El luchador debe ser ejemplo para quienes los siguen

El luchador se forma en un gimnasio, son horas y horas de entrenamiento, de sudor, de dolor, de frustraciones, de momentos donde piensa que no sirve para esto, que debería voltear a otro lado, de satisfacciones que le hacen pensar e imaginar que llegará muy lejos, que su nombre será coreado por los aficionados y que será el ídolo de las multitudes.

Foto Carlos Acosta

Algunos tiene la fortuna de conseguir esto último, y ser reconocidos por los aficionados, y algunos otros, se convertirán en ídolos, quizás mediáticos, quizás por lo que resta de su carrera, pero al final, habrán obtenido esto que tanto deseaban: fama y fortuna.

Algo que no deben dejar pasar los luchadores, es que una vez que suben a un ring, se convierten en el centro de atención de quienes los están viendo, y si llegan a ser reconocidos por sus hazañas sobre el cuadrilátero, se convierten en ese momento en figuras públicas.

¿Esto qué implica?

El conseguir ser ya una figura pública, implica que el luchador se debe conducir con mucho mayor cuidado que cuando era un desconocido, pues muchos ojos estarán sobre él y cada cosa que haga, será tomada en cuenta, ya sea para consolidarse con la afición o para que ésta simplemente lo mande al olvido.

Foto Carlos Acosta

Y es que muchas veces, el luchador olvida que se debe a la gente, y cree que al subir a un ring está luchando para él mismo, pero no es así, la gente es la que hace a los ídolos, y también es la gente la que condena a muchos al olvido.

Cuando el luchador se vuelve figura pública, su trato con el público debe ser el más fino y atento, sin caer por supuesto en servilismos o en actos que lo perjudiquen, pero siempre debe tener la capacidad de estar cerca del aficionado, de brindarle un saludo, de chocar sus puños con el niño que está emocionado en el pasillo esperando que su ídolo pase y se de cuenta que él está ahí, con su máscara barata y su pancarta con faltas de ortografía dándole su apoyo, su cariño y convirtiéndole en su ídolo.

Ese niño, vivirá con el recuerdo del momento en el que ese, su ídolo, volteó a verlo, lo saludó, y le brindó un segundo sólo para él, y así como trató a ese niño, debe tratar a la afición que lo sigue.

Foto Carlos Acosta

Ya no puede llegar a una Arena vestido con harapos, debe ir bien presentable (limpio al menos) porque seguro le pedirán una foto, no puede haber ido de fiesta antes porque el aliento alcohólico no va con la imagen de un deportista, y por muy rudo que sea, no puede andar luciendo su léxico, ese que usa con sus más cercanos, porque si el niño lo ve, lo imitará, porque su ídolo lo hace, y él así quiere ser de grande.

Y no, no se trata de una postura moralista donde el luchador debe ser beatificado, debajo de su personaje hay un ser humano, quizás con mas defectos que virtudes, pero ese no nos debe interesar, él puede hacer con su vida privada lo que mejor le plazca, pero como ese personaje al que muchos idolatran, hay que tomar conciencia de que se está en un lugar privilegiado y que puede dar un gran ejemplo o ser muy mala influencia.

Siendo figura pública, lo que diga debe llevar una congruencia y dar un mensaje, en sus presentaciones debe no solo agradar al público con sus acciones, también con su presencia, su forma de caminar, de llegar al ring, debe demostrar que vive agradecido con el público que lo ha colocado en ese sitio, y que lo menos que puede hacer es dar lo mejor de si en todos los aspectos.

El luchador como figura pública

No está obligado tampoco a regalar sus máscaras, su equipo, a firmar cien fotos para una sola persona o a darle su teléfono a quien se lo pida, no, pero sí se obliga a buscar acercarse con la gente, a firmar la playera del niño, la servilleta o el pedazo de papel que le acercan, pero sobre todo, debe ser diplomático y educado al momento de decirle al público que no puede detenerse con cada uno porque la lucha ya va a empezar.

En esta era digital, las redes sociales del luchador deben servir para acercarse al público, para anunciar sus próximas presentaciones, para alguna dinámica que tenga que ver con la lucha libre, para compartir algún mensaje, pero no para presumir sus defectos como persona, esos que los ponga en otra cuenta porque si quiere que respeten su vida privada, el primer paso es no exhibirla como si nada.

Foto Carlos Acosta

Ser luchador es una dicha que algunos tienen, pero ser ídolo solo pocos, y para conservar ese sitio no basta con ser un buen luchador, sino la forma en la que se logre influir con algo positivo a quienes lo han puesto ahí, por encima de muchos.

LA LUCHA SIGUE...
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2 comentarios en «El luchador debe ser ejemplo para quienes los siguen»

  1. Toda la razón esto debe ser lo mismo que sienten los luchadores de la lucha libre americana o cualquier tipo de atleta.

  2. Toda la razón esto debe ser lo mismo que sienten los luchadores de la lucha libre americana o cualquier tipo de atleta.

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