NXT: ¿Credibilidad hasta debutar?

NXT Escocia

 

En cada transmisión de RAW o Smackdown, inevitablemente nos quedamos con un vacío en la mente difícil de llenar. Probablemente, la eterna comparación que existe entre las eras de antaño y las actuales, nubla un poco nuestro criterio, dejándonos abandonados en ese espacio deseoso de adrenalina, sangre y resultados trepidantes que todos esperamos. Si, efectivamente, la WWE se encuentra navegando en un mar poco creativo y en situaciones que rayan en lo absurdo, teniendo el mejor ejemplo de ello, el deficiente regreso de Batista en el Royal Rumble que lo relegó a un olvido que pocos, en verdad, pensábamos ver.

Sin lugar a dudas algo tenía que cambiar, dar un tiro de timón y convertir a la empresa en ese sinónimo de competencia (aunque seamos sinceros, no existe otra marca que le pise los talones) aun para la misma NFL en un lunes por la noche.

Pero para poder cambiar se deben modificar los esquemas, cambiar los pesos de una balanza, y modificar estilos sin perder la clase que te caracteriza. Vince McMahon es un genio a la hora de hacer negocios, pero evidentemente, el reservar celosamente las decisiones de la empresa a meros desplantes de poder lo está llevando a la incredulidad. Muchas estrellas se encuentran ya en los últimos tiempos y seguir dependiendo de John Cena se convirtió en una terrible decisión por parte de Vince dejando de lado algo muy importante: La creación de nuevas leyendas.

Para todos los que amamos este bello deporte (bueno, entretenimiento según Vince), sabemos que el  éxito de la empresa es la creación de personajes incomparables y en ocasiones “sobrenaturales”. Hulk Hogan, The Ultimate Warrior, Shawn Michaels, Jimmy Snuka, Stone Cold Steve Austin, The Undertaker, Triple H,  Andre “El Gigante, La Roca, Randy Orton, John Cena, entre otros, se convirtieron en el referente específico de una marca que hasta el día de hoy espera inexplicablemente sus regresos al ring en un mensaje tan específico como tétrico: “No me gusta el producto actual”

Hace un par de años, Vince tuvo la visión de dejar en las buenas manos de su yerno Paul Michael Levesque (Triple H) el control de la empresa en un momento trascendental. Como en el fútbol, la empresa necesitaba de forma urgente una “cantera” que comenzará a crear y creer personajes que lentamente fueran ganándose el gusto del público; y si Florida Championship Wrestling cumplía con la empresa en la formación de luchadores, Triple H decidió “tunearlo” a partir de una idea del mismo Vince, creando así NXT.

Al principio, la serie de convirtió en una especie de Reality Show donde un Profesional llevaba “de la mano” y aconsejaba a un novato (Rockie) por diferentes pruebas y competencias internas y poder ganarse un lugar en el Florida Championship Wrestling y así debutar en cualquiera de las marcas principales. Y si, vaya, la idea era la correcta, pero para crear estrellas en ocasiones tienes que colisionar galaxias.

La idea de Vince avanzó y se pulió en manos de Triple H que creo a partir del show la NXT Wrestling, una “marca” de formación de estrellas que cumpliría el mismo fin: ser una aduana más en el largo camino a las marquesinas de la WWE.

La idea era innovadora y obviamente un volado en la insipiente carrera de Triple H como mandamás de la empresa, que tuvo en Sin Cara y Karma una novatada dolorosa tanto para los fans como para el mismo Paul, que siendo el creador de un concepto y de un personaje tan entrañable y manipulador como Triple H debía escoger el camino correcto, el cual, hasta el momento, ha rendido los frutos pretendidos por la empresa.

El fincar NXT como una marca fue algo interesante que ni siquiera los mismos fans esperaban. Al principio las transmisiones era tan austeras que parecía una broma el mismo concepto. Un ring en perspectiva más reducido a las marcas “grandes” convertía al espectáculo en una intensa relación íntima entre el público y el luchador, que lo hacía ver más como una transmisión de lucha libre Amateur que una producción de las acostumbradas por la empresa.

Paradójicamente a la par del crecimiento de NXT, un egresado de la marca, Daniel Bryan, disputaba una de las mejores rivalidades en los últimos años, siendo el botón de muestra de la calidad que existía ya en los encordados de los «novatos».

Pero ¿Qué faltaba en NXT?

La incursión de NXT a WWE network, globalizó lo que figuraba solamente en un sector de fans. Los nuevos talentos hambrientos de gloria, comenzaron con rudeza y mucha técnica a ganarse un público sectario, que con cánticos y vitoreos, veía en ese pequeño resquicio de marca lo que se necesitaba en RAW y Smackdown: Una competencia férrea por la credibilidad.

Triple H, como responsable de este proyecto, entendió por fin que el gran problema que tenían las dos marcas principales era ese oxido específico desde la punta hasta sus estrellas más significativas. Las estrellas de NXT comenzaron un ascenso donde rivalidades tan interesantes como Kevin Owens contra Sami Zahn, se volvían tan épicas e impresionantes como las de antaño.

Pero el precio de la fama es doloroso y el público de la WWE es paradojicamente interesante.

