Aquellas batallas mexicanas en el Olympic Auditorium. Parte 4: Leyendas del boxeo y tragedias.

Como ya se comentó, un excelente grupo creativo está organizando un documental sobre el Olympic Auditorium de Los Ángeles, casa de mil hazañas deportivas, aquí algunas de las realizadas por mexicanos.

 

El boxeo mexicano en el Olympic Auditorium.

Como ya se comentó al principio de esta entrega, la primera de las hazañas mexicanas en el Olympic Auditorium perteneció al primer medallista olímpico de nuestro país, Francisco Cabañas, sin embargo a lo largo de estos más de noventa años de historia, el deporte de los guantes y las orejas de coliflor ha dado muchas memorias imborrables por parte de los atletas mexicanos en sus veladas históricas.

Las glorias del Chango y otros peleadores clásicos.

Precisamente durante el año olímpico una de las figuras más pintorescas del boxeo incursionó por primera ocasión, Rodolfo “Chango” Casanova, el primer gran ídolo del pueblo paseo su figura en el Auditorium el 15 de noviembre de 1932, perdiendo por puntos ante “Speedy” Dado, sin embargo un mes después se sacó la espina al vencer también por puntos a Young Tommy. Durante el 33, el Chango de León, Guanajuato, pero avecindado en Tacuba, Distrito Federal, tuvo sendas revanchas con ambos rivales en el Auditorioum, los resultados fueron inversos, perdiendo con Young el 11 de julio y venciendo a Dado el 5 de diciembre. Al menos tuvo otras dos peleas en el Auditorium conquistando no sólo a la afición chicana, si no a mucha de la estadounidense, en especial de la bella Mae West, con quien se rumoró un amorío fugaz que ninguno desmintió, y menos el “Chango de Changay”.

A la izquierda la bella Mae West fiel asistente del Olympic. A la derecha Rodolfo "Chango" Casanova primer gran ídolo del boxeo mexicano.
A la izquierda la bella Mae West fiel asistente del Olympic. A la derecha Rodolfo «Chango» Casanova primer gran ídolo del boxeo mexicano.

Su archienemigo, el tremendo Kid Azteca, también se presentó por esos años en el Olympic, dando doble pelea contra Ceferino Garcia, ya que en la primera, el 11 de julio de 1933, en un cabezazo accidental, Garcia se cortó aparatosamente la ceja, yéndose a las tarjetas y declarándose ganador a Kid, sin embargo éste último ofreció la revancha un par de semanas después, el 25, terminando con resultado también a favor de Kid. En el 34, para ser precisos el 5 de junio, venció a Young Peter Jackson, siendo está su última confrontación en dicho inmueble.

Además de los mencionados, entre los 30’s y los 60’s un sinnúmero de peleadores mexicanos y una gran generación de chicanos que defendían el verde, blanco y rojo como suyos hicieron una gran historia en el Olympic Auditorium, destacan entre los primeros Juan Zurita, Manuel Ortiz, Lauro «Tigre» Salas, Raúl «Ratón» Macías (Aquella terrible derrota ante Billy Peacock en el ‘55), Lauro Salas, José Becerra, Ricardo «Pajarito» Moreno, Alberto «Baby» Arizmendi, y Enrique Bolaños. De los nacidos fuera del país, pero que siempre sacaron la cara por la llamada “raza” destaca notablemente Bert Colima, cuyo verdadero nombre era Epifanio Romero, también destacaron Art “Golden Boy” Aragón, Mando Ramos, Carlos Palomino y Danny López.

 

Las tragedias en el Olympic.

Muchas historias se han escrito en el Olympic Auditorium, la gran mayoría siempre recuerda los finales felices con las risas del campeón y su equipo. Pocas veces se habla del perdedor, salvo cuando este fenece en el campo de batalla. Así, hay dos tragedias en el Olympic Auditorium donde dos mexicanos estuvieron envueltos.

La primera fue la noche del 19 de septiembre de 1980, cuando el Campeón de Peso Gallo de Europa, Johnny Owen, cumplía el sueño de su vida al cruzar el océano Atlántico y tener una oportunidad contra el Campeón Mundial, el mexicano Lupe Pintor, quien llegaba ya como un monarca sólido después de una difícil rivalidad con Carlos “Cañas” Zárate y conquistar su primer defensa en el mismo Olympic ante Alberto Sandoval.

Lupe Pintor, Campeón del Mundo. Al fondo Jimmy Lennon Sr. lo presenta en el Olympic. Foto de Theo Ehret.
Lupe Pintor, Campeón del Mundo. Al fondo Jimmy Lennon Sr. lo presenta en el Olympic. Foto de Theo Ehret.

Owen venía con un record interesante de 25 ganadas, una perdida y un empate. Pero la tragedia comenzó cuando el réferi desde el sexto permitió que un ya muy lesionado Owen siguiera sufriendo el castigo de los puños de Pintor, quien con la mirada pedía la intervención del tercero sobre el ring, pues sentía que su rival no estaba ofreciendo resistencia. Hasta que en el décimo segundo capítulo Pintor conectó un gancho mortal, que dejó no sólo noqueado a Owen, sino en coma, un coma que se prolongó por 46 días con sus respectivas noches, cuando falleció el joven europeo.

El réferi mero observador de la tunda de Pintor a Owen. Foto AP.
El réferi mero observador de la tunda de Pintor a Owen. Foto AP.

