Con el regreso de Shane McMahon y su inclusión a tiempo completo en la programación de WWE, podemos decir que se dio inicio al comienzo de una nueva era que despegará definitivamente el próximo martes tras la realización del nuevo Draft. Recuperar la figura de Shane O’Mac supuso y sigue suponiendo un revitalizante para el universo de seguidores que estaban cansados de La Autoridad y su monótono rol durante los últimos años. Aún así, muchos hemos visto que Shane no es suficiente en pos de un verdadero cambio, ya que sobre el papel, sus decisiones creativas parece que no han sido relevantes hasta ahora, pese al consabido privilegio que supone llevar tal apellido.
Tal vez todo pueda cambiar ahora que sabemos que será el encargado de dirigir SmackDown en un momento trascendental para la historia del show azul. Una futura guerra de los herederos del reino servirá de telón de fondo para la separación de marcas, pero ¿hasta qué punto mantendrá su condición de personaje televisivo?
Según un rumor reciente de Cageside Seats, el propio Shane habría confesado a varios de sus más cercanos allegados que no sabe por cuánto tiempo seguirá programado para aparecer en televisión. ¿Sería esto un indicativo de que tarde o temprano asumirá tareas ejecutivas y pasará a un segundo plano tras las cámaras? Recordemos que aunque el plan original para él era el de suplir el catálogo de bajas que la empresa sufrió de cara a WrestleMania, Vince McMahon siempre contó con que su primogénito aceptara volver a casa, y así fue cuando hizo su aparición en el Raw post-WrestleMania 32. Parece evidente que el destino de todo McMahon no pasa por ser un mero personaje televisivo.
Habría un giro de los acontecimientos si la especulación que nos ocupa es completamente veraz, y afectaría a un plan creativo que lleva sonando con fuerza desde hace meses. Cuando la lucha fratricida por el control de la compañía estalló, conocimos la supuesta intencionalidad de llevar a cabo un duelo entre Shane y Triple H en SummerSlam 2016 que quizá sirviera de catalizador definitivo de este «juego de tronos». Sin embargo, repartidos ahora los cargos, esta historia tendría bastante poco sentido, pues la clave del combate estaba en conocer quién sería el dueño de Raw, tarea adjudicada a Stephanie.
Si es una decisión personal de Shane o un movimiento ordenado por su propio padre, ahí residiría una cuestión bastante relevante. Tal vez el mandamás quiera marcar territorio colocando a su heredero natural al frente de la marca «ariete» de esta nueva etapa, y asegurarse así un paso atrás de Triple H, que presumiblemente tendrá que «conformarse» con NXT. Sacar a su yerno de la ecuación aseguraría que todo queda en casa, aunque se sacrificase un interesante ángulo para el evento más importante del verano.
¿Y cómo bookearían una supuesta desaparición del primer plano de Shane? A través de un gerente general a la altura sería una solución razonable, y hace unos días sonó de nuevo el nombre de Daniel Bryan por culpa de un confuso mensaje en la aplicación de WWE. Estén atentos a las próximas informaciones de SÚPER LUCHAS.