Survivor Series y la complicada paradoja de los fans modernos

Aunque muchos consideren a la actual como una edad dorada para la lucha libre profesional, ésta cuenta con un gran problema que, tristemente, le resta mucho de su valor.

Es cierto que WWE tiene un elenco de altísima calidad. Que New Japan ha presentado una mayor cantidad de encuentros impresionantes que nunca en su historia. Que el CMLL mantiene un nivel tremendo. Que las empresas independientes han podido sobresalir gracias a las nuevas tecnologías.

PERO… Y he aquí el detalle… Nunca antes había existido un sector de aficionados que, aunque pequeño dentro de la mayoría, fuera tan negativo.

Hace décadas, el aficionado a la lucha libre profesional podía jactarse de ser moralmente superior al aficionado al futbol, porque en esa época ser “conocedor” equivalía a valorar el trabajo sobre el ring, no a criticar las decisiones de los programadores y empresarios.

Porque ese sector nefasto de aficionados juega a eso: A querer demostrar que sabe más que el promotor… Así ese promotor sea alguien que tiene tres, cuatro o cinco décadas haciendo eventos de lucha libre y que sabe por qué hace las cosas y que se ha hecho millonario con ello.

Ese sector, que usa de manera aleatoria términos como storytelling, selling, feeling y hasta trolling, es un sector que inexplicablemente ve la lucha libre a pesar de que, a todas luces, la odia o finge odiarla.

Y esto viene al caso porque el día de ayer, Survivor Series resultó ser uno de los mejores eventos que ha presentado WWE en tiempos recientes. Un evento en el que todos los luchadores se entregaron en el ring tratando de dar las mejores luchas posibles (algo que no ocurre ni en WrestleMania) y quedando genuinamente molidos por todo lo que hicieron.

Resultados Survivor Series (19-nov-17): AJ Styles vs. Brock Lesnar

¿Y en qué se fija ese sector de fans? En que los resultados eran predecibles.

Porque ese sector, a pesar de que es el mismo que denosta a Dave Meltzer, es el sector que más ha sido influido —directa o indirectamente—por Dave Meltzer.

Meltzer fue el primer periodista en utilizar términos de “chamba” (como se dice en el argot luchístico en español) desde hace casi 40 años, y la verdad es que todos los que escriben de lucha profesional a través de internet son alumnos de Meltzer aunque no lo sepan.

Pero Dave Meltzer comenzó a escribir así porque su boletín está dirigido a los promotores, a los luchadores y a un pequeño sector de los aficionados que nada tiene que ver con el otro pequeño sector de los aficionados al cual critico en este texto.

¿Yo tengo influencia de Meltzer? Sí, pero más de Leopoldo Meraz y Fernando Gómez Arias, es decir, de la escuela de Fray Nano, una escuela que heredé hace veinte años y que he buscado mantener a pesar de que los jóvenes actuales que escriben sobre lucha tienden a fijarse en detalles de la lucha que por décadas fueron insulsos porque se sobreentienden. Todo eso del storytelling, selling, psychology viene implícito en la lucha; no hay necesidad de señalarlo. Y sus términos en español son muy distintos.

Porque no se puede aprender de lucha libre profesional leyendo Wikipedia.

La lucha libre profesional es una actividad muy fácil de disfrutar. Si alguien se amarga por las decisiones que los promotores tomaron con el objetivo de complacer a la mayoría y lograr hacer dinero, creo que se están equivocando de pasatiempo.

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Pero, ojo: No estoy diciendo que no se deba criticar a la lucha. Obviamente sí se puede y se deben señalar las cosas negativas o decir por qué algo está mal. El problema es criticar por criticar, por el puro gusto de hacerlo. Por decir «Yo sé más que ese promotor cuya experiencia me cuadruplica la edad».

Veamos un pequeño ejemplo sobre las críticas del pequeño sector de aficionados. Algunas partes de la lucha de eliminación que estelarizó Survivor Series, donde han criticado que “los jóvenes talentos como Bobby Roode y Shinsuke Nakamura fueron enterrados”.

Y sí, a los que disfrutan de la lucha, seguramente se quedarán con cara de “what” al leer la sentencia anterior, pero el pequeño sector de aficionados al que aquí criticamos gusta de decir que si alguien pierde, ha sido “enterrado”, no sé por qué.

En esa lucha nadie quedó mal. Y los primeros eliminados, Nakamura y Roode, se fueron como héroes, más fuertes que nunca.

Bobby Roode se le puso al tú por tú a Triple H, y después de un largo intercambio, sacó la mejor parte.

Triple H sólo logró evitar el DDT de Roode al relevar de manera desesperada. De lo contrario, habría sido vencido por el hombre a quien hace algunos años le copió el look.

Roode se salvó, y enseguida entró Nakamura pateando de esta manera a Angle:

Luego, Nakamura esquiva una embestida de Joe y le conecta Kinshasa en la espalda:

De inmediato, entra Bálor, quien recibe también la furia del japonés:

Triple H pretende hacerle el pedigrí, pero Nakamura se lo quita, lo patea, y lo noquea con Kinshasa.

Y llega Strowman, el más fuerte de su equipo. Pero Nakamura no se atemoriza y lo ataca… Y le conecta Kinshasa desde las cuerdas.

Es sólo después de toda esta secuencia, en la cual Shinsuke Nakamura logró hacer ver mal a todos los del equipo de Raw (como Spider-Man hacía con los X-Men en los cómics), cuando finalmente Strowman pone quieto al nipón y lo elimina.

¿»Enterraron» a Nakamura? ¡Claro que no! Quedó como uno de los luchadores más impresionantes de todo el elenco.

Y luego aparece Roode, quien comienza lanzando una andanada de golpes sobre Strowman, quien no puede aplicarle el shokeslam y recibe a cambio un Blockbuster.

Strowman —para seguir con las analogías de cómics— es como Hulk. El simple hecho de que Roode lo enfrente sin temor lo hace ver como el Capitán América.

Obviamente, Roode no puede aplicarle su Glorious DDT, pero no por eso deja de defenderse y no por eso ve esto como una causa perdida… Y eso provoca una enorme reacción en el público.

Roode intenta un segundo Blockbuster, pero no da en el blanco (el sector de aficionados criticado llama a esto «botch», como si hacer movimientos de lucha fuera algo tan sencillo). Posteriormente, Strowman le aplica su powerslam estilo Davey Boy Smith para eliminarlo.

Shinsuke Nakamura y Bobby Roode fueron los primeros eliminados, sí. Pero no se vieron mal.

Critican que «no llegaron al final» sin considerar que no pueden llegar todos al final. La mayoría tenía que ser eliminada, y quienes quedaron al final son el punto focal de las rivalidades actuales, así que no podía ser de otra manera.

Lo difícil era lograrlo de una forma tan bien estructurada.

El tuit anterior tiene razón, aunque se equivoca en pensar que los escritores definen las luchas. Los escritores hacen los guiones para las discusiones al micrófono.

En fin. Es tan fácil disfrutar a la lucha por lo que es sin querer buscarle tres pies al gato.

Por décadas, los aficionados a la lucha profesional la hemos disfrutado por ser algo mágico, único. Sería genial que ese pequeño sector «hater» la empezara a ver así.

LA LUCHA SIGUE...
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158 comentarios en «Survivor Series y la complicada paradoja de los fans modernos»

  1. Les comento lo que entendí, opinen pero no de forma soberbia, disfruten las diferentes marcas y diferentes tipos de lucha, nada mas.

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