Ahora que The Undertaker se ha ido, es evidente el vacío que ha dejado dentro de WWE, no sólo como luchador, pues sus apariciones eran cada vez más escasas, sino como un pilar que se mantuvo durante un cuarto de siglo como una de las figuras más respetadas dentro de la compañía. Respetado por la totalidad de la industria, el gigante estuvo en los momentos neurálgicos de las últimas tres décadas, incluida la Traición de Montreal.
En la historia de WWE, pocos actos han sido tan infames como la deshonrosa despedida que Bret Hart sufrió en Survivor Series 1997, cuando se partida a WCW llevó a que se llevara a cabo todo un complot en su contra para asegurar la permanencia del Campeonato WWF en la compañía. El tema ha sido revisado en innumerables ocasiones, y es claro el rol que allí jugaron Vince McMahon, Shawn Michaels, el árbitro Earl Hebner, Triple H y Pat Patterson. Además, The Undertaker también fue parte de la escena.
En la edición de 17 de noviembre de 1997, Dave Meltzer narraba los hechos y la iracunda reacción del Deadman.
Undertaker estaba furioso, golpeando la puerta, y cuando [Vince McMahon] salió a hablar con él, Undertaker le dijo de manera nada dudosa que debía disculparse con Hart.
Como se sabe, lo que siguió fue una confrontación en la que Hart le dejó el ojo morado a McMahon, tras lo cual ocurrió lo que es bien conocido: la exitosa Attitude Era con Mr. McMahon y la pobre carrera del Hitman en WCW.
Este año se cumplen dos décadas de aquel lamentable incidente y, con motivo del retiro de The Undertaker, Bret Hart habló con Sports Illustrated, recordando el rol que el Phenom jugó aquella noche de noviembre y cómo tras ello se convirtió en un líder del vestidor.
«Yo le di un puño a Vince McMahon en el vestidor, pero la única razón por la que Vince estaba en el vestidor era por The Undertaker» – explicó Hart – «Undertaker golpeó la puerta de Vince tras la Traición. Le dijo ‘lleva tu trasero al vestidor y explícate’ y Vince no hubiera escuchado a nadie más.»
No es un secreto que pocas personas son tan admiradas y respetadas por Vince McMahon como Undertaker, quien en ese entonces llevaba apenas siete años con la compañía. Pero entre Hart y el Deadman también había un mutuo respeto que se había manifestado unos meses antes, cuando juntos estelarizaron SummerSlam 1997.
Cuando luché contra él, Undertaker dijo algo que amé. Dijo «estoy feliz de poder trabajar contigo porque finalmente podré mostrarle a todos que de verdad puedo luchar». Él quería mostrar que podía hacer cosas, no solo ser Frankenstein.
Veinte años después, Undertaker ha dejado una carrera de grandes luchas, muchas de ellas en la mayor vitrina del mundo luchístico, WrestleMania, pero ese no es el único legado simbólico que Undertaker adoptó de Bret Hart, pues su historia con la Traición de Montreal no terminó aquella noche en el Molson Centre.
«Le escribí una carta a Taker cuando me fui» – reveló Hart – «Le dije ‘tienes que ser la voz del vestidor y el líder ahora que yo no estoy’. Siempre sentí que yo era el líder del vestidor y cuidaba todo. Si los chicos tenían un problema, ellos me buscaban y yo iba con Vince a decirle ‘este chico tiene un problema, tú podrías ayudarle'».
«Luego Taker dio un paso al frente y se convirtió en ese hombre. Muchas veces él tuvo que enderezar a tipos como Shawn Michaels y defender a otros luchadores. Undertaker siempre fue una fuerza en el vestidor».
Undertaker siempre fue un líder en el vestidor, siempre fue un hombre de fiar. Nunca nadie dudó de lo que decía porque sus palabras eran buenas. Fue un hombre que estableció un estándar en el vestidor. Si tenías un inconveniente o un problema personal, podías ir con The Undertaker y él te ayudaría.
Sus actos durante la Traición de Montreal y su posterior liderazgo dentro de la compañía son apenas dos muestras del gigante que fue The Undertaker, no sólo como luchador sino como persona. Bret Hart cierra con estas contundentes palabras:
The Undertaker defendió lo que creía correcto. Se ganó todo lo que tenía.