En breves horas, bajo los focos del Bankers Life Fieldhouse de Indiana, Clash of Champions inaugurará el calendario de PPVs exclusivos de Raw tras la separación de marcas. Se trata de la primera gran prueba de fuego para el juguete de Stephanie McMahon tras el buen nivel ofrecido por Backlash 2016, el primer PPV propio a su vez de la facción de su hermano Shane, que no pudo evitar sin embargo, algunas decisiones creativas muy cuestionables.
Kevin Owens vs. Seth Rollins por el Campeonato Universal WWE es todo lo que la IWC puede pedir de un combate estelar: carisma, juventud y calidad sobre el ring. Desde su coronación el 29 de agosto, las críticas hacia el canadiense se han sucedido, no sólo por parte del bueno de Vince Russo, sino por distintos medios y analistas que lo consideran un monarca de transición. Mr. Mcmahon nunca vio con buenos ojos el prototipo físico de Owens, y aunque Triple H se suponga detrás de su encumbramiento por ser un producto NXT, la decisión final de consolidar su status a largo plazo es otro tema.
Los bajos ratings pueden estar dando crédito a las palabras de Russo. De hecho, que se incluyera a Roman Reigns en el último duelo de la pasada noche del lunes es un indicativo del intento de vuelco; parece que se sigue confiando en la capacidad sobrehumana del samoano por salvar las audiencias (cosa que finalmente ocurrió en la tercera franja si la comparamos con la semana anterior). Porque debe admitirse, Russo tiene mucha razón. WWE no puede vivir de los números proporcionados por la IWC, necesita algo más en un campeón, y es cierto que una «buena» imagen ayuda a ello. Tal vez ROH pueda sustentarse de esta comunidad, pero la empresa más grande de la lucha libre, no.
Si KO pierde, se unirá al nutrido club de los campeones efímeros de la historia de WWE. Hoy día se comenta mucho la importancia de tener a un primer espada sólido y estable, pero repasando la historia de WWE encontramos ejemplos de luchadores que contaron con primeros reinados muy pobres y sin embargo cuajaron una carrera notable, o legendaria, en algunos casos. The Undertaker tuvo una trayectoria como debutante Campeón WWF de apenas una semana, allá por 1991. The Rock, menos de un mes y medio, en el 98.
Pedimos estabilidad, pero hoy día el paradigma de John Cena o CM Punk es inviable. Y lo que es más importante: casi siempre ha sido inviable para cualquier luchador. Si hay un nuevo «elegido» seguramente sea la cara de la empresa para el próximo lustro, y Owens no cumple a priori con los requisitos tradicionales. ¿Fue su victoria sólo una excusa para iniciar un futuro ángulo entre Rollins y Hunter? No lo sabemos, pero lo que sí se ha demostrado es que los grandes luchadores no necesitan longevos reinados. El sistema funciona así, debe haber distintos tipos de superestrellas para cada función, no considero que el sistema sea tan injusto si existe una retroalimentación positiva. Para que Cena fuese la cara de la empresa, tuvo que existir un Edge que constituyera su reverso. Y KO tiene muchas papeletas para ser el reverso del futuro chico franquicia.