Roman Reigns ha sido la figura que más polémica ha despertado entre los aficionados en los últimos años. Su físico, su «cara bonita», su carisma y el hecho de ser «una creación de la casa» —al no tener más experiencia que el territorio de desarrollo de WWE—bastaron para ser el próximo gran proyecto de Vince McMahon y Triple H: la cara sucesora de John Cena.
El problema siempre radicó en que, desde la perspectiva del fan, al menos del más estricto, Reigns no cuenta con las herramientas suficientes para llevar a la compañía en sus hombros por la próxima década, lo que hizo que su persona atrajera rechazo.
Así se vio reflejado en momentos clave como el Royal Rumble 2015 o, más recientemente, el ataque sufrido a manos de Hunter en Monday Night Raw hace unas semanas.
No obstante, los abucheos no son algo que ocurre en situaciones contadas, sino que ya es algo habitual de cada semana desde hace un buen tiempo, y al ver la constante negativa de la fanaticada, McMahon está empezando a perder fe en el ex Campeón Mundial de Peso Pesados de WWE.
Como ha informado SÚPER LUCHAS, es una posibilidad que Reigns no termine coronándose en WrestleMania 32, pero quizá las probabilidades no sean muy elevadas. Para contrarrestar de alguna forma los abucheos, WWE está pensando en hacer algunas modificaciones en el personaje de Reigns.
En primer lugar, parece que se le ha cambiado su entrada. En Raw entró por la rampa y en Smackdown hizo lo propio, por lo que sus apariciones por entre el público puede que sean cosa del pasado. Los riesgos de inseguridad al estar en contacto directo con la gente también ha sido un punto determinante en esta decisión.
Otro tema que se ha discutido ha sido mostrar el lado más agresivo de Reigns. Su brutalidad fue motivo de celebración cuando apalizó a Triple H en TLC el año pasado, y es por eso que se quiere buscar suerte con tal recurso, siendo la sangriento ida y vuelta de ataques con Hunter fiel prueba de ello.