Lupe quedó marcado de por vida tras esa tragedia, y no en la memoria de los aficionados, que tras volver a verlo ganar lo siguieron arropando como su ídolo, sino en el interior del hombre. Lupe ha recordado aquel momento en más de una ocasión y siempre se nota en su semblante un dejo de tristeza al evocar aquella noche:

“Subí al ring con la intención de salir adelante, de defender mi campeonato, porque además eso me iba a dar una mejor forma de vida. Owen resistió, pero en el sexto round lo derribé, aunque inmediatamente se recuperó. Vino el noveno asalto y otra vez lo vuelvo a tumbar, aunque esta vez ya se levanta muy lastimado, fue cuando el réferi le preguntó si podía continuar y por instinto dijo que sí, pero ya venía lastimado desde el sexto episodio.

“En el duodécimo vino otra vez hacia a mí y que lo vuelvo a conectar, pero lo tumbé de una manera tan grotesca que un comentarista dijo que había caído como muerto… desgraciadamente así fue, porque ya estaba dañado de muerte.

“Fue algo terrible porque a veces uno sube al ring con ganas de dañar al rival. Por ejemplo, cuando peleé contra Carlos Zárate o contra Juan “Kid” Meza, quería darles bien duro, pasara lo que pasara, pero cuando me enfrento a un tipo como Owen, todo un caballero, un profesional, un hombre de mucho respeto, pues lo que menos pensé es en lastimarlo, y te sucede la tragedia; es algo muy difícil de superar y vive uno con esa pena toda la vida, yo creo que hasta que me muera voy a vivir con ella.

Más que los golpes, Lupe Pintor quedó marcado en el espíritu por esa trágica pelea. Foto AP.
Más que los golpes, Lupe Pintor quedó marcado en el espíritu por esa trágica pelea. Foto AP.

“No tuve miedo de volver a pelear, me subí al ring con la misma confianza y con la determinación de seguir adelante, pero claro, hubo gente que me ayudó. En este deporte no se puede vivir con ese miedo. No se puede porque, una de dos, o de plano uno se retira o continúa con la misma disciplina y determinación. Además, se está ante la posibilidad de asegurar el futuro, no sólo propio, sino de toda la familia, los hijos, hermanos y padres, por eso la única opción es salir a darle con todo al oponente.

“Por eso a veces uno llega a subirse al ring con la suficiente determinación y dice: no importa lo que me pase, si me muero, no me importa, pero voy a conseguir el éxito a como dé lugar.

Tuve, y hasta la fecha tengo, terapias con un sicólogo que me ha ayudado, tiene más de 30 años trabajando conmigo: me ha ayudado a superar muchísimas cosas en la vida y en ese momento fue crucial para que yo pudiera seguir adelante. Pero más que nada me ayudó la determinación personal, y así subía al ring siempre pensando que las cosas iban a salir bien, desde luego, después de una buena preparación.

Está cabrón… muy cabrón saber que a causa de uno alguien pierde la vida. La responsabilidad es directa porque arriba del cuadrilátero estamos uno frente al otro. Es muy difícil de superar.

Triste final para el también conocido como: "The Merthyr Matchstick", Jhonny Owen.
Triste final para el también conocido como: «The Merthyr Matchstick», Jhonny Owen.

“Uno mató en el ring. Es un hecho real y no lo podemos disfrazar; es un accidente, pero al final uno es el responsable.”

(Tomado de La Jornada, 9 de noviembre de 2008).

 

La otra mala noche ocurrió estando en disputa el Campeonato Interino de Peso Mosca CMB, donde dos nacionales se disputaban el honor el 1º de septiembre de 1983, por una parte el tapatío Francisco “Kiko” Bejines, mientras que por el otro lado el angelino Alberto “Tweety” Davila, En el noveno round, Davila iba perdiendo el combate en las papeletas, pero conectó un volado a la cara, el cual causó estragos en Bejines, en una entrevista al Dr. Bernhardt Schwartz, publicada por el periódico El País a unos días de la pelea, y a cuyo cargo estaban los servicios médicos de esa noche recordó ese triste momento:

Davila vs. Bejines. Tremendo choque.
Davila vs. Bejines. Tremendo choque.

“Después del noveno lo vi sufrir convulsiones espasmódicas reiteradas y observé que su pupila derecha estaba mucho más dilatada que la izquierda, lo que me indicó que una terrible hemorragia se había desatado en su cerebro. Pero jamás nos llaman hasta que ya es inevitable. Para mí, desde entonces, estaba ya muerto”.

Kiko Bejines es noqueado y al caer seminconciente su cabeza rebota contra las cuerdas. A la mala se tuvo que aprender y poner una cuerda más, y de material más suave para el box.
Kiko Bejines es noqueado y al caer seminconciente su cabeza rebota contra las cuerdas. A la mala se tuvo que aprender y poner una cuerda más, y de material más suave para el box.

Sin embargo la pelea continuó y en el doceavo, el que parecía no regresar era Davila, pero algo dentro de él revivió y salió con hambre de nocaut. Apenas iban unos segundos del inicio del round cuando Davila conectó tres golpes decisivos que mandaron a Bejines noqueado contra la primera cuerda del ring (a raíz de esta pelea, se comenzaron a manejar rings para boxeo con cuatro sogas), la victoria por KO fue dictaminada para Davila, Bejines, sin embargo, pudo reincorporarse unos segundos después y fue escoltado por Schwartz y su esquina a los vestidores, donde minutos después se desvaneció. Tres días después fallecía en un hospital en Los Ángeles.

El temperamento de Bejines lo levantó... pero sólo unos minutos.
El temperamento de Bejines lo levantó… pero sólo unos minutos.

Continuará…

 

Si quieres leer la primera parte está disponible aquí. La segunda aquí, y la tercera aquí. 

 

 

 

LA LUCHA SIGUE...
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