Miguel Berchelt noquea a Awuku antes de media pelea y con eso logra una defensa titular rápida y exitosa.
Luego de tres intentos de encontrarle rival a Berchelt para cumplir con su compromiso en Cancún, Miguel hizo un buen papel ante Maxwell Awuku.
No se esperaba menos, lo realmente sorprendente habría sido que a Berchelt le madrugaran el mandado y perdiera el título en su casa ante un rival improvisado.
Lo que sí quedó claro es que sin importar el cambio de rival, mostró su poder para acabar temprano la pelea.
Su mano derecha por delante, siempre buscando establecer distancia, fue la que le marcó el camino al éxito.
De esa manera evitó que Awuku se le encimara y se dio espacio para hacer su boxeo y llevarlo a si territorio.
Awuku tiró pocos golpes efectivos y más bien tuvo un ataque descompuesto. Se iba al frente abanicando con ambas manos, tratando de pelear en puntas (aunque parecía más que estaba aventándose sin técnica establecida) pero sin conectar un sólo golpe que amenazara a Berchelt. Además, ese espacio provocaba que el cancunense sí se diera vuelo con el golpeo hacia el ghanés.
Los mejores golpes del africano fueron los volados a dos manos pero no los pudo conectar todos.
Lo que sí fue preciso, pero del lado de Berchelt, es que si llegaba a recibir un golpe, bloqueaba los que le llegaban detrás. Awuku lanzó muchos golpes, pero no tuvo buena puntería.
Luego del segundo round, el dominio de Berchelt fue más contundente.
El campeón le apretó un poquito a su paso y Awuku no supo qué hacer. Trató de buscar espacios y golpes que dañaran a Berchelt, pero el mexicano supo soportar y avanzar para pegar.
Con un recto de derecha mandó por primera vez a la lona al africano.
Una andanada de golpes de Berchelt sobre Awuku lo hizo caer al piso una vez más.
Cuando el réferi decidió que había sido suficiente fue cuando el «Alacrán» se fue tras su rival, puros golpes rectos y Awuku sólo se echó para atrás pero sin meter las manos.
Así logró Berchelt su segunda defensa titular exitosa.
*Imágenes de la transmisión en vivo
Era obvio
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