar a toda costa el Muscle Buster. Ya ocurrió hace dos años lo mismo con el Curb Stomp de Rollins, quien ha encontrado en Joe la horma de su zapato.
De cara a WrestleMania 33, suponemos que WWE querrá proteger a toda costa a sus Superestrellas, a fin de no repetir la plaga de ausencias del 2016. Vetar una maniobra es una decisión habitual, aunque ¿subsana el problema de fondo? El Buckle Bomb fue eliminado de las pantallas tras causar un importante daño a Finn Bálor durante SummerSlam (2016), y las críticas a Rollins se han ido apagando. La estrategia esta vez no ha surtido el mismo efecto con Joe.