Pese a que nadie apostaba por él como un campeón de mínima continuidad, Dean Ambrose lleva ya dos meses siendo el máximo monarca de WWE. Y si los acontecimientos siguen los derroteros esperados, permanecerá como tal al menos hasta después de SummerSlam 2016, por lo que saldrá indemne del mayor evento del año tras WrestleMania. Siendo realistas, existen muy pocas posibilidades de que Dolph Ziggler consiga hacerse por primera vez en su carrera con el Campeonato Mundial WWE.
Parece entonces que sus recientes declaraciones en el podcast de Stone Cold no eran demasiado presuntuosas, afirmando que era el luchador favorito de Vince McMahon aunque este no quisiera admitirlo. Desconocemos si dicha bravuconada figuraba dentro de las líneas del kayfabe, pero la entrevista ha traído mucha más cola de la esperada, y según informa la última edición del Wrestling Observer Newsletter, la cúpula directiva de WWE estaría molesta con Ambrose. No por frases como la citada, ni siquiera por las evasivas hacia algunas preguntas planteadas.
El motivo principal pasaría quizá por la velada crítica que el luchador lanzó al equipo creativo de la compañía, justificando así un acomodamiento de su personaje, teorizado por Austin durante la entrevista. Ambrose también cuestionó algunos de los métodos de guionización de promos que WWE llevó a cabo durante su etapa de desarrollo. Y como hablar mal del equipo creativo es apuntar alto, esto se ha interpretado como una crítica abierta a Vince y Triple H.
No puede ignorarse también que «El Lunático Radical» hablara de la laxitud de Brock Lesnar en la construcción de su combate en WrestleMania 32, básicamente afirmando que «artísticamente, no quería hacer nada». Ya se ha demostrado la posición privilegiada de la que «La Bestia» goza dentro de la empresa, ignorando sus dos positivos por dopaje, así que estas declaraciones se antojan un tanto inoportunas para los intereses de WWE, que intenta cuidar más que nunca la imagen de su rentable superestrella. Resulta lógico por otra parte que Ambrose aprovechase la coyuntura para criticar veladamente el trato desigual recibido por su amigo Roman Reigns bajo la misma violación de la política de bienestar.
Aquella entrevista podría salirle muy cara al ex-Shield, y todo lo escrito en el primer párrafo daría un giro de 180 grados este domingo. Disparar contra tres de los mayores pesos pesados de la empresa es algo de lo que mucha gente ha salido con los pies por delante, y Ambrose no tendría por qué constituir una excepción. Por tanto, ya surgen rumores que dan por finiquitado su status como portador del título exclusivo de SmackDown; a todas luces una respuesta de castigo por parte de las estratosferas de WWE. Obviando lo injusto del supuesto caso, ¿sería un movimiento inteligente actuar con tal vehemencia sólo para proteger a un luchador y dar así ejemplo?