Ken Shiro compartió cartel con su compatriota Naoya Inoue y también sacó la victoria sobre su respectivo rival, Gilberto Pedroza.
Shiro defendió el cinto minimosca del Consejo Mundial de Boxeo.
Ya dentro del combate, fue Pedroza quien mostró la iniciativa del combate pues fue él quien lanzó los primeros golpes.
Aparentemente su estrategia preferenciaba el volumen de golpeo para anotar más puntos o para sacudir a Shiro desde el principio de la contienda.
Sin embargo, el desplazamiento defensivo de Shiro fue óptimo para sacarse de encima el ataque de Pedroza. Debido a ello se sacó la mayor parte de los golpes y los que le cayeron no lo lastimaron porque no llevaban ni la puntería ni la fuerza suficientes como para dañarlo.
Shiro atacó de entrada por salida para marcar puntos y no arriesgarse en lo que encontraba su mejor ángulo de ataque, porque durante los rounds iniciales fue más evasivo y no se enfrascó en el intercambio que intentó proponer Pedroza.
Sin embargo, a partir de la tercera vuelta se soltó y repartió golpes a manos llenas. El nuevo ataque de Shiro provocó que Pedroza retrocediera y buscara un nuevo ángulo para atacar, pero no logró encontrar el espacio para detener a Shiro.
Ya en el cuarto episodio Shiro decidió dejar ir todo lo que llevaba en la manos y además de ponerle velocidad a su ataque le metió poder de puños.
Primero lanzó varios ganchos, con los que Pedroza se proyectó a la lona. Se levantó antes de que se terminara la cuenta de protección, pero no tardó mucho en sucumbir a la potencia del campeón japonés.
Shiro se le echó encima de inmediato y le lanzó varios volados con ambas manos y cuando vio que se iba al piso, le acomodó un upper que lo dejó fuera de combate. En ese momento, el réferi intervino para que Shiro no lo castigara más.
Shiro se mantiene como campeón de peso mini mosca del Consejo Mundial de Boxeo.