Continente y contenido. Equilibrar estos dos términos es esencial para cualquier ámbito, y especialmente, en el caso que nos ocupa, para el contexto de la lucha
libre. Este año parece que el primero estará asegurado, conociendo las imágenes y vídeos que desvelan los avances del set de WrestleMania 33, con una enorme rampa
que bajaría de lo alto de una de las gradas, una montaña rusa (presumiblemente decorativa) y la guinda de un ring tamaño XXXL situado justo encima del habitual.
Como un servidor ya comentó, las críticas por la falta de ambición estética desde la separación de marcas, el mal sabor de boca que dejó WM 32 y el posible retiro de The Undertaker son razones muy pesadas para ir con todo a Orlando y conjurar un continente que arrope de manera espectacular a su contenido. Espero que no se siga la dinámica del pasado año y el «Show de los Shows» no acabe convirtiéndose en el Rock in Rio de la lucha libre.
Desde luego, si WWE puede presumir de algo es de saber dar espectáculo y crear grandes envoltorios. Escenografías sublimes se han sucedido a lo largo de la historia
del magno evento; sin embargo, lo colosal no implica calidad en el diseño. WM III fue el ejemplo más claro: 93 mil personas atestaron el Pontiac Silverdome de Pontiac, Michigan, batiendo en su momento el récord de asistencia de un recinto cerrado en los EEUU. Pero, echando un vistazo al escenario en sí, nada destacaba especialmente en su diseño, obviando el tamaño del mismo.
En el polo opuesto encontramos WM IX, primera «Vitrina de los Inmortales» realizada al aire libre, y que contó con un recinto, el Caesars Palace de Paradise, Nevada, de «sólo» 16 mil localidades. Pese a ello, los detalles se cuidaron al máximo, trazándose un set que evocaba a la Antigua Roma, con ecos de un típico anfiteatro. Incluso las cuerdas del cuadrilátero no tenían los colores habituales, siendo sustituidos por negro y dorado. Las entradas de las Superestrellas, por supuesto, se sumaron a la fiesta.
Existe una tendencia a glorificar el pasado, y en cuanto a calidad luchística, suele considerarse que la mejor época de WWE no es la actual. Otro tema es el de las escenografías, y en este sentido, sí que ha habido una considerable evolución, con unos trabajos de logística que hace 3 décadas no hubiesen sido posibles.
Ahora traigo el ejemplo de WM 23, bajo mi punto de vista, el culmen, celebrada en el Ford Field de Detroit, de nuevo Michigan. Jason Robison, artífice de la hazaña, comenzó la planificación en julio de 2006, y sólo a mes y medio de la cita pudo dar por finalizado el diseño (un tanto inspirado en el de WM 17) . Se emplearon más de 400 pantallas y 50 mil metros de cable de pirotecnia, necesitándose casi 9 días entre montaje y desmontaje. Datos irrelevantes si el resultado final hubiese sido poco atractivo, pero los conocedores sabemos que no fue así. Imposible olvidar la entrada de Shawn Michaels con una X gigante de fondo.
Tres años después, muy motivada por tener que arropar el último combate de HBK, WWE volvió a tirar la casa por la ventana. El acondicionamiento realizado al University of Phoenix Stadium fue una obra de ingeniería sin precedentes, teniendo en cuenta además que se asumió el riesgo, por tercera vez en la historia del PPV, de abrir el recinto al cielo, en esta ocasión, de Glendale, Arizona. Lo que propició la mejor iluminación hasta la fecha, subsanándose errores anteriores. Otros logros en cuanto a diversidad de pirotecnia y uso de calderas de fuego, no han sido repetidos. Y aquella pirámide LED escalonada es mención aparte.
El último ejemplo del término «colosal» lo encontramos en WM XXX, con un diseño basado, esencialmente, en destacar el 30 aniversario del «Show de los Shows». Tendencia, la de resaltar el nombre del evento, que se ha venido manteniendo, aunque con resultados inferiores. Parece que todos en la compañía se pusieron de acuerdo: el fin de La Racha de Taker y el encumbramiento de Daniel Bryan debían hacerse al amparo de un set propicio. Bajo mi punto de vista, la mejor edición de la última década junto a las tres citadas anteriormente. No sé si es casualidad, pero en mi top particular, continente y contenido concuerdan.
Creo que hablo por todos los seguidores si espero que WM 33 repita concordancia. Rings gigantes o pirámides de LED no dejan de ser atrezzo, pero casi siempre presagian algo relevante. Quizá suceda algo así el próximo 2 de abril, y SÚPER LUCHAS les traerá la mejor cobertura por si quieren averiguarlo.