La pelea de Abner Mares y Leo Santa Cruz es nuevamente fuerte candidata para ser nominada a la Pelea del Año.
Y es que estos dos hombres se dieron con todo lo que llevaban y para dar el espectáculo que ofrecieron, llevaron bastante consigo.
De entrada hay que reconocer que tanto Leo como Abner cumplieron con la promesa de entregar una pelea de alto nivel.
Fondo físico, potencia y arsenal completo para la contienda.
Este par jamás ha tenido un round de estudio porque, además de que se conocen, tenían planteado su propio plan de ataque.
Abner se lanzó al terreno corto para llenar de golpes el cuerpo de Leo y no darle espacio a retroceder, sino forzarlo al intercambio.
Leo por su parte llevó mucha movilidad de cintura para no ser blanco del ataque del tapatío,
Fue entonces donde se fraguó la batalla.
No hubo tiempo muerto ni espacio de maniobra. Todo fue muy rápido y en corto.
Leo estuvo a las vivas con el jab y el upper para sacar de balance y de la línea de ataque a Abner.
Mares fue muy activo en sus golpes a la cara y varió con golpes al cuerpo para mermar la capacidad de Santa Cruz.
El conteo de golpes de ambos fue consistente y abundante, por lo que dejaron en claro que no escatimaron en el entrenamiento.
Lo que sí hizo diferencia entre uno y otro fue que Leo fue más preciso que Abner.
El tapatío quedaba descuadrado y fallaba más cuando emprendía su ataque tras ser apabullado por el de Michoacán, de modo que desperdiciaba golpes porque quedaba mal parado.
Santa Cruz cambió un poco el esquema al ver que los golpes al cuerpo de Mares le entraban de buena manera, así que le metió velocidad y distancia para pegar más sin exponerse en el terreno corto.
Ahí estuvo la clave. La variación del ataque de Leo que explotó la falta de precisión de Abner.
Al final la decisión unánime fue a favor del michoacano Leo Santa Cruz, campeón único de peso pluma por la Asociación Mundial de Boxeo.