Antes de ser la súper estrella de UFC que es actualmente, Ronda Rousey formó una carrera dentro del judo. Para llegar al top de la disciplina y ganar la medalla de bronce en los Olímpicos de 2008, fue entrenada por el notable entrenador Gene LeBell.
Sin embargo, no fue el único que trabajó con ella para convertirla en un atleta mundial con la gran base que ahora la mantiene como la gran depredadora de la división gallo femenil en UFC.
Uno de sus tantos entrenadores se llama Jason Morris, quien la entrenó por una temporada y curiosamente es uno de los entrenadores que menos menciona Ronda. Tal vez por el tiempo que estuvo con él, pero del que ha expresado que no le ayudó mucho a mejorar en su técnica y que sólo «tomaba su dinero», según lo cuenta ella en su libro autobiográfico.
Sin embargo, Morris no se siente ofendido y menciona que él hizo lo que pudo por ella durante el tiempo que la entrenó, pero asegura que fue ella quien lo buscó y no al revés, porque no vio nada excepcional en ella como para haberla visto como una atleta especial.
-No había algo destacable en ella, aunque sí era la gran competidora que es ahora. Además tenía muchas fallas que había qué corregir. Y fue ahí donde trabajé para hacerla mejorar en muchas de las cosas que ahora la tienen colocada donde está, tal como lo hicieron otros entrenadores. Yo sólo ayudé un poco.- mencionó Morris.
Ronda le atribuye su éxito a su espíritu competitivo e incansable que la han hecho mejorar al grado de ser campeona invicta y la mujer a vencer dentro de la empresa promotora de artes marciales mixtas más dominante de la actualidad.
Pero Morris menciona que eso no habría sido posible sin sus entrenadores.
-La verdad es que ella le debe toda su existencia a nuestro deporte. No a mí o a otra persona. Se lo debe a toda la comunidad del judo que la formó como atleta, esa es la razón por la cual es tan exitosa.- concluyó Morris.