GROWIN’ UP AT ASBURY PARK – En 1984, un niño de 6 años se ve obligado a dejar su barrio

Por Sergio Romero Molina desde Barcelona

Todos los que nos consideramos fans del wrestling sabemos de todos los detalles de la existencia de esa constelación de estrellas que son los wrestlers, antes de la creación y la posterior masificación de esa maravillosamente maldita herramienta de comunicación llamada Internet, los fanáticos españoles teníamos que empaparnos de todo a través de la parabólica sintonizando Sky Sports u otros canales europeos tras el apagón que se produjo después de finalizar la primera etapa del programa “Pressing Catch”.

También sobornábamos a amigos extranjeros o inocentes viajeros ibéricos para que nos surtieran de un buen numero de revistas y vídeos, en mi caso, revistas maravillosas como Wrestling Eye o la mítica PWI Pro Wrestling Illustrated eran las que más solicitaba y más me enviaban, por supuesto siempre a cambio de promesas incumplidas….y cuatro chavos (siempre guerreando).

Hoy en día con la red interna cada vez más externa, nombres como el famosísimo “The Rock”, Screwjob de Montreal, primer Ladder match en WM X, Attitude Era, Stone Cold, N.W.O, Monday night wars… más o menos nos suenan y podemos estudiar de todo ello a través de vídeos o artículos colgados en la red de redes, cualquiera puede saber cuantos títulos ganó aquel o quién estaba bajo la máscara de tal personaje, lo sabemos todo, pero, ¿qué sabemos de el latido del wrestling, los fans? Cada historia de cada uno de ellos puede llegar a ser también una especie de love story que nos lleva en algún momento de nuestras vidas a caer rendidos ante este maravilloso espectáculo, hoy, a riesgo de que un clic me saque de vuestro campo de visión y me relegue directamente al limbo de los mas ermitaños chips, voy brevemente (ja!) a explicar la historia de un fan cualquiera que se metió el wrestling por vena y jamás volvió a sentirse solo.

Un día de 1984 un niño de seis años se ve obligado a dejar su barrio, sus amigos con los que estaba creciendo, su cole, su futbolito, su minibasket, su F.C Barcelona…

Al día siguiente su pueblo se llama Brick y su ciudad New Jersey, son 5 días de aclimatación antes de que su padre empiece el trabajo en una factoría de complementos de moda y su madre le acompañe, el niño en cinco días empieza un nuevo cole donde se encuentra rodeado de algo que en su Barcelona natal no estaba acostumbrado a ver en aquellos años, gente de color, aparte de un idioma raro, por primera vez en su aún corta vida empieza a sentir lo que es la soledad, a sentirse él el diferente, a sentir miedo, y sobretodo incomprensión y cabreo ante todo lo que lo rodea.

Dicen que la desazón que se siente en casos así es brutal, y que te puede llegar a marcar de por vida, aquel chico no hubiese sobrevivido si algo no hubiese cambiado a su alrededor.

¿Dónde estaba su fútbol de toda la vida, cómo habría quedado el Barça, que hace un niño sin ídolos donde mirarse?, ¿Dónde esta su Maradona o su lobo Carrasco?

Su Spiderman si que está pero en ese idioma no lo entiende, hasta que, un día dicen que vio a dos compañeros de clase ataviados con una cinta en el pelo y haciéndose llaves, esos compañeros eran un argentino y un crío de color nacido en New Jersey, el argentino y el niño que aquí nos ocupa habían estrechado lazos sobretodo gracias al idioma común. El niño sin ídolos, en el recreo observaba atentamente a los dos chavales bajo el sonido constante de una música tremendamente adictiva que cada día petaban en los radiocassetes de los chicos (luego hablaremos un poco mas de esa música), de repente se acercó y le dijo al argentino que era esa cinta amarilla que llevaba en la cabeza y por qué jugaban a pelear en vez de patear balones o encestar, a lo que Mario, el argentino, le respondió que esa bandana era de un tal Hulk Hogan y que ponía HULKAMANIA, y que lo que hacían era “wrestling”, extraña palabra en los oídos del niño, -” Has de verlo el sábado a la mañana, es espectacular”-.

Habado por la mañana ese crío conecta la TV y sintoniza la estación donde están emitiendo “Hulk Hogan Rock and Wrestling”, una serie de dibujos animados de unos superhéroes que hacen luchas y dejan una moraleja a modo de consejos para portarse bien, estos episodios se intercalan con la imagen real de los protagonistas de la misma, lo cual fascina al chico, los superhéroes existen piensa, seguidamente emiten un programa de lucha con todos esos superhéroes de la lucha en imagen real, de repente un sudor frío y una emoción sin igual invade el cuerpecito del chaval que durante las semanas siguientes tratara de conseguir un VHS, aparato emergente en esa época, para poder grabar y ver y ver y ver y ver una y otra vez esas cintas.

Han pasado un par de años de devoción y obsesión por ese show multicolor, el niño solo es feliz a través de esa pantalla, la magia del wrestling se metió en su espíritu para siempre, para ya no abandonarlo jamás, suerte que no es el único que se siente así y puede compartir sus emociones, aunque los mayores de la casa empiezan a pensar que “tanta lucha no puede ser bueno, se va a dejar la vista, este niño está pillao, sal a la calle a jugar cojones”, poco a poco van asimilando que esa fiebre no es solo propiedad suya, en esa época todos los chicos de su edad están igualmente abducidos, bendita enfermedad…

En los últimos tiempos todo es wrestling en esa escuela, y en el parque Asbury hay una firma de luchadores que presentan velada en New Jersey, sera el viernes a la tarde, gran quedada general con los compis del centro para asistir al acto de firmas, que nervios conocer al fin a todos sus héroes en persona piensa el chico, habrá que armarse con la cámara de vídeo para dejar constancia de tan sublime momento en la vida del niño..

