Crónica de una decepción: ¿Quiénes son responsables del fracaso de los Cruceros?

Contrario al éxito absoluto que supuso el Cruiserweight Classic a mediados de 2016 y desconcertando a propios y extraños por el pedido mayoritario de la afición durante tantos años, la división Crucero, nueve meses después, lamentablemente está en un punto muerto. O, me corrijo, no se ha movido un pelo en cuanto a progresos desde su implementación allá por el pasado agosto. Y eso de lamentable merece su énfasis, porque no es que el error de WWE haya estado en hacer caso a esta idea desde un principio ni concretamente en los nombres que se escogieron para revivir el que algún día fue uno de los puntos fuertes de la extinta WCW.

Es triste ir al WWE Network, reproducir cualquier episodio de Nitro y apreciar las grandes reacciones de las que los cruceros gozaban en su día, pero la historia nunca ha tendido a repetirse para los de McMahon, no ahora ni en el fallido intento de 2002, pues es evidente que ese no es el fuerte de Vince ni de viejas compañías como Pat Patterson o Gerarld Brisco, que aunque puedan tener la mejor de las intenciones, nunca podrán identificarse con este tipo de estilo y, por ende, es muy probable que nunca puedan encontrar el éxito en ese aspecto. Es sabido a esta altura que el mandamás y sus secuaces tienen arraigada en sí la filosofía de la vieja escuela, esa de que el tamaño importa, de que los pequeños no tienen chance contra los grandes, donde los musculosos destrozan a los «débiles».

Pat Patterson, Vince McMahon y Gerarld Brisco, haciendo oídos sordos e ignorando… a la división crucero.

No, el error de WWE radica en el manejo. Muchos han reclamado, por ejemplo, de que la división no se limite al elenco de 205 Live —show al que no le veo mucho futuro—y poder entonces formar parte del elenco común masculino. Algunos creen que de tal forma, al medirse ante otras caras familiares, se obtendrían mejores resultados. Tiene sentido. Pero en tal caso me animo a decir que la división quedaría relegada a un segundo plano y no se llegaría muy lejos considerando el pensamiento anteriormente mencionado de los altos mandos, lo que dejaría expuestos a los ligeros por sus pocas libras y haciéndolos ver como inferiores a sus pares.

Estoy de acuerdo con otros consejos que se han ido brindando, no obstante, como quitar esas cuerdas moradas y excluir a toda la división del resto del show; o añadir cuan rostros reconocido se pueda. En esa línea, sobre el papel, nombres del calibre de Neville, Austin Aries, Jack Gallagher, The Brian Kendrick, Takira Tozawa, Noam Dar, Cedric Alexander o Máscara Dorada no hubieran dado motivos para pensar en el fracaso, pero hoy esa es la indiscutible realidad.

Participantes del Cruserweight Classic, exitoso torneo que facilitó la luz verde al regreso de la división crucero.

Y apuntábamos a WWE como la gran culpable, porque así como introdujeron sin presentación alguna a Charlotte, Sasha Banks y Becky Lynch en su momento con la Divas Revolution, hecho del que especialistas como Chris Jericho se han quejado y donde el desconocimiento dio paso a la indiferencia, la grande del entretenimiento volvió a tropezar con la misma piedra, pero en lugar de tres cabezas, en esta ocasión fue una división entera.

Toda la movida del regreso de los cruceros se desarrolló abruptamente en vistas del Draft y la necesidad urgente de nuevas incorporaciones, y he aquí el que quizá haya sido el error más grosero de la compañía: saltearse la etapa de NXT. Un inmenso porcentaje de los cruceros no pudieron perfeccionarse y/o adecuarse al estilo de la casa, algo así como lo ocurrido con Carístico en 2011. Está bien, han habido quienes no necesitaron de ello, talentos como AJ Styles, gente con basta experiencia que se pudo permitir el lujo de omitir la etapa de desarrollo, pero no es el caso de nuestros protagonistas, en su mayoría jóvenes de escasa andadura y muchos bloqueados por el idioma.

Neville y Austin Aries, las dos principales caras de 205 Live.

Un paso sumamente primordial, puesto que al provenir de la escena independiente, donde lo requerido se limita a saber actuar sobre las doce cuerdas y no es prioridad desenvolverse en el habla, es un punto en el que se quedan cortos. Esto y otras cosas. El asunto aquí es que la empresa es completamente lo opuesto, un mundo donde la calidad sobre el cuadrilátero es secundaria y lo principal son las historias, el entretenimiento. La pregunta entonces es, ¿cómo pensó la compañía que podría llevar a cabo historias sin el habla de por medio? Evidentemente, pensaron que no iba a ser necesario. Les formulo lo siguiente, ¿cuántos dentro de 205 Live han tomado un micrófono para una promo o siquiera una entrevista? Muy pocos. Entonces, ¿cómo cree la organización que podrá hacer triunfar una división sin historias detrás o, en las pocas excepciones, con historias extremadamente básicas?

Otro tema es la falta de exposición de sus miembros. Está bien que sea el Campeón, pero Neville, probablemente por ser de los poquísimos destacados, es un infaltable de cada semana, al igual que Austin Aries y Jack Gallagher —y ahora también TJ Perkins, quien, dicho sea de paso, no se ha mostrado a la altura como ganador del CWC—, mientras que otros, como Sean Maluta, Lince Dorado, Drew Gulak, Gran Metalik o HoHo Lun, apenas ven minutos en televisión. Apuesto a que haber continuado en el circuito independiente hubiera sido mucho más productivo para ellos. Con esto voy a que es muy selecto el grupo de aquellos que reciben oportunidades, lo cual da lugar a la repetitividad y, en base a ello, al desinterés.

Una división que, y esto es un secreto a voces, pende de un hilo que sujeta Triple H, pero que ha hecho números desastrosos y no augura un buen futuro si las cosas siguen el mismo rumbo. Continúan los intentos por atraer más la atención, como la idea de añadir más féminas a la ecuación. Bienvenido todo aquello que ayude, pero opino que se ha llegado a una instancia donde se debe apostar por cosas grandes para revertir la situación, y las mujeres no son la respuesta. Todavía siguen ahí afuera nombres como Rey Mysterio Jr., Ricochet, Matt Riddle, Will Ospreay, Zack Sabre Jr. o Fénix como así estrellas de la casa como Kalisto, Andre Cien Almas, Johnny Gargano o Hideo Itami. WWE tiene de dónde y cómo sostenerse, pero simplemente no está presente el deseo de invertir.

Por último, pero no por eso menos importante, un recurso al que también recurriría sería llevar la división a un lugar donde en verdad se apreciara, un lugar donde hablar tampoco sería primordial, pero donde podrían aprenderlo. En NXT, el talento podría desarrollarse y mejorar sus puntos débiles, hacerse conocer y tener la aprobación de la fanaticada. De ocurrir, esta movida vendría como anillo al dedo tratándose de un momento donde la marca amarilla sufre de escasez de nombres consolidados, y si bien los cruceros no podrían brindarles en abundancia en ese aspecto, sí podrían traer calidad a la mesa y mucho más… porque eso es lo que les falta: una buena oportunidad.

¿Qué opinan? ¿Están de acuerdo con los puntos planteados? ¿Creen que la división crucero tiene salvación? ¿Qué harían ustedes al respecto?

Dejen sus opiniones en la caja de comentarios.

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