Hasta el momento, ciertos personajes relevantes en la marca de desarrollo pierden su brillo al “egresar”. La razón al parecer, son las enormes diferencias que existen entre lo que se exige al momento de crear y lo que se espera al momento de creer. Personajes tan apabullantes como Big E, un hombre de color con el suficiente tonelaje y características físicas para enfrentarse a gigantes de la empresa como el Big Show, se ha visto relegado a ser una especie de patiño (con bastante agrado y aceptación, vale la pena decirlo) de media credibilidad, aun inexplicable y sin esa calidad y velocidad luchística de sus momentos como un personaje más serio.

The Shield, una facción mercenaria, creada por el mismo Triple H, tiene a tres estrellas salidas de NXT en los planos principales, cumpliendo con lo establecido en sus parámetros.

Roman Reings un hombre osco, con poca presencia en el micrófono pero con un peso y desagrado específico que lo llevan a ser el sucesor de Cena (al menos en lo que en bulto se refiere) y lo aleja demasiado de ese Reings rudo y devorador que se presento de forma original en la marca. El samoano esta luchando contra viento y marea (y la Autoridad) para fincarse un lugar que lentamente se aleja por su falta de credibilidad y carisma.

Dean Ambrose, un personaje genial que despierta en el público un cariño específico por su “locura” y falta de garbo al presentarse, tiene en su forma ese riesgo específico de convertirse en un nuevo Dolph Ziggler; un luchador con talento desbordante pero con un personaje sin proyección.

Seth Rollins, un impresionante luchador que debe regresar de su lesión con un personaje diferente, pues vivir a la sombra de «La Autoridad» como el niño llorón del grupo, le resto en demasía credibilidad al grado de restarle importancia en los segmentos de la empresa.

Cesaro, la impresionante estrella de Ring of Honor se ha ido apagando lentamente. Un hombre de características físicas tan impresionantes como él se ha convertido en uno más por su falta de empatía con el público lo que obviamente le ha restado puntos en un empuje que todos deseamos ver.

Bray Wyatt es el único que hasta el momento ha tenido una story line interesante con un personaje como el Undertaker y ha encontrado un enorme espacio en las marcas principales, adosado en demasía por su fantástico personaje que para muchos podría ser el sucesor del Enterrador, pero, que si no demuestra tener las «capacidades sobrenaturales» que el público desea, puede irse apagando tanto o más como su entrada (que en lo personal me parecía genial).

Neville, un pequeño de características aéreas impresionantes, se topó de golpe con una fama mediática que no le ha alcanzado para despuntar como es debido. De forma contraria Kevin Owens, sigue pisando lentamente el terreno de la maldad convirtiéndose en el próximo rudo de vena que la empresa necesitaba, obligando por su rudeza y obvias características físicas y técnicas a John Cena a sacar recursos que ni el mismo conocía. Sin Cara y Kalisto comienzan a sonar fuertemente, sin embargo, las constantes lesiones del primero han dejado a Kalisto solo en una carrera por el público latino que lentamente lo ven como el próximo Rey Misterio pero sin un empuje tan mediático que obviamente lo ha mermado.

Hablar de gente como Tyler Brezze, Bo Dallas, Fandango, The Ascension (que es lo único que tienen, el nombre), y Adam Rose es irrelevante, ya que aun no comprendes como en la búsqueda de personajes «originales» la empresa establece semanas de preparación para ellos sin hacer lo mismo para luchadores con mayor calidad como AJ Styles o Neville.

Divas como Paige, Becky Lynch, Sasha Banks y la misma hija de Rick Flair Charlotte, confirman que NXT se ha convertido en un semillero importante de un sector olvidado como las Divas. Las mujeres son rudas, técnicas y han borrado prácticamente a todo el roster principal de Divas, que no han podido contrarrestar la apabullante “Revolución de las Divas” que lentamente se acercan más a una credibilidad que no han tenido en muchos años.

Evidentemente NXT comienza a ser un trabuco interesante para  muchas estrellas de la marca que ven en la sangre joven un paso de estafeta obligado y que debe venir por el bien de la empresa, sin embargo, los jóvenes deben encontrar la forma de seguir gustando más que seguir siendo la novedad del momento, deben establecer desde su primer paso en RAW o Smackdown ese fuera de script tan necesario que los volverá las nuevas estrellas del firmamento WWE.

Triple H conoce el terreno que está pisando. Solamente un hombre con una calidad luchística preestablecida y un amor por el negocio pudo apuntalar un proyecto como NXT que reafirma su calidad semana a semana, sin embargo, ese colmillo específico que ha mostrado ahora para los negocios, lo debe llevar a “pulir” la nave tan extraña donde creativos  deambulan por los pasillos de la empresa sin tener jamás una forma atinada de mantener al público pegado al televisor.

NXT está en el momento indicado y en el timing indicado, solamente es momento de no aflojar la marca y convertirla en LA MARCA y no UNA MARCA más como al parecer puede suceder si está sigue creciendo de forma descontrolada (en su fama) volviéndose un nombre más en una empresa que devora hasta las estrellas más grandes; y si no lo creemos pregúntenle a Hulk Hogan.

Hasta la próxima.

 

LA LUCHA SIGUE...
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