Nick Diaz: cuando los campeonatos no lo son todo

En todo deporte –sobre todo en los de contacto—hay una idea implícita de competitividad, una estructura vertical. En las artes marciales mixtas (MMA, por sus siglas en inglés) esta idea también está presente, quizás de forma más férrea, puesto que, al no ser un deporte grupal, los individuos y los nombres propios tienen más fuerza que en los equipos. Así, en UFC, la liga más importante de MMA en el mundo, existe un sistema de jerarquización que sirve, entre otras cosas, para vislumbrar un panorama de quién puede ser el próximo contendiente al cinturón de la categoría: el ranking.

Está primero el top 15, donde se encuentran los peleadores que comienzan a prometer. Viene después el top 10, donde una pelea por la faja de oro es cada vez más una posibilidad. Después tenemos el top 5, donde ya se habla de sujetos que están a una o dos peleas del cinturón. Pero en la cima de todo esto, en la parte superior, hay un solo lugar, donde se encuentra el campeón (salvo las ocasiones donde, por lesión u otros factores, se abre un cinturón interino, y hay entonces dos peleadores “empatados”).

Pero, ¿qué pasa cuando un peleador ya no busca esa meta, cuando sus ambiciones en el deporte son otras? Tal es el caso de Nick Diaz, un hombre que a vista de muchos, me incluyo, pocas cosas tiene por probar en el deporte del octágono.

Nicholas Robert Diaz (record MMA 26-10-1) mejor conocido como Nick Diaz (quien, tiempo atrás, tuvo el sobrenombre de “Diablo”) ha sido campeón en diversas organizaciones. Ostentó el cetro welter de la ya extinta liga WEC. Años después, se coronó campeón welter de la también desaparecida liga Strikeforce.

Sin embargo, lo que muchos consideran la prueba final, coronarse campeón en la UFC, nunca se le dio. Cuando tuvo la oportunidad de pelear por el título interino de la categoría de los welter (campeonato que se dio por la larguísima ausencia del entonces campeón Georges St. Pierre) ante Carlos Condit, cayó por decisión en un controvertido fallo.

 

Años después, St. Pierre unificó los cintos luego de vencer por decisión a Condit. Entonces Diaz tuvo la oportunidad de pelear otra vez por el campeonato. Una vez más, Díaz no pudo triunfar. En ambas ocasiones, durante la entrevista posterior al combate, Diaz anunció su retiro de las MMA (por no estar de acuerdo con el sistema de puntuación, que favorece los derribes y el control de la posición en el piso, aunque el daño al oponente sea menor). Los que somos seguidores de este pelador pensamos, con pesadumbre, que no volveríamos a ver más del boxeo atrevido y la actitud desenfadada y retadora del discípulo de Cesar Gracie. Afortunadamente, ése no fue el caso.

 

En enero de este 2015, tuvo lugar una de las peleas más anticipadas dentro de la UFC (y el mundo de las artes marciales mixtas, me parece) cuando Nick Diaz recibía lo que tanto tiempo pidió: una pelea ante el ex monarca de los pesos medios y estrella del Pride: Anderson Silva. La pelea era importante por muchos aspectos. Primero, significaba la primera pelea de Anderson Silva luego de la lesión que sufrió ante Chris Weidman. Volver en más o menos un año, después de partirse tibia y peroné, no es cosa fácil. Segundo, representaba el regreso de Diaz luego de un retiro voluntario de más de dos años. Tercero, significaba la incursión de Diaz en su tercera división de peso (sostuvo importantes encuentros en los ligeros, el más memorable de ellos contra la estrella nipona Takanori Gomi, en lo que fue una de las peleas más emocionantes de todos los tiempos).

 

Así, cuando en enero de este año se dio la pelea, las expectativas eran muchas, y los pronósticos para Nick poco favorables. Sin embargo, su papel fue digno de un combate estelar. Cayó, una vez más, por decisión ante el otrora representante del Chutebox Academy. Otra vez, Diaz anunciaba su retiro, fiel a su temperamento.

 

Las estadísticas no mienten. Diaz no ha ganado una pelea desde hace más de tres años, tiene tres derrotas al hilo y es ya un veterano del deporte. Entonces, ¿qué es lo que hace a Nick Diaz un personaje tan singular a la vista de muchos? Antes que todo, el mayor de los hermanos Diaz es un ejemplo de superación.

Supero las carencias económicas y un entorno social agreste para convertirse en un deportista de alto nivel. Es, hoy por hoy, el único hombre que ha noqueado al actual Campeón Mundial de Peso Welter UFC: Robbie Lawler. Fue monarca welter en dos ligas distintas y derrotó a Takanori Gomi cuando éste era poco menos que una fuerza imbatible en las artes marciales mixtas.

Nick Diaz es el único que ha hecho pelear hacia atrás a Carlos Condit, un peleador que se caracteriza por su agresividad.

https://www.youtube.com/watch?v=tbtsr3_Ih60&hd=1

Es cinta negra bajo la tutela de Cesar Gracie y uno de los pocos peleadores que incorpora a su entrenamiento bases de Sambo, lo que hace tan peculiar su juego de piso, sobre todo desde su espalda.

Y, aunque muchos lo olvidan, es el único peleador que ha sostenido encuentros con las tres más grandes leyendas de UFC en tres categorías distintas: BJ Penn en los ligeros, Georges St. Pierre en los welter y Anderson Silva en los medios. Además, nunca ha sido noqueado o sometido (sólo cuenta en su haber una derrota por TKO debido a un corte en el ojo, ante KJ Noons). De esos datos poco se habla, pero existen.

Si bien el cinturón de campeón es una de las ambiciones más grandes que puede poseer un atleta de alto nivel, existen personajes cuyas motivaciones van más allá. Donde muchos ven al hombre que falló en sus intentos por coronarse campeón de UFC, yo veo al atleta que, además de siempre dar pelea, también ha incursionado como promotor de MMA.

 

¿Qué pasa cuando las estadísticas no lo son todo? Cuando los números fallan, cuando no son suficientes, nos quedan las palabras. Pero al hablar de Nick Diaz, una de las figuras más polémicas del mundo de las MMA, las palabras parecen no ser suficientes.

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