¡Dios que gigantes! ¡No son humanos! ¡Barça que?! (sorry)… Hay varias mesas, André, Patera, Muraco, Santana, Snuka, Valentine, Bigalow, Orton, el chico va recorriendo todas las mesas aguantando largas colas, cuando llega el turno todo sucede demasiado rápido, excepto cuando llega a la de Santana que consigue comentarle que es de Barcelona, a lo que Santana le dice que está bien hablar de vez en cuando español, no lo suele hacer y teme que al final se le olvide, también comenta que le gustaría visitar Barcelona, a ver si hay suerte y actuamos allá algún día comenta, (quien le iba a decir que 5 años después en el Sant Jordi se batiría el récord de asistencia bajo techo superando al eurobasket con él de estelar en lucha contra The Undertaker), hay una mesa vacía, que es la que le queda por conseguir la firma, cualquiera sabe donde esta el luchador cuando, un tío grandísimo se acerca al niño y le toca la cabeza, el gigante la tiene tatuada, seguidamente le lanza un gruñido y luego le sonríe, dice vociferando, aunque el niño ya lo sabe claro, que se llama Bam Bam Bigelow, ” two B´s for Brigitte three B´s for Bam Bam Bigelow the greatest new comer into the wwf!” el resto de wrestlers empiezan a corear al unisono “Brigitte, Brigitte, Bam Bam, Brigitte”…el niño ya nunca más se sentirá solo.

Ha pasado un tiempo desde entonces cuando otra gran quedada general se produce en el centro, la WWF va a ir al MSG el sábado y al otro lado del rio Hudson eso es una ilusión mayor que para los propios newyorkers, ellos han de ir y ya esta, es su “Big Apple”, epicentro del espectáculo universal, los de N.J tienen un orgullo especial que les encanta lucir en N.Y.C, y sobretodo esa música atronadora que suena en todas partes (lo siento, Frank), ellos han reinventado el rock, ¿los de N.Y que han inventado últimamente? Habrá que armarse otra vez con la cámara e intentar si se consigue ver a alguien. El sábado por la tarde el chico está en los aledaños del Madison sin ticket, ha cruzado el río solo para ver 30 segundos de entrada de los luchadores , si es que los ve, hay una multitud enorme, la puerta de una limo enorme se abre y para sorpresa general aparece el mismisimo Hulk Hogan con Vince McMahon, Hulk se detiene unos segundos y dedica unas arengas a la multitud que empieza a corear cada pose característica del Hulkster, Vince le mete prisa, parece que tienen una conversación importante y ha de explicarle algo, el enorme André aparece al cabo de unos 20 minutos, luego Albano pasa menospreciando al personal con la mano recibiendo un enorme boooo, luego aparece un histrionico esperpentico Jesse Ventura que les dedica un sonoro ” stupid suckers!” a todos que es contestado contra lo que él mismo se espera con una enorme ovación, parece que eso no le acaba de gustar y empieza a dedicar más frases ofensivas al personal, que aplaude cada arranque de Jesse, que acaba entrando al estadio algo contrariado, y luego llegan mas wrestlers, y luego Jake Roberts que lleva ¡la snake bag con él! aparece también un fornido Randy Savage que se dedica a sacar la lengua sin parar, una dedicada en exclusiva a la cámara del chico inclusive, que guapa es Elizabeth, irradia belleza completamente, todos entran y promete ser una noche fantástica, el chico no puede entrar pero no se siente mal por ello, valió la pena estar ahí, una hora después la arena más famosa del mundo retumba desde afuera, el Garden parece que está edificado justo encima de la mismísima escala de richter, el ambiente que se debe estar viviendo allí dentro, como aquella su primera vez en Omaha.

El wrestling en U.S.A vive una fiebre entre la adolescencia total en aquellos mediados-finales años 80, y mientras el niño descubría que la música que sonaba en las radiocassettes de New Jersey era de un tal Bruce Springsteen, y abrazaba así a otro ídolo, ya nunca caminaría solo, ni siquiera en Nebraska, pues la vida debe ser acompañada de una buena banda sonora , no se puede carecer de arte, hay que vivir, hay que aferrarse a algo, y así el desenlace de esta historia llega cuando el 2 de abril de 1989, aquel chico tuvo la suerte de asistir a la noche más mágica, más grande de su juventud, Wrestlemania V en Atlantic city, 2º titulo de Hulk Hogan, y que mejor sitio para comprarse en un establecimiento fuera del casino el álbum del Boss “Greetings from Asbury Park”, disco que curiosamente contiene la canción “Growin´up”,… El chico regresaría a Europa en el 91, a Londres concretamente y entre idas y venidas volvería finalmente a casa 3 años después, a su querida Barcelona, aunque hoy el mundo es su casa, pues me dicen que el niño que ya se hizo hombre vive aferrado a ese sueño de libertad.

Greetings from BCN.

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